ELCHE. Hace unas semanas el Ejecutivo local anunciaba que ya se había aprobado el proyecto de demolición de los primeros cuatro bloques antiguos de San Antón, los que como ya contó este diario, no tendrán por qué ser simultáneos, sino que se derribarán conforme vayan quedando vacíos al completo, para poder acelerar el Arru (Área de Regeneración y Renovación Urbana). Será un proyecto con un coste de 1,8 millones de euros (precio revisado en octubre) según el tope, y el derribo se ejecutará de forma mixta, elemento a elemento y por colapso. Con el plazo de cuatro meses si es solo un inmueble, y seis si son dos o más.
En total, la superficie construida a derribar es de 18.985,50 metros cuadrados, lo que supone un volumen de 64.462,30 metros cúbicos. Se derribarán en el siguiente orden: primero el bloque 13, en la calle Alcana; después el 14, en Saoní; el 12, en Palombar; y el 11, en Pintor Benedito. El informe recorre el estado de situación de los mismos apuntando que se encuentran en ruina económica, declarados así el 20 de julio de 2010 por el deterioro avanzado que presentaba su estructura, en algunos casos con carbonatación. El despacho encargado de diseñar la demolición y dirigirla, Fuster Arquitectos, quien se adjudicó la misma en 2022, destaca que después de una valoración económica para adecuar estructuralmente y en salubridad, "se da como conclusión que este coste supera el 50% del valor de los inmuebles". Por ello se descartó en su día la rehabilitación —lo que generó posiciones encontradas entonces entre los vecinos— y se solicitó su derribo.
Además, la demolición de los citados bloques constituye una obligación establecida en el Acuerdo de la Comisión Bilateral suscrito el 24 de octubre de 2014 entre el Ministerio de Fomento, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Elche, ya que el derribo está vinculado a la construcción de las 284 viviendas nuevas de la primera fase, completa con los tres primeros edificios de 74, 120 y 90 viviendas. Si bien ya está finalizado el cuarto, de 54 viviendas, con una comercialización en ciernes en cuanto se publique en el boletín provincial.
En cuanto al derribo, este se realizará mediante un sistema combinado de demolición; demolición elemento a elemento y por colapso. En la fase inicial se aplicará ese derribo paso a paso, donde se contemplan los trabajos de demolición de las instalaciones, carpinterías, falsos techos, cerrajerías, equipamiento, cubierta… De esta forma se consigue una separación selectiva por materiales de los residuos en obra, donde estará prevista una zona de acopio para cada uno de ellos, ya sea en contenedores o en el suelo. Siempre de arriba hacia abajo e intentando que la demolición se realice al mismo nivel.
Patios interiores de uno de los inmuebles
Estado de viviendas vacíasUna vez se ha retirado todos aquellos elementos que pueden clasificarse en obra, solo quedará la estructura y forjados. Lo cual se demolerá por colapso mecánicamente. Para ello se utilizarán los medios auxiliares necesarios como retroexcavadora, martillos neumáticos o pala cargadora, entre otros. Asimismo, cabe destacar que en los edificios también hay amianto, por lo que se requerirá de actuaciones especializadas.
Por otra parte, tras la demolición se separarán los elementos metálicos (vigas y armaduras), el resto se triturará en obra para realizar árido reciclado mixto que pueda ser utilizado posteriormente para relleno de zanjas, trasdós de muros, terraplenes, capa base de carreteras y soleras… Y ya una vez derribado todo elementos estructurales se procederá a al derribo de los elementos de cimentación, en este caso de zapatas aisladas y corridas. Cabe destacar que como ya se indicó, dado que la promotora de la actuación es la empresa municipal Pimesa, se deben reciclar los máximos residuos posibles, al menos con el 70% de los no peligrosos preparados para su reutilización, reciclaje y recuperación. Es una obligación como condición especial del contrato.
Actualmente se dispone de la posesión de los 24 locales y de un 95% de las viviendas de dichos bloques, existiendo en todos ellos casos pendientes de adquisición de los nuevos pisos o de desalojos. Con el fin de obtener la posesión de todas las viviendas se están realizando distintas actuaciones, que incluyen la expropiación municipal. El derribo de los bloques se realizará en la medida que sea obtenida la posesión completa de los edificios.
Por ahora de las 284 viviendas antiguas, Pimesa dispone de 266. Con las pendientes en distintas casuísticas. Hay cuatro particulares en avenencia a expensas de firmar acta. Y catorce en trámite de justiprecio, de ellas, diez son viviendas no habitadas, tres están habitadas por personas propietarias que por ahora no quieren entrar a las nuevas, y hay una ocupada. Y aparte de estos casos, hay dos viviendas municipales, ya de Pimesa, ocupadas, una tenía el señalamiento del juicio el pasado 13 noviembre y otra tiene el lanzamiento el 16 de diciembre.
