El secretario general del PSOE de Alicante, Miguel Millana, junto a la portavoz municipal, Ana Barceló. Foto: RAFA MOLINAALICANTE. La disputa latente que permanecía larvada entre la dirección del PSOE en Alicante y el nuevo grupo municipal surgido tras las elecciones del 28 de mayo que comanda Ana Barceló como portavoz, ha acabado estallando de forma pública a cuenta del debate sobre el incremento de sueldos de los concejales de la corporación aprobada este viernes en un pleno extraordinario.
El acuerdo, que prevé una subida del 14,4% para los ediles del PP y del 9,2% para los de la oposición respecto a los emolumentos aprobados hace cuatro años, ha prosperado con el voto favorable de los 14 representantes del equipo de gobierno y los 8 ediles del PSOE (al margen de la abstención de Compromís y Esquerra Unida Podem). Y ese apoyo de los ediles socialistas es el que ha propiciado la crítica abierta de su secretario general en la ciudad, Miguel Millana, al interpretar que no correspondía acordar un incremento retributivo para los cargos públicos, en un contexto marcado por el malestar y la advertencia de perjuicios económicos que ocasionaría el desarrollo de las obras de mejora peatonal y calmado del tráfico en el Centro de la ciudad.
En concreto, Millana ha señalado que "el PSOE ve absolutamente inoportuna por las circunstancias que rodean, dentro de un colapso absoluto de la ciudad que está generando un malestar entre los ciudadanos enorme por la falta de planificación de las obras públicas". A juicio del líder del PSOE, el aumento de los emolumentos de los concejales tampoco resultaría conveniente en plena campaña electoral. "Nos parece inoportuna y estamos en contra", ha señalado, respecto a la decisión avalada por los regidores de su formación.
Barceló había justificado la decisión de respaldar el aumento de los sueldos planteado por el alcalde, Luis Barcala, al considerar que correspondía dignificar el ejercicio de la política sin dar lugar a discursos demagógicos y ser coherente en la medida en que la medida beneficiaba también a los concejales de su grupo. Esa posición de voto se habría fijado finalmente tras el desarrollo de un último encuentro entre los ocho concejales del grupo municipal celebrada este viernes con carácter previo al desarrollo del pleno. Y, de acuerdo con las manifestaciones de Millana, no habría sido consultada con la dirección del partido.
Lo cierto es que el desencuentro entre la dirección del partido y su grupo municipal, ahora verbalizada por Millana, viene arrastrándose al menos desde el momento en el que se planteó la confección de la candidatura electoral con la que el PSOE concurrió a las municipales del 28M. En ese momento, Barceló hizo valer su capacidad de maniobra como candidata para conformar un equipo propio, sin ajustarse de forma estricta a la resolución emanada de la asamblea de listas a partir de la consulta formulada al conjunto de militantes.
Después, ese pulso en las filas del partido se ha reproducido también después de que la última asamblea del partido elevase una resolución en la que planteaba la continuidad de los asesores y cargos de confianza que asistían al grupo municipal durante el pasado mandato y que se acordase mantener reuniones periódicas con el grupo de concejales para coordinar la acción política en el Ayuntamiento. A esa asamblea no acudió la portavoz municipal, Ana Barceló, que todavía no ha elevado ninguna propuesta para la designación de esos posibles asesores en la medida en que aún no se ha concretado de cuántas plazas por cubrir podrá disponer el PSOE ni el resto de grupos políticos representados en el Ayuntamiento.
