ELCHE. Al calor de la enésima polémica o toma y daca entre Ayuntamiento ilicitano y la Diputación de Alicante, acentuadas tras la forma que parece va tomando el Palacio de Congresos de la capital, mientras reina la incertidumbre sobre el proyecto en Elche, Alicante Plaza hace balance de las inversiones realizadas en los últimos años y las previstas, así como las promesas. Dejando de lado las partidas habituales de servicios o suministros o las recientes ayudas pandémicas en el marco del Plan Resistir.
En un contexto en el que el municipio ilicitano, tanto desde el bipartito como desde diferentes agentes sociales y oposición, en mayor o menor medida se quejan de la falta de inversiones en la ciudad históricamente por las distintas administraciones, ha generado mucho cabreo el ver que el proyecto de Palacio en Alicante va tomando forma a pesar de tener menos tiempo que el ilicitano. Con una voluntad de importante financiación de la Diputación, como la expresada en su momento para el municipio. Sea como fuere, se trata de un contexto que acrecienta en la ciudad la sensación de quedar otra vez en segundo plano frente al despliegue inversor en Alicante, lo que ya generó chispas en un acto con el alcalde Carlos González y su homólogo Luis Barcala, a cuentas del célebre desequilibrio inversor. Este sábado le pedía que "es momento de unirse y dejarse de localismos".
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A este respecto, una de las instituciones de las que históricamente se ha pedido más inversión es la Diputación, de la que siempre se ha dicho que invertía allá donde estaba el partido del mismo color. Si bien es cierto que estos últimos años se ha trabajado para cambiar ese discurso y demostrarlo con hechos. A día de hoy, de ella dependen bastantes entidades, la gran mayoría ubicadas en la capital, desde los consorcios de aguas y residuos, pasando por instituciones culturales de mucho peso como el Juan Gil-Albert o el Marq, el patronato Costa Blanca o Suma. Precisamente en la última parte del mandato de Sánchez, que quería impulsar la "bicapitalidad" entre Alicante y Elche, se comprometió a ubicar en el centro ilicitano el Instituto de Ciencias Sociales y Jurídicas Rafael Altamira, dependiente del Gil-Albert. Incluso se especuló con la posibilidad de trasladar el Área de Empresa y Sectores Productivos de la institución a Elche Parque Empresarial, desde donde prestaría sus servicios a todo el territorio. Unas palabras que finalmente se llevó el viento. En pleno fulgor descentralizador, a finales de 2018 fue cuando soltó la bomba sobre el auditorio de Elche, cuya onda expansiva ha ido en todas direcciones. Queda por ver cómo acaba, o según se mire, empieza lo del Palacio de Congresos ilicitano. Las otras dos cuestiones ya son agua pasada.
La última gran inversión ya ejecutada fue la del sendero habilitado en el pantano ilicitano, que llegó bajo el auspicio del expresidente Sánchez, por un coste de algo más de 630.000 euros. Con anterioridad, se ejecutaron 13 Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) financiadas por la Diputación entre 2014 y 2017 fueron de alrededor de 1,9 millones de euros. Entre ellas, acondicionamiento de firmes en la ciudad, un área recreativa frente al merendero del pantano, mejora de parques y jardines, mejoras de infraestructuras en Pusol o diversos carriles bici; el de la Avenida de la Libertad, Ferrocarril y Vicente Quiles o entre Torrellano y Parque Empresarial o entre La Marina y su camping.
En este contexto es en el que se ha movido la inversión en proyectos tangibles en la ciudad estos años y los compromisos para el futuro. La patata más caliente es obviamente la del Palacio de Congresos, aunque el alcalde ya ha lanzado otro recado sobre las intenciones de instalar Suma en el proyecto alicantino. A favor del planteamiento de González juega que no ha habido grandes proyectos de la Diputación hasta ahora en la ciudad y que la Generalitat, a la que también se ha acusado de centralista con estas grandes iniciativas, ha hecho un guiño descentralizador con la Agencia Valenciana de Protección del Territorio en Elche. Y también, en una especie de limbo que se espera que fragüe, está el teórico Centro de Tecnologías Habilitadoras como eje de innovación para la industria provincial o autonómica.
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