#28M en San Vicente: ¿Pasarán más factura las luchas internas o los cambios de color?

SAN VICENTE DEL RASPEIG. San Vicente del Raspeig cambió el camino, pero no el resultado para gobernar entre 2019 y 2023. El alcalde volvió a ser el mismo que en el mandato 2015 - 2019, Jesús Villar (PSOE), pero esta vez posicionándose como la lista más votada. En la primera de sus -hasta ahora- dos legislaturas, el partido socialista obtuvo la Alcaldía a través de un pacto a cuatro bandas con Guanyar (la marca liderada por EU), Sí se Puede (la lista impulsada por Podemos) y Compromís. Aunque la alianza múltiple duró poco.

Pero eso es agua muy pasada. En las elecciones de 2019, el PSOE sí resultó la lista más votada, obteniendo diez concejales que, sumados a los dos de Esquerra Unida, dieron el segundo gobierno de izquierdas consecutivo en el municipio. Más adelante, a principios de 2022, Podemos se unió como tercera fuerza para afianzar el tripartito que ha gobernado hasta la fecha. Podría haberse repetido la fórmula de cuatro agrupaciones, pero según expresaron en su momento, Compromís quiso quedarse fuera de la ecuación.

El 28M se presentarán en el municipio siete formaciones políticas: PSOE, PP, Ciudadanos, Vox, Compromís, EUPV-Podem (en coalición) y TÚpatria. Uno de los escenarios posibles es la reelección de Villar y su tercer mandato consecutivo como alcalde. Eso si las broncas internas que protagonizó el partido en 2021 ya se han olvidado.

Las aireó la ya exconcejala Belén Arques en su comunicado de dimisión y fue a partir de ahí cuando la entrada y salida de ediles fue en cadena. ¿El resultado? Los portavoces -primero José Luis Lorenzo y luego Jesús Arenas- fuera del partido, el resto de díscolos calmados (pero sin incluirse en las listas actuales), el 'caso de los WhatsApps' en el juzgado y, parece, vuelta a la normalidad y la unión en el seno socialista.

Otro de los posibles resultados del 28M es la recuperación de la Alcaldía por el PP, si los cambios de color no pasan factura. Y es que Pachi Pascual ha vuelto al partido de la gaviota tras haber estado en Cs cuatro años, aunque ya formó parte del PP de 2003 a 2018. Como número dos, Óscar Lillo, actual portavoz y quien fue candidato en 2019. Como números 6 y 9, Mariela Torregrosa y Ricardo Bernabeu, exediles de Cs que dejaron el acta tras la renuncia de Pascual.

Si bien se augura que PSOE y PP sean los más votados -no necesariamente en ese orden-, quienes tendrán la llave para que el gobierno local se decante hacia la derecha o hacia la izquierda serán, sobre todo, Ciudadanos, EUPV-Podem y Vox. La formación naranja presenta al actual portavoz -tras la marcha de Pascual-, Jordi Roig, como alcaldable; la coalición sitúa al veterano de EU, Alberto Beviá, como número uno y guarda el segundo puesto para Natalia Jerez, de la formación morada. Por último, Vox mantiene como candidato a su portavoz, Adrián García.

Por su parte, Compromís renueva cara y será Maribel Morera quien lidere las listas, mientras que por TÚpatria se presentará Jesús Martín, quien tratará de introducirse en el Ayuntamiento, pues es la única formación política que actualmente no tiene representación dentro del consistorio sanvicentero.

La clave estará en quién sea la lista más votada, y el bloque que sume. En San Vicente está todo abierto: PP y PSOE se pueden situar como listas más votadas. La otra clave es el futuro de Ciudadanos, si obtiene representación, y el papel que pueda adoptar en la lucha de bloques. En estos momentos, la izquierda tiene dos ediles de ventaja (14) frente a los 11 del centro-derecha. Si el PP no es el más votado, necesita a Vox y a Cs si tiene representación; el PSOE necesita ser el más votado o que la izquierda tenga 13 representantes. Todo lo que no sea eso, y hay ediles de Cs, serán estos los que decidirán. Si el PP es el más votado y el bloque de derecha tiene 13 ediles, podrá gobernar en solitario o con pactos.

Sobre los hitos que han marcado este mandato, podría decirse que se ha sido continuista con el desarrollo de la planificación urbana, además de actuar sobre lo ya construido (destacando industria e infraestructuras deportivas). Eso teniendo en cuenta que esta legislatura no ha sido de cuatro, sino de dos años, pues los dos primeros han estado marcados por la pandemia de la covid-19 y los esfuerzos económicos han estado enfocados a minimizar su impacto, además de la paralización de la administración durante algunos meses.

Por el contrario, quedan pendientes asuntos como el nuevo contrato de recogida de basuras y limpieza viaria, que estuvo paralizado en los juzgados antes de que el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC) anulara el procedimiento y el pliego se tenga que volver a redactar. El nuevo pabellón también se ha visto estancado por la justicia, tras una cuestión de dirección de las obras, dejando la finalización de los trabajos -retomados desde septiembre de 2022- para final de año.

Todo -tanto lo hecho como lo por hacer- con una constante crítica de la oposición y una contracrítica del equipo de Gobierno. Sea como sea, el futuro del municipio, al menos para los próximos cuatro años, se decidirá en unas urnas ajustadas y con dependencia entre las formaciones políticas.