Carlos Mazón la pasada semana en ElcheELCHE. Ha sido una semana relevante para la ciudad ilicitana por proyectos como el del Palacio de Congresos, que empieza ahora su procedimiento administrativo con el expediente para la expropiación del terreno donde se construirá; pero también para la Diputación de Alicante, que lleva trabajando discretamente en esta y otras iniciativas en el municipio, así como para su presidente Carlos Mazón, que a un año de las elecciones, trata también de hacer su hueco jugando con la infrafinanciación de la ciudad y las grietas política que esta permite articular.
Unas gestiones más o menos discretas que están empezando a cristalizar, o al menos a tomar forma. De una parte está el Palacio de Congresos, que tras años de toma y daca entre él y el alcalde Carlos González en la disputa por la ubicación, se llegó a buen puerto en diciembre y desde entonces, sin anuncios públicos, se ha venido trabajando a dos bandas entre técnicos municipales y provinciales en los informes sectoriales que formarán las bases para el futuro concurso público del anteproyecto y dirección de obras. Lo mismo con el expediente para tramitar la expropiación forzosa de 4,4 millones de euros que empieza ahora y a la que la propiedad del solar ha dado el visto bueno. En este caso, como en cualquier trámite urbanístico, tiene tiempos lentos.
De otra parte, por ahora la institución provincial es la única que por ahora se ha comprometido a sufragar al menos parte del proyecto de la Fundación Salud Infantil para su Instituto de Neurodesarrollo en el barrio de Travalón. Como contó este diario, ya hay un acuerdo para rubricar un convenio por el cual se transferirán a la fundación 1,8 millones de euros para el primero de los módulos del inmueble. Iniciativas que no son públicas, aunque sí su función, pero que al tiempo muestran la disposición de la Diputación a intentar corregir las deficiencias inversoras de la entidad en Elche. Un camino que intentó abrir el expresidente César Sánchez con el ofrecimiento del Centro de Congresos o la inversión del sendero del Pantano, aunque quedaron por el camino del olvido otros anuncios como el instituto Rafael Altamira.
En cualquier caso, y consciente de esas quejas constantes de la política y sociedad civil ilicitana por la falta de inversiones, así como de que los tiempos cambian y la propia Generalitat también está descentralizando poco a poco hacia el sur y a la ciudad ilicitana, Mazón, también presidente del PPCV y aspirante a la presidencia, lanzaba el pasado sábado un anuncio que ha levantado sus escamas en alcaldía: la propuesta de llevar el tranvía a Elche. Una propuesta que contextualizar en el marco de una cita electoral a un año vista, con que el partido en la ciudad la había lanzado días antes, y que los propios asesores locales rastrean las redes sociales para detectar también otros ánimos y sondeos de opiniones de estas cuestiones. En los últimos tiempos desde varios colectivos o grupos, al calor del déficit de infraestructuras, pedían también el TRAM.
Si se une esto con las dudas que habían surgido sobre la asunción de la Generalitat de la deuda histórica con la ciudad por los terrenos de la UMH tasados en 43 millones —que fuentes municipales aseguran ahora que se está trabajando en el protocolo con Presidencia, aunque no habían dicho nada tras las declaraciones de Puig—, era un discurso apetitoso al que sacar punta: encargar un estudio para implantar un medio de transporte de moda por lo sostenible y demostrar a la Generalitat que puede ser una vía para esa compensación. Sin embargo, las ganas de obtener rédito con este tipo de anuncios, relativamente grandilocuentes, o un asesoramiento incompleto también pueden dejar la propuesta algo extemporánea. Se ha presentado ahora, tan solo unas semanas después de que se diera a conocer el PMoMe en el que se lleva trabajando años para establecer las prioridades de transporte provincial por parte de Política Territorial, la conselleria competente. Una enmienda a la totalidad a una apuesta que está en marcha y que ha costado arrancar.
Asimismo, se trata de una propuesta sin concreción para que analice la Universidad de Alicante —como se planteó a la UMH el estudio del centro congresual, que generó quejas por competencia desleal—, aunque ya plantea de entrada una conexión en barrios de la ciudad y hacia Torrellano, IFA y Parque Empresarial, que se presupone acabaría conectando con Alicante donde ya hay red. Siendo a priori un análisis abierto para que se haga, Mazón toma la perspectiva de conexión con Alicante, a la que también cabría plantear por qué no hacia los municipios de la comarca a los que no llega el Cercanías y que están en el área de influencia ilicitana, tratándose de Elche. González se aprovechó de la falta de concreción de la propuesta para señalar que la idea, tal y como se anunció, supone duplicar vías de tren con unas infraestructuras más caras —superadas solo por las del AVE— y jugando la partida urbana de "no partir la ciudad" en referencia a las antiguas vías del tren que se convirtieron también en algo psicológico, haciendo de Carrús un sujeto alejado. "De la vía hacia arriba".
Con todo, el regidor socialista también se llevó la propuesta a su terreno para desacreditarla con esa posible separación. Pero una catenaria hoy no tiene por qué dividir la ciudad y se puede integrar con pasos o zonas peatonales como los hay en Alicante o en otras capitales industriales como Bilbao. Otra cosa, eso sí, es por qué Política Territorial, que planea cortejar a Fomento para acelerar todas esas conexiones ferroviarias de Elche que se acercan a los 500 millones —contando los 65 millones del trolebús, la única de competencia autonómica— echa balones fuera con el tranvía, que sí es de su ámbito, aunque cara. Una decisión que posiblemente viene de lejos por la trayectoria de infraestructuras en la provincia y que argumentaba González: para el Vinalopó se apostó por las Cercanías y para Alacantí por el tranvía. La salvedad actual es que las Cercanías (competencia estatal) llevan años esperando mejoras y el tranvía (competencia autonómica) ve constantes e importantes mejoras periódicamente.
Así pues, varios frentes abiertos de la Diputación en la ciudad, y del propio Mazón, que reconocía esta semana por lo del TRAM que no puede siempre disociar cuándo habla como candidato popular o cuándo en su papel institucional. Sabe que la provincia es su principal feudo porque en València aún tiene camino por recorrer, y la tercera ciudad de la Comunitat se antoja como punto clave, donde hay mucho margen de mejora y cabreo por los años de olvido inversor. Eso sí, también es la ciudad más importante que gobierna el PSOE a nivel autonómico, y González, que también se juega el intentar repetir como candidato a la alcaldía contra voluntades ajenas, no quiere dejarle ese espacio a Mazón. A ambos les interesa políticamente cooperar a nivel institucional para sacar adelante proyectos como el Palacio de Congresos, y colgarse la medalla, pero intentan marcar su territorio de actuación.
El miércoles con el anuncio de la expropiación rebajaron tensiones por el tranvía pero sin dejar de 'pisarse la manguera', en una aparente comparecencia fría aunque educada, aunque la relación en corto es afable —de hecho la reunión previa fue entre los dos solos, sin los gabinetes, y con buena sintonía—, a pesar del rapapolvo del regidor ilicitano por el hecho de que Mazón se saltara el decoro institucional —compareció en calidad de presidente de la Diputación— para impulsar unilateralmente un estudio importante que afecta a Elche. Sea como fuere, queda un año para las elecciones y cada uno tiene que medir sus actuaciones; los anuncios sin recorrido o pasadas de frenada pueden entorpecer proyectos o perder enteros ante potenciales electorados. Así como descartar de primeras posibles inversiones.
