ELCHE. Al Ejecutivo local, y en especial al alcalde Pablo Ruz por ser la máxima autoridad, empieza a pasarle factura la gestión de la Generalitat Valenciana en la ciudad, con la lentitud en el cumplimiento de varios de sus compromisos o la falta de novedades. Aunque el tranvía es el que más encarna esta situación, especialmente después de que frente al relato de puertas hacia fuera con el proyecto, reconociera que no habrá obras este mandato, hay más proyectos enquistados. No solo de Generalitat, también de la Diputación; pero los menos. El hecho de que reconociera que no habrá obras antes de 2027, lo cual es un cambio en su narrativa, ha espoleado la situación con el resto de actuaciones. Y de actores. Vox, que vive una situación relativamente enrarecida tras la marcha de Raúl Sempere, con el concejal Samuel Ruiz aparentemente buscando más galones, está adoptando una actitud más beligerante con sus socios de gobierno. El pleno de este lunes fue un ejemplo nítido.
Desgranando por partes el contexto, y de forma paradójica, como le recordaba Ruiz al alcalde, tanto Ruz como Mazón aseguraron que su victoria, con los dos en sintonía en Cap i Casal y Plaça de Baix, serían la garantía de acabar con la infrafinanciación de la tercera ciudad valenciana más poblada. Con el tranvía como principal proyecto. Los hechos, con el pretexto de la dana como prioridad, han cambiado diametralmente la situación. Si bien, como recordaban PSOE y Compromís, ya hubo bandazos sobre la iniciativa antes de la catástrofe, muestra de que no estaba nada decidido ni cerrado —salvo la voluntad de ese vehículo tecnológico de guiado óptico—.
Una situación parecida a la del anterior bipartito y el Botànic
Así, frente a la falta de fuerza del PSPV en Elche para influir después en grandes actuaciones con el Botànic, también con los socialistas como principal fuerza en Elche y en la administración valenciana (y en su caso, también en el Gobierno central), Ruz y Mazón tenían todo de cara para impulsar proyectos. Lo cual en parte, con el cambio de color, ha permitido desbloquear actuaciones locales que en mandatos anteriores fueron hueso duro, sobre todo con otra postura respecto a Nuevos Riegos El Progreso. Pero ese relato está empezando a agotarse con las declaraciones del tranvía como gota que colma el vaso.
Tampoco ayuda que las respuestas de Mazón en la ciudad, al ser preguntado —cuando sí decide comparecer— por el proyecto, se responden con vaguedades. O que haya inversiones millonarias o importantes en las tres capitales, como recordaban los socialistas en el pleno, para rebatir el argumento de que la prioridad del Consell ahora es la dana. O que se haya renunciado a pedir la deuda histórica de los 43 millones.
Junto a la cuestión del tranvía, como apuntaba días atrás Elche Plaza, están pendientes de competencia autonómica, y sin plazos previstos de novedades: el bloque quirúrgico del Hospital General, el desdoble de la carretera de Santa Pola, el nuevo conservatorio, la Learning Factory, la muralla islámica y ver qué pasará con el Convento de la Merced. Por ahora ha sufragado el diseño que licitó el Ayuntamiento, pero queda lo principal, la ejecución de la reforma. Está en trámite, en fase de análisis de ofertas, la Ronda Sur. Y también está por ver la depuradora, de la que no se conocen novedades, aunque el compromiso de la conselleria era que se licitará a finales de este año.
De los estudios del tranvía y la financiación autonómica
Una lista de compromisos de las que solo por ahora la Ronda Sur está avanzada, y que salvo avances claros, seguirá siendo una pesada carga para el alcalde y su bipartito, además de munición para la oposición, que está viviendo ahora la misma situación que con el Botànic, pero con los papeles cambiados. Una lista demasiado larga como para contrarrestarla con el anuncio, un día antes, de los estudios previos del tranvía que ha impulsado el Ayuntamiento, y del que el primero debería estar entregado en diciembre, según fuentes municipales. Lo cierto es que al alcalde, a veces indignado por la hemeroteca socialista al rechazar el tranvía, le costó defender las medidas del Consell, a veces desdibujado, centrándose en los sueldos del PSOE o el "seguidismo" de Compromís. La realidad es que no respondió, como ha hecho otras ocasiones, a esos proyectos que no tienen novedades conocidas.
Por otra parte, y tirando de hemeroteca, cabe recordar que en uno de esos proyectos en un cajón, el de la restauración de la muralla islámica, el exvicepresidente Vicente Barrera, en su visita a Elche para presentarlo, incidió mucho, en un relato que se utilizó bastante, en que "no hay dinero". Mucho antes de la dana. Lo cual en parte explica también la práctica ausencia de inauguraciones, el recorte al Plan Edificant y falta de novedades o proyectos de envergadura más allá de lo indispensable o lo que estaba ya en marcha. Un factor más que añadir al del argumento de la dana, que hoy concentra el grueso del dinero de Infraestructuras.
Un Vox a la ofensiva... con los socios de gobierno
La segunda variante de lo acaecido en el pleno de este lunes es la posición que está adoptando Vox, que quizá 'oliendo la sangre' con la falta de novedades en compromisos, que además también le afectan como parte del Ejecutivo local, unido a unos sondeos autonómicos que les favorecen, le incentivan a ser más beligerante con el PP. Una postura que encarna el concejal Samuel Ruiz, que dedicaba al alcalde en el pleno varias reprimendas que sería inverosímil escucharle a Aurora Rodil, mucho más cercana al regidor. Según cuentan algunas fuentes municipales, no sería la primera vez que Ruiz contesta o rebate al equipo de gobierno al alcalde en ese tono, aunque en privado.

- Ruiz interviene criticando al alcalde, con mirada atenta -
- AP
Así, como ocurre con gobiernos multipartidistas, generalmente el más pequeño tiende a desligarse de las decisiones del hegemónico cuando el resultado no interesa. Pasa a nivel nacional, autonómico, y en los Ayuntamientos. Y Elche no es menos. Ruiz no se quedaba corto, y acusaba en la última de sus intervenciones a Ruz de "prometer ser el alcalde de todos, pero ha fallado en la medida estrella", a lo que añadía también la afrenta que fue para Vox el pregón de Mario Vaquerizo, o mencionando también la gestión del ciberataque —del que un grupo de funcionarios contaba a este medio que la situación está lejos de ser de "normalidad"—. "Será el alcalde de unos pocos iliciteños", culminaba el portavoz adjunto de Vox su speech. Una suerte de 'pinza' con la oposición. Aunque por motivos distintos.
Todo ello tras acusarle de mentir por el tranvía, junto a Mazón, y aprovecharlo en campaña electoral, que con ello "se han desprestigiado solos", como decía al PSOE pero en referencia al PP, y que la ciudad no puede conformarse "por un manto de las Clarisas de la Virgen", referenciando que otras ciudades sí reciben inversión. Y eso que públicamente, además, el PP ha defendido parte de los postulados más duros de Vox en plenos, por ejemplo con la vinculación de la delincuencia a migrantes, o el alcalde, en una entrevista reciente en Elche 7 TV, la postura de la formación de Abascal de no acoger menores migrantes no acompañados en la ciudad. Lo que ha empezado a generar que algunas ONG levanten la voz, como Elche Acoge y Red Acoge, o la Plataforma de Ayuda a Personas Refugiadas de Elche.
Dobles varas de medir y un discurso que quiere imponerse
Aunque cargó contra los que aún son sus compañeros de viaje, el concejal, envalentonado, también tenía recados para el PSOE, aunque con una doble vara de medir, que fue habitual en general en la sesión del lunes. Le decía al PSOE que convocara un pleno extraordinario "a días del pleno ordinario", con el consecuente gasto, cuando la realidad es que el partido registró la convocatoria el 4 de septiembre, pero se ha fijado de forma automática este lunes por los plazos. Acusándoles de intentar sacar rédito de esta sesión, lo cual es cierto, pero también una práctica habitual para hacer al rival retratarse, como lo fue en su día o ahora, con los plenos del agua o entonces de la deuda histórica del Consell, ahora 'perdonada'.
Aprovechando la tesitura, con su discurso el concejal intentaba erigir a Vox, implícitamente, como 'única alternativa', sacando pecho de medidas de seguridad, contra la inmigración "masiva", la lucha contra la okupación —sin ninguna medida efectiva que se conozca—, dinamizar barrios y pedanías, rebajas de impuestos —pero con subida del agua o tasas—, vivienda pública o valores tradicionales. Medidas, algunas hechas y otras no, que Ruz le recordaba, en tono conciliador, "que son fruto de la acción de gobierno conjunto". Eso sí, no mencionó el anunciado centro municipal de calzado, competencia de su concejalía.
Bicefalia
Paralelamente, un movimiento de Ruiz, que se lleva comentando en los mentideros municipales las últimas semanas, como intento por asumir un mayor rol en el interno de la formación, cuestionando un liderazgo a nivel local que ya ha sido fruto de debate anteriormente. Un ejemplo claro, además del de este lunes, es que el propio Ruiz incidiera en que están en contra de la acogida de los menores migrantes no acompañados. Algo que entra dentro de lo esperado, si no fuera porque lo hizo solo unos días después de que lo dijera la portavoz, Aurora Rodil, y sin que hubiera habido en medio, que se sepa, novedades o respuesta al respecto. ¿Indicativo?