El afeitado empieza a ser cosa de carcamales. Lo que se lleva es dejarse barba. Hay una eclosión de barberías. Todo aquel que se precie de moderno ha de renegar de la cuchilla. Pena dan los barbilampiños.
Habría que levantar un monolito, en el centro de las grandes capitales, a esas miles y miles de madres jóvenes que, con todo en contra, plantan cara a la vida. La última película de Jaime Rosales habla de una de ellas.
Aún hay mujeres que creen en el amor verdadero. Sheila, protagonista de ‘Para toda la vida’, es nuestra última esperanza para rescatar el romanticismo del olvido. Veinte pretendientes se disputan su corazón.