PETRER. The prodigious machines es el nombre con el que Vicent Olmos, integrante del Grup Fotogràfic de Petrer (GFP), ha bautizado su última serie fotográfica. La colección, formada por 35 imágenes de distintas máquinas de calzado, fue expuesta por primera vez en 2015 en el Museo del Calzado de Elda. Años más tarde, se exhibe por fin en su ciudad natal a la espera de que el próximo viernes, 7 de mayo, la inauguración oficial dé paso a la contemplación de toda la sociedad petrerense.
Las fotografías vestirán las paredes de la sala Juan Miguel Martínez Lorenzo —ubicada en la sede de la asociación— hasta el 27 de junio. En este tiempo, podrán visitarse los sábados y domingos en horario de 18:30 h a 20:30 h. “Se ha hecho aquí a estas alturas porque aunque me di cuenta de que el Museo del Calzado era su sitio, la gente de mi pueblo no la había visto”, ha señalado el autor tras agradecer la oportunidad. Por su parte, el presidente del GFP, Pascual Maestre, ha reconocido el orgullo del colectivo por que Olmos exponga en la sala mencionada. Una sala para la que, según ha afirmado, tienen ya todas las colecciones previstas hasta final de año.
El proyecto del petrerense se originó sin pretenderlo. En la edición de 2015 del concurso Vinalophoto (organizado por las agrupaciones fotográficas de Elda, Petrer y Monóvar), al que se presentó por incentivar la participación, resultó ganador gracias a un tríptico en el que se incluían imágenes de estas máquinas. Aquel premio lo empujó a seguir trabajando en esa línea hasta conseguir la colección actual. “Los fotógrafos le damos una vuelta de tuerca a todo. Nuestro oficio consiste en convertir lo ordinario en extraordinario”, sentencia el propio Olmos. Y así es como, con distintos procesos digitales, logró transformar las máquinas de calzado en algo parecido a “un bestiario animal, un bestiario mitológico”.
A cada una de las imágenes —y de las máquinas— les otorgó un nombre compuesto en latín. “En un latín macarrónico”, confiesa. “Quise darles el nombre de una especie”. Para ello, una palabra representaría su función y otra, una característica definitoria. Elegirlas, dice, le costó tanto como trabajar las fotos, y eso que el proceso de edición se advierte largo y complejo en todas ellas. Pero, además de los nombres, lo que convierte sus inmortalizadas máquinas en “bestias” es el plano detalle. “La máquina como tal no me interesaba”, admite el fotógrafo. Con el detalle, sin embargo, Olmos eliminó la parte menos estética del artilugio y, a su vez, la elevó a otra dimensión para realzar su belleza y su magnificencia.
En este sentido, el responsable de Cultura de CaixaPetrer, Ramón Blanquer, ha admirado el trabajo realizado por el retratista local: “Lo primero que se puede observar en esta exposición es lo visual y colorida que es, pero también esa chispa, ese bestiario. Coger una imagen, trabajarla mucho y ver en ella una interpretación onírica de sus detalles dice mucho de la capacidad imaginativa de su autor, que nos viene a contar una historia distinta en cada imagen”. Por todo ello, el representante de la entidad bancaria ha mostrado su satisfacción con la labor del Grup Fotogràfic de Petrer: “Es un placer seguir colaborando con esta asociación, una de las más importantes del municipio en número de afiliados”.
El turno de palabras en la presentación a los medios lo ha cerrado el concejal de Cultura de Petrer, Fernando Portillo: “Tuve la suerte de verla en su momento y esta era una buena oportunidad para que aquella exposición que tan buena crítica obtuvo estuviera aquí”. Asimismo, el edil ha considerado que la sede del GFP “se está convirtiendo en un lugar de referencia tanto para amantes de la fotografía como para quienes no lo son”. Probablemente, el homenaje de Olmos a las máquinas que en los años 60 supusieron un gran progreso para la industria del calzado en la comarca termine de consolidar esa tendencia.