ELCHE. En la jornada del miércoles, Ciudadanos daba una especie de ultimátum durante la mañana, siguiendo con su política de fuego a distancia ante el equipo de gobierno a falta de reuniones oficiales para sentarse a negociar el presupuesto. El líder local, David Caballero, amenazaba con votar en contra de las cuentas para el próximo si no llega la bajada del 6,5% del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Por la tarde, el alcalde Carlos González advertía que esa bajada es inasumible y que se traduciría en recortes y menor gasto social ya que se dejarían de ingresar cinco millones de euros.
La mencionada bajada se aprobó en sesión plenaria de junio, un argumento que la formación naranja sigue utilizando para presionar al equipo de gobierno, eso sí, a sabiendas de que donde realmente se toman las decisiones —salvo en contados casos— vinculantes es en la Junta de Gobierno Local. “El tripartito no rebaja la presión fiscal tal y como propusimos en una moción al pleno y que obtuvo respaldo de 15 de 27 concejales de la corporación municipal, incluido el Partido de Elche”, apunta Caballero. Mientras no haya predisposición a esa bajada, desde Ciudadanos mantienen que no se sentarán a negociar las cuentas del próximo año.
En defensa de la rebaja fiscal, arguyen que se puede compensar con el incremento del ‘catastrazo’, es decir, destinando parte de la deuda bancaria que el Ayuntamiento paga anualmente a las entidades como amortización anticipada de préstamos para cubrir esa falta de ingresos. Esperan instan al Partido de Elche, que también votó a favor de esta rebaja, a que se pronuncie públicamente para presionar a PSPV y Compromís, "que están solos en esto”, apuntan desde las filas de Ciudadanos. Sin embargo, el equipo de gobierno se ha venido mostrando cauto sobre el tema, evitando ese fuego a distancia de los de Caballero. Quizá porque esperan que acabe siendo de fogueo. O eso es lo que se deduce del plan del tripartito, que el mismo miércoles por la tarde avanzó que presentará una oferta presupuestaria a Ciudadanos y el resto de formaciones.
Una propuesta “persuasiva”, según González, que suponga una buena redistribución de la renta y que tenga un marcado carácter social, “con inversiones para barrios y pedanías, así como mejoras del espacio público, movilidad y transporte". En ese sentido, el primer edil defiende que no sólo es “imposible” bajar este impuesto, sino que la rebaja propuesta por los naranjas es “regresiva” al favorecer a las rentas más altas. Según asegura, dicha bajada sería imperceptible para la mayoría, al suponer unos 11 euros en el impuesto, mientras que esa rebaja sería de unos 200 euros para la población más adinerada.
Asimismo, además de poner de relieve que supondría reducción de prestaciones sociales y recortes, González insiste en que el compromiso con los bancos es una obligación legal, por lo que no se puede cambiar el destino de esa amortización anticipada; no puede proceder del remanente de tesorería destinado a la amortización de préstamos. Por su parte, ambas partes utilizaron el precio del IBI a su conveniencia: mientras que Ciudadanos defiende que es uno de los más caros, por delante de Bilbao, Málaga, Córdoba, Valladolid y Vitoria; el alcalde asegura que es un precio “razonable y asequible” —247€ frente a la media nacional de 315€—, por debajo de ciudades como Alicante, Sevilla, Murcia o Almería.
Actualmente, desde Hacienda están trabajando en esa propuesta económica para 2019 y que el equipo de gobierno espera presentar en diciembre en la Comisión de Hacienda tras su aprobación en la Junta de Gobierno. Así pues, no se contempla que vaya ninguna propuesta al pleno de este mes, y tampoco se sabe nada del pleno de los precios y tasas públicas. De momento, a esperar y comprobar si esas balas naranjas son de fogueo y si la aparente calma que muestra el tripartito de puertas hacia fuera está justificada.