análisisap - los entresijos de la crisis socialista

¿Quién es José Gadea del que usted me habla? El 'enfant terrible' del socialismo de San Vicente 

2/03/2021 - 

SAN VICENTE. ¿Quién es José Gadea del que usted me habla? Fue, a grosso modo, una de las preguntas que escuchó el secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, en su comparecencia de este lunes en San Vicente a la que acudió para, además de presentar el Plan Resistir, dar su apoyo al alcalde, Jesús Villar. El detalle no es baladí: Muñoz, junto a José Chulvi, secretario provincial del PSPV, se había desplazado para exhibir el apoyo de la dirección autonómica al secretario general de la agrupación -que es el propio Villar- en su intento de atajar la crisis que arrastra la agrupación y el grupo socialista desde el mandato anterior. Dimisiones, venganzas, infidelidades, calentones, ajustes de cuentas entre bandos...a todo ello ha sobrevivido el PSOE de San Vicente en los últimos años. Pero ni siquiera doblar el número de concejales, de 5 a 10, le ha salvado de las continuas conspiraciones por apartar a Villar casi desde el minuto cero de su mandato, en junio de 2015.

Esta vez, la crisis se ha visualizado en el ex portavoz municipal, José Luis Lorenzo, que fue cesado la semana pasada. Pero detrás de todo las miradas están puestas en José Gadea, el verdadero enfant terrible de la agrupación, una especie de Ángel Franco sanvicentero, que maneja a una parte del partido con móvil analógico, con una excelente red de peones, convertidos en agentes de afiliación a comisión, con el viejo vicio de ganar una asamblea más por números que por convencimiento, apartar al actual alcalde y tomar las riendas del partido.  

La empresa sería noble, incluido atractiva, como en su día lo fue la de Pedro Sánchez -el nombre que se utiliza en vano- de abajo arriba, si no existiera una épica previa: en San Vicente no hay un aparato al estilo del andaluz que tritura a todo aquel que discrepa; más bien hay un equilibrio de familias de afiliados que conviven como buenamente pueden, y, lo más sangrante de todo para el militante de principio: Gadea es el protagonista de la historia más negra de la agrupación socialista. Él y tres concejales le hicieron una moción de censura a su propia alcalde, Francisco Canals, en 2001, para aprobar, con más inri, un proyecto urbanístico de campo de golf y 600 casas en el paraje de El Sabinar, y, al mismo tiempo, brindarle en bandeja la Alcaldía a la esposa del conseller Luisa Pastor, que sirvió para inaugurar el fértil régimen popular bañado con cientos de millones en inversiones públicas (y algún que otro proyecto fantasmagórico que sólo existió en el papel pero que dejó su agujerillo en las cuentas de la Sociedad Parque Temático de la Generalitat).

La página negra que protagonizó Gadea tuvo además su aquel: la tinta que arrojó ese proyecto urbanístico, al que el PSOE se desmarcó a tiempo (detrás estaba el singular empresario ilicitano Ramón Salvador), fue para nada: nunca hubo ni campo de golf ni 600 viviendas. La recalificación feneció sola. Sólo una moción de censura que supuso una herida profundísima en una agrupación referente en el cinturón rojo de Alicante, que ya había superado otro amputación traumática con la irrupción del PSVI de Jaime Antón, que le birló la Alcaldía entre 1987 y 1991. Curiosamente, Antón también se sumó a la censura de 2001 contra Canals,


Gadea siempre fue un tipo listo. Trabajó en la factoría de Fibrocementos, pero acabó de administrativo en el Consorcio Provincial de Bomberos. Tras el voto de censura, no lo echaron del PSOE; se fue antes de que lo hicieran. Es más, logró que el malo de la película (y el expulsado) fuera Canals. Entonces, el PSPV era un barco a la deriva, con constantes gestoras, que antes comprobaron los argumentos de Gadea (hasta la moción), que era secretario comarcal, que los intentos del alcalde por hacer valer su autoridad. 

Algo parecido a lo que ha ocurrido estas semanas, pero con 20 años de tecnología menos. Entonces, las conspiraciones contra Canals se llevaban a cabo en las barras de los bares y restaurantes bañadas con whisky Chivas; ahora los grupos de whatsapp son los que ejercen de termómetro de los ánimos y el estado de la cuestión de la Operación Valquiria en San Vicente que viene gestándose desde el mandato anterior.

La diferencia con el pasado es que ahora el PSPV está en el Palau, y el PSOE, en la Moncloa, y los zarandeos, en todo caso, los promueven en ellos, al estilo Salvador Illa, no en comités federales extraordinarios donde la autoridad es la mesa.

Y hasta en eso Gadea es un lince. El ex secretario comarcal del PSPV de L'Alacantí y enfant terrible de la agrupación se acercó a sus orígenes en 2011. Estaba a punto de producirse la derrota de Rubalcaba, que pagó los plato del desastre zapateril, y de la mayoría absolutísima de Rajoy. Gadea olió que ese era el principio del fin del ciclo del PP -los Gürtel, Brugal ya desfilaban por la opinión pública- y llamó a la puerta, a su puerta, la del PSOE sanvicentero. Luisa Pastor había anidado en la Diputación Provincial como presidenta; el poble pronto empezaría a dar síntomas de dejadez y agotamiento. Qué ojo.

En una especie de deja vú familiar -las que componían la agrupación, los Rufino Selva, Esteban Vallejo, Antonio Guijarro, Juan Carlos Pastor o el propio Jesús Villar- los socialistas bendecieron, urbi et orbi, el regreso de  Gadea. L'enfant terrible había tramitado su alta en la web de Ferraz, cuál militante imberbe y vergonzoso, sin tener que llamar a la puerta del número 4 de la calle Alfonso 4, y que lo viera todo el vecindario; por tanto, no se le podía decir que no. Otro detalle de su pillería.  

Gadea empezó a hacer vida socialista. Fue nombrado secretario de Política Municipal de la agrupación socialista. Hizo el programa electoral de Jesús Villar. Los viejos del lugar lo vieron actuar y se llevó un revolcón, de los buenos: "El edil que apoyó la moción de censura de San Vicente hace el programa electoral del PSOE". Le dedicó el (medio del) régimen, que también olía cambio (y no quería que se torciera). Esta vez, sí que se pusieron todos colorados. Gadea tuvo que ser escondido de la escena, pero no dejó de medrar, a distancia, desde su chalé.

El PSOE de San Vicente gobernó en 2015, y con un cuatripartito, y no pocos problemas en su grupo municipal: al menos tres dimisiones y mucha tensión, y con los daños colaterales de algunos socios. En 2019, Villar (y el PSOE) duplicó el número de concejales: ya estaban casi todos dentro. Pese a la holgada mayoría simple y la estabilidad de los socios de ahora, EU, la silla no se ha parado de mover, como si la Inteligencia Artificial fuera más eficaz en San Vicente que algún otro sitio. Y esa palanca que acciona autómatas, analógica por dentro, disruptiva por fuera, hasta que la dimisión de la edil Belén Arques rompió la pana de las vergüenzas que había dentro, no ha parado de moverse, pese a los cortafuegos aplicados. ¿Quién es ese José Gadea del que me habla? Pues eso. En una película sería El Contable

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