ELCHE. Una de las grandes cuentas pendientes en materia de cultura a nivel local es la ansiada apertura del Museo de Arte Contemporáneo de Elche (Mace), una vez se pudo abrir a finales de 2023 la sala de exposiciones vinculada, y que llevaba cerrada una legislatura, desde julio de 2019. No es una cuestión fácil, porque la concejalía de Cultura suele ser, como siempre, de las que menos presupuesto maneja en el Ayuntamiento. Ahora, al menos ya se conoce qué y cuánto costaría abrir el museo. Y no es poco en proporción al cash de la concejalía: en torno a 300.000 euros.
Durante estos años se ha reiterado que no se podía abrir por cuestiones de climatización pero también de humedades, con hasta siete informes de técnicos municipales rechazando la reapertura en su estado. Así, desde la concejalía que dirige Irene Ruiz se encargó otro a un despacho de arquitectos para que estableciera de qué forma se podría al fin abrir el museo. Tras el análisis, el coste estimado se eleva a unos 300.000 euros, por lo que se intentarán buscar fondos ajenos, es decir, subvenciones o líneas de ayudas, aunque la propia Ruiz aún tiene que abordar esta cuestión con la concejalía de Hacienda, habida cuenta de que empieza a elaborarse el presupuesto de 2025. Además, la propia edil señala que es una cifra elevada "teniendo en cuenta que ya estamos con otras reformas como la del Mahe y ahora la renovación del Museo de la Festa (si bien esta está financiada con fondos europeos)".
El museo en cuestión tiene problemas de humedad por capilaridad, es decir, un exceso de agua acumulada que puede expandirse por la cimentación, paredes o muros por aspectos como una mala impermeabilización o humedad acumulada. Aigües d'Elx ya ha estado visitando el museo, y parece que el principal problema estaría en el suelo, pero es solucionable. Ello además de la falta de una buena climatización en el museo. Con el hándicap de que no se puede poner en el techo "por molestias vecinales, con lo que ya hubo problemas por el ruido", señala la concejal. La solución en este sentido pasaría por integrar el sistema de climatización en la planta baja, en el suelo. "Es posible y no molestaría, pero requiere una inversión importante", agrega.
Además, el anterior aparato de aire, cuando el museo estaba abierto, se apagaba a las 18 horas, cuando cerraban las instalaciones. Y se volvía a enchufar al día siguiente con la apertura. Sin embargo, indica la concejal que "esa oscilación de temperatura sí puede afectar a las obras". En cualquier caso, la conservadora municipal estuvo analizando las mismas y avisando a los autores de que están aún bien conservadas. Por otra parte, apunta la edil que "aunque no haya aire siempre hay una temperatura estable, por eso no ha habido problemas con las obras". Eso sí, el día de mañana, si hay un nuevo sistema, tendrá que estar abierto las 24 horas.
En este sentido, Ruiz agrega que "los requisitos de Cultura para abrir un museo ahora no son los mismos que se exigían cuando se abrió el museo". Uno es, precisamente, el del aire, para una buena conservación de las piezas estas tienen que estar en entre 22 y 25 grados. También hay que tener en cuenta que el inmueble, antiguo Ayuntamiento del Raval, está protegido, Bien de Relevancia Local (BRL), lo que suma otro elemento de Cultura de cara a actuar en el edificio su fachada. También tiene que estar bien calibrada la luz solar que entre y les pueda dar a las obras. Y ampliar los aseos para hacerlos accesibles, así como actuar sobre las escaleras. En definitiva, "se necesitan unas condiciones óptimas para poder abrir", esgrime la concejal.
Al igual que la sala de exposiciones, el Mace cerró también en 2019, en concreto en septiembre y cumplió su 40 aniversario (2020) con la persiana bajada. Aunque Ruiz se lo toma como un compromiso "personal". Dejar al menos antes de que acabe la legislatura encarrilada la apertura o el trámite para poder hacerlo. Los requisitos de accesibilidad son dos aspectos que se han contemplado también en sendas reformas del Mahe y Museo de la Festa, y en el caso del primero, también la climatización, que se renovará por completo. Ese fue, precisamente, el que hizo que la sala de la Plaça de Sant Joan, un edificio de cuatro plantas, estuviera cerrado hasta finales de 2023.
