ALICANTE. Enrique Herrero Rodríguez era el vicerrector de Estudios que elaboró el plan del grado de Medicina de la Universidad de Alicante. Ahora, como ya anunció, se presentará a las elecciones para disputarle el rectorado a Amparo Navarro, actual máximo responsable del campus y que también opta a la reelección. Herrero dice que se presenta porque el actual equipo rectoral no ha cumplido muchas de las promesas que hizo en 2020. En esta conversación con Alicante Plaza, aborda todas las cuestiones que rodean actualmente a la Universidad de Alicante.
—¿Por qué decide presentarse a las elecciones de rector?
—Es una decisión meditada. Que ha costado tiempo madurarla después de hablar con muchos compañeros, con la que te das cuenta que hay una serie de cuestiones que todavía siguen sin resolver.
-Como por ejemplo...
—He repasado un artículo que publicaste hace cuatro años, justo con las elecciones anteriores, donde señalabas los retos a que se enfrentaba la universidad hace cuatro años y la mayoría de ellos, o casi todos, los más importantes, siguen sin resolverse. Es decir, necesitamos rejuvenecer la plantilla, necesitamos disminuir y simplificar la burocracia, simplificar todos los trámites administrativos. Necesitamos retener el talento y captar talento. No se ha hecho un plan adecuado de seguimiento de las infraestructuras. Tenemos serios problemas de infraestructuras. Seguimos teniendo una plantilla de profesorado con tasas de personal no permanente muy altas; el número de profesores asociados sigue siendo muy alto. Es decir, el porcentaje está en torno al 43-44%, que era prácticamente lo mismo que se dejó hace cuatro años. Mientras, otras universidades de nuestro entorno de la Comunitat Valenciana sí han sido capaces de reducir la tasa de profesor asociado y aumentar el número de profesorado a tiempo completo.
"El personal interino se sintió defraudado por este equipo rectoral, porque en campaña se les prometió una cosa y ahora mismo lo que se hizo fue distinto de lo que se prometió"
—¿En la Universidad de Alicante no se han llevado a cabo procesos de estabilización como en otras instituciones?
—El único tema que se ha resuelto era el proceso de estabilización del personal técnico de administración, gestión y servicios. Ese es el único, porque además venía impuesto prácticamente por mandato de la Unión Europea. Ese es el tema que sí se ha resuelto, pero yo creo que todo el personal que estaba interino se sintió, o por lo menos eso es lo que a mí me ha llegado, defraudado por este equipo rectoral, porque en campaña se les prometió una cosa y ahora mismo lo que se hizo fue distinto de lo que se prometió…
-En cuanto a las infraestructuras y la falta de inversión, entiendo que depende un poco de la financiación. ¿La UA tiene recursos suficientes para resolver esas cuestiones de infraestructuras que menciona?
—Al final todo depende de la financiación. Es decir, tanto la posibilidad de estabilización como la realización de infraestructuras dependen de la financiación, pero también dependen de una cuestión interna de la ejecución del gasto en las infraestructuras, tal y como pudimos ver el otro día en la memoria presentada por la secretaria general, en el acto de apertura del curso. Cuando llegamos a la parte de infraestructuras, vimos que había muy poca cosa hecha.
—Y sobre la burocracia. ¿La Universidad de Alicante, por sus propios mecanismos, puede agilizar procesos o también depende de una legislación superior?
-Hay una parte que depende de la legislación, pero lo que sucede es que, en muchos casos, la Universidad de Alicante está siendo más papista que el Papa, por decirlo de alguna forma. Es decir, se está llevando al máximo todo el proceso de burocracia. Se están exigiendo los requisitos al máximo, cuando en muchos casos se podrían flexibilizar porque tenemos ejemplos de otras universidades que con el mismo tipo de proyectos, por ejemplo de investigación, los trámites burocráticos que hacen dentro de la propia universidad son más sencillos. Es cierto que cuando tenemos que justificar fondos públicos, esos fondos públicos tienen que estar perfectamente cuadrados, pero podemos hacer determinadas cuestiones para que esa justificación, tanto para el personal de administración y servicios como para el profesorado, sea mucho más sencilla.
"Se están exigiendo los requisitos al máximo dentro de la ua, cuando en muchos casos se podrían flexibilizar"
—El gran debate desde agosto es Medicina. Usted fue el autor del plan de estudios. ¿No sé qué le genera todo lo que ha pasado y que se ha puesto en duda como la memoria económica o el tema de las prácticas?
—Es una pregunta compleja que voy a abordar en varias partes. En primer lugar, la memoria de ANECA. La memoria de ANECA es un documento que contiene las especificaciones académicas que nosotros queremos darle a ese título de Medicina. Entonces, contiene competencias, contiene el plan de estudios, las infraestructuras que la universidad tiene, el profesorado que la universidad tiene, el personal de administración y servicios que la universidad tiene y aquel que prevé contratar porque no lo tiene. Con eso, lo que quiere ANECA es comprobar que el plan de estudios responde a lo que tendría que ser un plan de Medicina y que tenemos los medios o que por lo menos sabemos cómo llegar hasta ahí.
"Es normal que en este tipo de procesos como es Medicina se den algunas deficiencias". Hay una comisión de evaluación que cada tiempo se encarga de verificar la calidad de los estudios.
Se ha dicho que en algún momento la memoria, o más que la memoria, el escrito de verificación final señalaba algunas deficiencias. Eso es una cuestión bastante normal en todo este tipo de procesos. Bueno, la memoria es una memoria compleja. Pueden quedar algunos aspectos que no estén totalmente cubiertos y cuando venga la comisión de evaluación, que periódicamente cada cierto tiempo viene para comprobar que la calidad del estudio se mantiene, pues hay que verificar eso y ya está. Esa es una cuestión. Luego está la memoria económica. Bueno, pues en este caso, cuando se pidieron los estudios de medicina, este equipo rectoral decidió decir que lo solicitaba y para ello no solicitaba financiación adicional porque consideraba que era capaz de hacerlo con la financiación que le estaba llegando. Por lo tanto, no es necesario presentar una memoria económica. Lo que sí es lógico es que el equipo de gobierno que está ahora mismo haya hecho unas previsiones de gasto, que eso ya no sé si lo ha hecho o no. En la memoria deANECA, por ejemplo, sí que hay una previsión de profesorado que se tiene que ir contratando, sí hay una previsión de laboratorios o cuestiones que hay que construir, que bueno, uno de ellos ya se hizo el laboratorio de Anatomía. Entonces esos costos son los que tiene que haber hecho el equipo de gobierno actual a la hora de implantar los estudios de medicina o las prácticas.
—¿Considera que están bien resueltas el tema de las prácticas, que es una cosa de las que más se cuestiona?
—Tuvimos el problema de que la Conselleria de Sanidad en aquellos momentos nunca nos dio un apoyo a las prácticas. Entonces tuvimos que recurrir principalmente a los dos hospitales públicos de concesión privada que existían en aquellos momentos, que eran el de Torrevieja y el del Vinalopó. Las prácticas con esos dos hospitales son suficientes para dar todas las prácticas, sobre todo para el número que se planteaba en aquellos momentos de 75 alumnos. Hay que tener en cuenta de que, por ejemplo y simplemente por comparación, la Universidad de Salamanca tiene un número de entrada de alumnos de 200 y en toda la provincia de Salamanca sólo hay un único hospital, un poco más grande de lo que sería el Hospital General Doctor Balmis. Con lo cual con eso entendemos que es suficiente, y es una de las cosas que ANECA valoró y también dijo que eso era suficiente.
—En las prácticas, la actual rectora, Amparo Navarro, también ha defendido que pueden ser compartidas, como hace la UA con el CEU de Elche con Enfermería…
Sí, en ese sentido, no hay problema, porque el real decreto que regula todo esto lo permite siempre que haya voluntad de las dos partes.
¿Y usted cree que el actual equipo rectoral ha defendido el grado de Medicina como tocaba, o ha echado en falta más vehemencia?
—Creo que todas estas cuestiones que hemos abordado ahora, como las prácticas o la financiación, tenían que haber quedado resueltas, o muy acabadas. Cuando se hizo el anuncio por parte de la Generalitat de que se autorizaban los estudios de Medicina en 2022, yo creo que ese era el momento de haber resuelto todos esos pequeños flecos que quedaban y que era necesario para que la calidad de los estudios fuese mejor de la que podemos dar.
-La gran alternativa a Medicina en la UA ha sido la idea de implantar primero un campus interuniversitario y después un grado compartido. ¿Cómo ve esas alternativas?
—Son alternativas complejas que requieren mucha negociación y son alternativas en las que si vamos las dos partes tienen que salir ganando. Es decir, no puede haber cesión por un lado. Además, son alternativas que llevan tiempo porque a la hora de compartir un grado, necesitamos los dos ponernos de acuerdo en una memoria nueva. No podemos usar ninguna de las dos que tenemos actualmente. No podemos decir si la UMH se suma a la nuestra o nosotros nos sumamos a la suya. Hay que hacer toda una labor conjunta.
"No podemos decir si la UMH se suma a nuestra Medicina o nosotros nos sumamos a la suya. Hay que hacer toda una labor conjunta"
—¿Habría que cambiar el plan de estudios?
—Tocaría hacerlo de nuevo. Toca empezar de cero. No puedes añadir la UMH a un estudio que es de la Universidad de Alicante. No puedes añadir la Universidad Miguel Hernández o viceversa si no empiezas de cero. Todo el proceso de verificación de la memoria, desde mi punto de vista, habría que partir de cero. Entonces es un proceso complejo donde las dos partes entendemos que tienen que verse respaldadas y beneficiadas. No me gustaría que en un proceso de estos donde la UA, que tiene tantas titulaciones de ciencias de la salud como la UMH, nuestras titulaciones de Ciencias de la Salud, con un gran prestigio nacional e internacional, y bien posicionadas en los rankings, pues se viesen como opacadas o oscurecidas en una estructura tan grande donde ellos ya no estuviesen o no pudiesen realizar tanto… Eso ha sido una gran labor de todo el profesorado y del personal de administración y servicios de la Universidad de Alicante que ha conseguido posicionar esas titulaciones. Mientras no haya un plan concreto que veamos en qué sentido, lo único que se puede decir: pues hablamos y vemos. Hay que recordar que tampoco es una solución nueva, porque desde 2019 hasta prácticamente 2022, cuando se hizo el anuncio, hubo negociaciones.
—¿A qué atribuyes esas propuestas alternativas? O ¿a qué atribuyes también su beligerancia hacia el grado de Medicina?
—La beligerancia a Medicina parece un poco complicada. ¿Cuál es la motivación última de la UMH para plantear esto? No lo sé. Siempre ha habido cierta beligerancia, sobre todo entre las universidades públicas a la hora de aumentar el número de egresados o de matriculados en los estudios de Medicina. A veces son cuestiones ya históricas. Los que tenemos una cierta edad a veces recordamos que había miles de estudiantes en Medicina y entonces se vio que aquello era insostenible y se puso unos números clausus muy restrictivos. Y se avisó de que a la larga esos números tan restrictivos iban a conducir a lo que tenemos ahora. No sé si hay cierto corporativismo entre los médicos, pero tampoco puedo decir cuál es el motivo.
—Hasta que ha llegado este episodio de medicina, usted que estaba en el anterior equipo rectoral, las relaciones con la UMH han sido buenas…
—Nunca hemos tenido un problema. Yo nunca he tenido problemas con la Miguel Hernández. De hecho, pues compartíamos reuniones con los vicerrectores, sobre todo los que llevábamos estudios. Teníamos reuniones comunes, incluso con la Conselleria de Educación, con la directora general de Universidades y nunca ha habido problemas… Teníamos una relación muy buena, cordial y sin ningún tipo de problema visible.
"Sí, me ha sorprendido el cambio de postura de la Generaliat. Es una cuestión que yo no esperaba"
—Y en todo este proceso, ¿qué le ha parecido la oposición de la Generalitat Valenciana?
—A mí me ha sorprendido en el sentido del cambio. No puedo juzgar si los argumentos que da son correctos. No tengo información del expediente más allá de todo lo que se está declarando y las pruebas que se están aportando al juicio. Sí, me ha sorprendido. Es una cuestión que yo no esperaba, que podía pensar que a lo mejor la resolución del TSJ podía ser positiva o negativa antes de que existiese, pero que era una cuestión que yo no tenía encima de la mesa que se pudiese retirar.
¿Confía en la Justicia?
—Confío en la justicia. Yo confío en que la resolución sea favorable.