Navarro en una rueda de prensaELCHE. El supuesto escándalo acaecido en la Semana Santa ilicitana y que achaca al concejal José Navarro una conducta sexual indebida bajo un trono en el viernes de Dolores en El Salvador, ha tenido nutrida presencia durante la mañana y tarde de este pasado miércoles en los los magazines de las cadenas nacionales. Además del ruido y rumores durante tres semanas en redes sociales, dimes y diretes en los mentideros locales y cofrades, también fuera de la ciudad, o respuestas a las redes sociales municipales. Sin embargo, y como contención de daños, el equipo de gobierno ha optado estas semanas por no darle alas, pero la bola se ha ido inflando hasta que este miércoles diarios nacionales se hacían eco de la noticia.
Ni Partido Popular ni Vox, partidos que forman el gobierno, han emitido comunicado al respecto; ni tampoco el Ayuntamiento. El único comunicado, el que ha emitido el propio concejal desde su correo personal. Eso sí, desvinculando su comportamiento del del equipo de gobierno, e incidiendo en que el alcalde "ha reprobado y censurado mi comportamiento y me pidió que me disculpara con el párroco y la Hermandad". Un comunicado personal sin respaldo municipal y que deja al concejal en la picota, al menos por la presión mediática, y sin que hasta final de la jornada de este miércoles, se conozca decisión política alguna.
Durante estos días sí que se conocía, siempre desde los mentideros y comentarios oficiosos, de la decepción del alcalde Pablo Ruz con el concejal —de quien se llegaron a plantear dudas de cara a la lista electoral—, y se especulaba con un posible expediente interno del partido, o que el caso había llegado a tratarse en València para ver posibles alternativas o salidas para él. O que Martínez-Pujalte, uno de los pesos pesados entre los asesores, del núcleo duro del alcalde, le había dado una reprimenda por la cuestión. Una gestión de puertas para adentro, intentando contener con el silencio comentarios en redes, mostrando normalidad en el día a día.
Sin embargo, y de fondo, el rumor iba creciendo a pie de calle, y conocido también por cualquiera que tenga una relación normal en o con el Ayuntamiento. Rellenando el espacio que se había dejado desde el principio. Esperando que pasara la tormenta o que fuera diluyéndose, finalmente ha llegado a la prensa nacional, tras lo cual ha publicado la local. Unas acusaciones de las que no hay pruebas, aunque Navarro sí reconoce que iba bebido, un hecho por el que se ha dado de baja en la cofradía, sin querer dar pábulo a las supuestas relaciones bajo el trono. Y de las que algunas fuentes aseguran que hay testigos oculares.
Plana mayor del Ayuntamiento el día de la trencà del guió, sin NavarroAl no haber atajado la situación desde el primer momento, porque con las redes sociales y el boca-boca es inevitable que se conociera, el Ejecutivo local ha dejado que se dieran alas al relato del rumor con sus distintas versiones, derivadas y detalles, que son unos cuantos. Según el PSOE, incluso borrando comentarios. Tan solo al día siguiente de ese viernes de Dolores ya se encendían las alarmas con llamadas al alcalde, asesores y miembros de alcaldía o párroco de El Salvador. Aunque el Ayuntamiento con ese silencio asuma la premisa de que es un asunto privado o personal, en tanto que representante público, las formas y el fondo también importan en política. Sobre todo en política. Y el caso, sea lo que fuere —al menos seguro las actitudes de la situación de ebriedad a altas horas en la iglesia—, no solo implica al equipo de gobierno, también a la Iglesia o la Junta Mayor de Cofradías. Hecho bastante comentado en las redes, y "muy grave" para los socialistas, que piden medidas contundentes: dimisión o cese.
A ello se suma que la actitud o la situación venga de un concejal que forma parte de un gobierno del cariz conservador como este, con la primera Semana Santa que viven y en parte organizan. Entereza, prevención, desentendimiento o voluntad por separar el tema de lo público-privado y religioso, por ahora ni Ruz ni Aurora Rodil (Vox) han tomado cartas en el asunto públicamente, lo que ha sorprendido a propios y extraños precisamente por su catolicismo practicante. Con todo, sí consta que al edil se le han dado unas vacaciones oficiosas y que presumiblemente tarde algún tiempo en dar alguna rueda de prensa, además del momento que en lo personal está pasando. En algunas de las citas clave de las festividades no se le vio, o se le dejó en un segundo plano, también en detalles como el pleno ordinario de marzo, al lunes siguiente del día de marras, donde en el receso quedó prácticamente solo en su bancada.
En definitiva, más allá de estos gestos, no han trascendido decisiones políticas con respecto al concejal, aunque la presión ha pasado de 0 a 100 por el impacto mediático, a pesar de que Navarro lo da por zanjado con sus disculpas y con las amenazas de denunciar las calumnias que se hayan vertido o se viertan sobre este asunto —el mismo modus operandi que el pasado verano cuando Smoking Souls acusó al Ayuntamiento de censurar una actuación en Festes—. De momento, el PSOE ya ha pedido al edil que dimita y entregue el acta de concejal, o que en su defecto, sea el regidor quien le cese por la "mala imagen" y poco decoro, así como por la imagen que se ha proyectado del municipio con los agentes y entidades concernidos.
Es la primera exigencia de este tipo que hacen los socialistas desde que están en la oposición, cuando en la pasada legislatura fue el PP —y el propio Navarro, también portavoz del PP local ahora— pidieron las dimisiones de varias ediles, como Mariola Galiana por la gestión de los contratos de fiestas o más tarde por la falta de contrato en los trajes de las fiestas, así como de Marga Antón por el no contrato de las exhumaciones. Aquellas sí cuestiones explícitamente de gestión municipal, aunque la actual afecta a esa otra faceta más de decoro y ejemplaridad del ámbito político que tanto se ha preocupado por proyectar Ruz.
