Dos dimisiones de ediles en diez meses de PP y Vox en Elche, una caída dura y de nuevo reorganización

ELCHE. La presión y la difusión de los rumores estas semanas de los hechos que han corrido como la pólvora por la conducta del edil José Navarro, asumida parcialmente —rechazando siempre las partes más graves de esta, con las supuestas relaciones bajo el trono en la iglesia de El Salvador— por él mismo, acababan este viernes con la dimisión del concejal. Una situación que era harto complicada por el ruido generado a nivel nacional; tanto para el equipo de gobierno, que apostó primero por omitir la situación para contener el daño, para después cerrar filas en torno al concejal, como para este mismo, muy dura en lo personal. Una situación insostenible que ha acabado con una de las dos salidas posibles, en este caso la dimisión ya formalizada del mismo este viernes. Supone la segunda en tan solo diez meses de gobierno de PP y Vox, una situación inédita en la corporación ilicitana.

Así, aunque los dos máximos responsables de las formaciones que nuclean el equipo de gobierno, Pablo Ruz y Aurora Rodil intentaban hacer su particular voto de silencio para no dar alas para un rumor que para ellos siempre fue una cuestión personal, la presión mediática, especialmente desde el momento en que el asunto salta a la prensa nacional, los distintos movimientos hacían necesaria una comparecencia pública: la propia presidenta provincial de Vox, Ana Vega, se había pronunciado en sus redes, e incluso Abogados Cristianos habían empezado una recogida de firmas exigiendo dimisión o cese, amenazando con, según algunas fuentes, la interposición de una querella. 

Como se suele decir en valenciano, tota pedra fa pared, y en pleno siglo XXI y explosión de las redes sociales, el rumor y estas ya habían echado el resto antes, siendo lo que más impacto ha proferido a la imagen tanto del concejal, como del equipo de gobierno o la propia ciudad, con votantes y no votantes pidiendo la dimisión del edil —también al contrario, aunque los menos— en redes sociales. Tan solo 48 o 24 horas después de que PSOE y Compromís exigieran la renuncia, esta ha llegado. En pleno debate y pretexto para cada parte, sobre si es un asunto privado, o público, el peso de la propia situación, sobre todo para el propio Navarro, ha espoleado la decisión. Con él o sin él, ya se preveía un pleno ordinario de abril tenso, teniendo en cuenta las nuevas herramientas del Reglamento Municipal, y puede que con su presencia lo hubiera sido todavía más. La imagen que siempre ha intentado imprimir Ruz de ejemplaridad en sus filas podía hacer aguas en los debates. De hecho, quizá ahora se contextualiza mejor el último pleno de marzo, con el silencio de PP  y Vox en los debates, puede que más vinculado con lo ocurrido el viernes anterior que con un cambio de estrategia.

Otro encaje importante varios meses después

De esta forma, ahora Partido Popular y Vox asumen su enésima reestructuración del equipo de gobierno. Primero fue la dimisión del edil Tito Costa en el primer pleno del mandato, que nunca llegó a aclararse, tan solo que fue "por motivos personales", si bien siempre está el contexto de que era concejal de Comercio y ostenta un establecimiento de ocio en el centro. La entrada de la edil Caridad Martínez obligó a hacer una reestructuración de competencias entre su concejalía y la de Celia Lastra, que ostentaba la de Mujer e Igualdad, quedando solo con Acción Social; y María Bonmatí, hasta entonces responsable de Educación y Discapacidad, y que asumía Juventud, recibiendo también la tenencia de alcaldía que tenía Costa. Paralelamente, la concejal Loli Serna, además de llevar Transparencia, Participación, Distritos y Bibliotecas, quedaba como responsable de Mercados y Mercadillos. Un ejemplo de las amplias responsabilidades que habían quedado para Costa, por otra parte sin experiencia en el ámbito político.

Posibilidades del encaje y entrada de Juan Antonio Rmán

Con la renuncia de Navarro sin duda en un contexto mucho más duro para el Ejecutivo —con Ruz afectado por la decisión, con la voz casi quebrada en su comparecencia—, quedan en el aire competencias importantes, la principales, Recursos Humanos, uno de los ámbitos que más desgastan en el ámbito interno por la gestión de una plantilla de unas 1.300 personas con todo lo que ello conlleva. Deja un trabajo encarrilado en materia de la estabilización de los interinos, negociado con los sindicatos con bases específicas para cada puesto, o el compromiso de impulsar la carrera profesional, entre otras cuestiones. También bajo su área se eliminó la prueba de valenciano para las oposiciones, pasando a ser un requisito más. 

Ya se empieza a hablar de posibles candidatos para asumir un área tan importante, y algunos apuntan al vicealcalde Francisco Soler, que ya lleva una macroconcejalía, y ello podría derivar en que dejase Hacienda, siendo otra patata caliente si tiene que asumirla otro edil. En todo caso, todo está por confirmar. De otro lado, queda Deportes, una concejalía a priori más light, y los aspectos administrativos de Seguridad, concejalía que ostenta Ruz aunque delegó en Navarro. 

Así, entraría como concejal José Antonio Román Benticuaga (número 14 en la lista del PP), ingeniero agrónomo y de marcado perfil técnico. Ya viene realizando un papel en el engranaje municipal porque es uno de los 30 asesores que conforman el personal eventual o de confianza del Ayuntamiento. Eso sí, al 25%. Por lo que se liberarían más recursos para posibles nuevos nombramientos, porque hay margen. Con Román se habían estado trabajando cuestiones relacionadas con el palmeral, por lo que por lógica alguna de sus labores podrían encajarse con el área de Medio Ambiente, de Juan de Dios Navarro. Por lo pronto, y acorde a la celeridad del equipo de gobierno, el lunes ya hay pleno extraordinario para da cuenta de la baja de Navarro. Si los trámites son rápidos, Román podría tomar posesión en el pleno de este mes.