ALICANTE. A diferencia de entrenadores como Fran Escribá o Pablo Machín, ninguno de los protagonistas de las últimas bajas en el Elche están haciendo la menor referencia negativa a la decisión de Christian Bragarnik prescindir de sus servicios. Será sincera o fruto del correspondiente acuerdo de confidencialidad, pero el hasta el miércoles secretario técnico Sergio Mantecón y el hasta este jueves director de mercadontecnia Jorge Pérez han apostado por el silencio o por mostrarse agradecidos con el trato recibido por parte del empresario argentino.
Son tiempos de mundanza en el club del Martínez Valero, donde Bragarnik desmonta piedra a piedra una estructura heredada de la época de José Sepulcre, el anterior máximo accionista, quien hace ahora cinco años le abrió las puertas de la entidad (¿Se acuerdan del fichaje del central Danilo Ortiz?) y hace cuatro y medio se la vendió. Si Mantecón llevaba en los despachos del club desde 2017, Pérez lo hacía desde hace casi dos décadas.
No son los primeros profesionales en caer por decisión de Bragarnik, pues antes lo hicieron' otros como el director deportivo 'Nico' Rodríguez y la directora general Patricia Rodríguez, si bien en el caso de estos dos no existía por Bragarnik esa confianza sobre ellos heredada de Sepulcre y precisamente por eso ambos buscaron voluntariamente la puerta de salida antes de que se la señalaran.
Con independencia de la identidad de los sustitutos (de haberlos, nadie dudará de su capacidad y profesionalidad), del resultado de la reorganización que hay en marcha (a la que no escapa ni el consejo de administración, aunque en este caso por razones bien distintas), lo que no va a cambiar es la condición que tiene el Elche de Bragarnik de club personalista: si la última palabra para realizar un fichaje ya la tenía el empresario argentino, tanto de lo mismo seguirá ocurriendo ahora, con independencia de lo que pase con Antonio Barragán, Mario Óbolo o si viene alguien a situarse por encima de ellos en el escalafón del área deportiva. Lo contrario será una sorpresa mayúscula tal que resultará difícil creer sin que el tiempo y los hechos lo confirmen.
Y lo mismo cabe inferir del resto de áreas de la entidad. Será un club igual de profesional o más, pero seguro que mucho más personalista. Que sea para bien. La primera de las dos balas que había en la recámara para regresar a la elite por la vía rápida ya se ha gastado.