ALICANTE. El equipo de Gobierno de Alicante (el bipartito en situación de minoría compuesto por PP y Cs) persiste en la promesa desvelada durante el debate sobre el estado de la ciudad para impulsar la construcción de un centro de congresos en la franja sur de la fachada marítima de la ciudad. Fuentes municipales consultadas por Alicante Plaza defendieron que su anuncio no fue una propuesta improvisada, sino que se lleva trabajando en ella desde finales del mes de julio con el estudio de hasta tres posibles emplazamientos para su desarrollo.
Las dos ubicaciones que se considera más probables para la ubicación de ese proyecto ya son conocidas: los terrenos situados a espaldas de Casa Mediterráneo, que pasarán a convertirse en suelo municipal tras la reforma del acceso a Alicante desde la avenida de Elche, y el sector de Benalúa Sur, en el momento en el que se produzca el traslado de las harineras Bufort y Cloquell hasta el polígono de Riodel, en Mutxamel. Sobre la tercera posible ubicación que también permanecería en estudio no ha trascendido nada hasta el momento.
Sea cual sea la opción finalmente escogida, la propuesta que maneja el bipartito comprende la construcción de un edificio de nueva planta, que no represente un proyecto faraónico como los ideados en el pasado, pero que sí cuente con un diseño icónico que lo convierta en un referente. En cualquier caso, la prioridad que se pretende conseguir es que ese futuro centro de congresos disponga de una estructura versátil capaz de cubrir diferentes usos y necesidades de aforo, sin que se haya concretado todavía su tamaño ni su capacidad estimada. Por lo pronto, como ha avanzado este diario, la patronal hotelera APHA ya reivindica una instalación que cuando menos permita acoger eventos de entre 2.500 y 3.000 asistentes.
Lo cierto es que, según las fuentes consultadas, todavía no se ha trazado ningún plano ni esbozo que pueda resultar indicativo sobre las características y las dimensiones de ese futuro edificio. Y tampoco se ha precisado cómo se financiaría su construcción, puesto que dependerá de la ubicación que se acabe escogiendo.
No obstante, en el caso de que se apueste por situarlo en Benalúa Sur (la que se perfila como opción preferente), sí se trabaja con la hipótesis de que la construcción del centro de congresos pueda servir para preservar la parte de las fábricas harineras que dispongan de valor como elemento patrimonial y como ejemplo de arquitectura industrial.
Si se apuesta por situar el edificio en Benalúa, los terrenos de las harineras se completarían con el suelo que corresponde al ayuntamiento como cesiones del conjunto del Plan Parcial
En el bipartito se considera que la operación permitiría aprovechar la oportunidad de preservar el escaso patrimonio industrial que se conserva en la ciudad. De hecho, la Concejalía de Urbanismo ya revisa los estudios elaborados desde ámbitos universitarios sobre las características arquitectónicas de los edificios de las dos fábricas con el fin de perfilar qué partes concretas merecerían ser conservadas.
A priori, según las fuentes consultadas, la conservación de esos elementos no restaría superficie para la construcción del futuro edificio, ya que los 8.300 metros cuadrados que ocupan las harineras en la actualidad se completarían con las parcelas anexas que pasarán a ser de propiedad municipal cuando se completen las obras de urbanización de la Unidad de Ejecución Número 1 del Plan Parcial de Benalúa Sur, ahora en marcha, en la que se prevé la construcción de unas 600 viviendas, y en la que incluso se planea la construcción de un hotel.
Ahora bien, en el supuesto de que cristalizase la hipótesis de Benalúa Sur, ¿cómo se desarrollaría la operación y cuándo podrían estar disponibles el conjunto de los terrenos para poder construir el centro de congresos? Lo cierto es que, en este caso, los planes del bipartito siguen supeditados a que se consiga alcanzar un acuerdo económico con los propietarios de las harineras: Harinas Cloquell y Bufort Urbana. Como ha informado este diario, las dos empresas -que asumen la condición de agente urbanizador de la Unidad de Ejecución número 2 de Benalúa Sur- ya han activado el desarrollo de su plan parcial, en el que se contempla la construcción de unas 145 viviendas. Las dos harineras planean una actuación en la que deben negociar acuerdos con constructoras y promotoras que puedan estar interesadas en el desarrollo de la urbanización del suelo y en la edificación de las futuras viviendas en una de las zonas más atractivas todavía libres del casco urbano de la ciudad.
Así, el Ayuntamiento debería anticiparse a esas negociaciones para tratar de convertirse en propietario del suelo que ocupan las fábricas. Para ello, podría optar por proponer una operación de permuta de suelo en la que se cedería a los dueños de Harinas Cloquell y Bufort Urbana otras parcelas municipales situadas en otros ámbitos, a cambio de sus terrenos. También podría negociar la compra directa, a cambio de una cantidad económica todavía por determinar. En principio, el objetivo del bipartito es retomar a principios de enero los contactos iniciales que ya se han emprendido de manera discreta, con un compromiso de confidencialidad que quedó roto con el anuncio materializado durante el debate del estado de la ciudad.
En este supuesto, la clave está en que los números que el bipartito pueda plantear a las dos empresas lleguen a ser los suficientemente atractivos como para que sus propietarios desistan de ofrecer sus terrenos al mejor postor en el mercado inmobiliario. Está por ver si el ayuntamiento dispone de riñón suficiente como para plantear un precio superior al que las harineras pudiesen obtener al comercializar el desarrollo de su plan parcial. Y a ese reto, se añade todavía otra circunstancia relacionada con los plazos. El acuerdo económico que pueda proponer el bipartito debería concretarse sin demora y, sobre todo, poder ejecutarse en menos de dos años, ya que las harineras tienen ya trazado un plan para su traslado a sus nuevas instalaciones de Mutxamel entre 2020 y 2021 que no admite aplazamientos por necesidades operativas de producción.
La siguiente cuestión clave por resolver sería si, en el caso de que se alcanzase un acuerdo con las harineras, estaría todo listo para que se pudiese construir el centro de congresos. Y la respuesta tampoco está clara. En ese supuesto, el bipartito quedaría forzado a modificar la redacción del plan parcial de las harineras (la citada Unidad de Ejecución número 2 del sector de Benalúa Sur) para dar cabida a la construcción del edificio dotacional. Según las fuentes consultadas, ese trámite podría superarse en un plazo de tramitación que se considera relativamente breve, pero que en todo caso podría rondar los dos años.
Lo cierto es que ese mismo requisito se repetiría en el caso de que se optase por construir el centro de congresos en suelo del Puerto, a espaldas de Casa Mediterráneo, para poder adaptar su calificación urbanística y hacerla también compatible con la construcción del edificio. A todo ello, se sumarían los plazos para la redacción del proyecto del futuro edificio y de la urbanización de su entorno (un requisito indispensable en cualquiera de las ubicaciones que se barajan). Y, como resulta lógico, el consiguiente plazo para la ejecución de los trabajos de construcción.
Así que, por el momento, no estaría completamente resuelta la principal reivindicación que ya ha manifestado el sector turístico de la ciudad, a través de la Asociación Provincial de Hoteles (APHA): que el proyecto del centro de congresos sea un proyecto viable, sin esperar a que se completen años de tramitación urbanística.