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la semana de la marmota 

El déjà vu del patrimonio de Elche: la pelota que pasa constantemente al tejado ajeno

12/02/2018 - 

ELCHE. Finaliza una semana turbulenta en lo que a patrimonio local se refiere. Quizá no muchas novedades trascendentales en lo estrictamente urbanístico, pero sí pequeñas cosas que demuestran el terreno de fango en el que se ha convertido el área. Tanto, que será difícil no llegar empantanado a los comicios del año que viene —probablemente, con el asunto estrella, el Mercado Central, en el aire y ya veremos si alguno más—. De hecho, esta semana los temblores ya han dejado a la primera víctima, aunque en diferido, como aquél (o aquella) que dice. El aún edil de Urbanismo, José Manuel Sánchez, abandonará la política al acabar la legislatura. El desgaste ha hecho mella con varios temas espinosos dentro de una concejalía fundamental que a veces tiene estas cosas. Gajes del oficio.

Escollos urbanísticos decisivos

Entre Mercado Central, Nuevos Riegos El Progreso y el Hotel de Arenales, cada uno con sus tiempos, siguen soltando latigazos al tripartito, ya sea a través de colectivos sociales, a veces los propios socios de gobierno, o principalmente la oposición. La pelota se mueve por los tejados en un eje horizontal de izquierda a derecha, y ya entre el Ayuntamiento y la Conselleria se encargan de hacerlo de forma vertical, de arriba abajo. Entre denuncias automáticas de la oposición que saltan cuando ocurre algo en urbanismo y pequeñas zancadillas desde un mismo espectro ideológico, este desaguisado seguirá funcionando como arma arrojadiza durante lo que queda de ejercicio. Previsiblemente será así hasta que alguno de los asuntos se resuelva.

Por orden cronológico, parece que será Nuevos Riegos El Progreso. Pero sólo lo parece, desde Conselleria ya avisan de que no se pueden dar pasos en falso y se tomarán su tiempo. Además, después de la decisión, sea una u otra, acarreará nuevas situaciones, posibles indemnizaciones, procesos de protección, puestas en valor o lo que fuere —hipótesis— o por el contrario, de nuevo otra vez a demoler, catas y construcción. Otro tema, en definitiva, que se puede alargar bastante a pesar de la celeridad que se ha pedido desde el equipo de gobierno para que la Conselleria de Cultura decida qué hacer.

Munición patrimonial arrojadiza

Mientras este eje seguía su ruta, más abajo arriba que arriba abajo, el eje izquierda derecha hacía lo propio balanceándose. Desde la oposición seguían en modo reactivo —algo que Ruz quería ir abandonando en su nueva etapa—. Si se reabría al tráfico, tocaba denunciar que se podría estirar más la situación con las indemnizaciones; días anteriores críticas al cierre al tránsito y la gestión de Compromís y PSPV, ambos con competencias en concejalía y Conselleria. Un boomerang de ida y vuelta al que también se apuntó Ciudadanos por la “negligencia” tripartitaria y por los costes subsidiarios que el nuevo apuntalamiento supone, durante la semana del apuntalamiento urgente. Algo incongruente pues, ya que si se quería abrir al tráfico porque la situación parecía límite atendiendo a oposición y comerciantes, la única opción era cambiar el sustento de la fachada, algo que los propietarios no quisieron hacer. Sólo cabía la intervención municipal, parece.

En cualquier caso, poco importa si había más o menos razón, esta ha sido y es otra versión del célebre “y tú más” que hegemonizaba los plenos crispados de la anterior legislatura. Todos se pasan la patata caliente para desgastar, máxime ahora que queda escasamente un año para las elecciones locales. Mientras tanto, Urbanismo a su vez, colocando la pelota de nuevo en el tejado de la Generalitat también con el asunto del Mercado Central, pidiendo que se valore patrimonial y arquitectónicamente el edificio para evitar una situación similar a la de Riegos El Progreso. Una decisión, además, que el Partido Popular ha vuelto a criticar por enésima vez porque "se intenta retrasar el proyecto".

Quizá lo ha hecho Sánchez para ver si hay suerte y salva a los suyos de esta difícil papeleta —de hecho, alguno rezará para que se encuentren restos de valor y desaparezca esta losa adjudicataria—, apoyándose curiosamente ahora en algunos informes en los que incidían ya algunas plataformas cívicas. Total, ya no va a seguir cuando acabe su gobierno, no pierde nada. De momento, a cumplir los trámites y los tiempos religiosamente. Con la legalidad están ganando tiempo. Por cierto, el de pedir una valoración a Valencia, es otro recurso que ha utilizado su diputado en Les Corts Juan de Dios Navarro, preguntando cuánto valor tiene la fachada de Nuevos Riegos El Progreso. Una pregunta lícita, e incluso necesaria.

Ante estos requerimientos de Urbanismo a Conselleria para determinar valores, pedir celeridad, etcétera, los socios de la agrupación socialista, Compromís, se quedan en mutis salvo algún movimiento que haga el PSPV que no guste. Aunque también señalaron con la boca pequeña que Cultura llegó tarde con la actuación de urgencia. En cualquier caso, ellos están en la cabeza de la Conselleria y prefieren dejar que quienes se erosionen sean sus aliados, limitándose a repetir que no están de acuerdo con el actual proyecto, que están por la rehabilitación. Una posición en línea con las plataformas en contra del actual plan. Sin embargo, en todo este tiempo, ni unos ni otros; nadie, se ha encargado de conocer realmente a cuánto ascendería la hipotética indemnización por romper el contrato y cancelar el nuevo proyecto. En su momento Aparcisa valoró esa cantidad en 12 millones; el equipo de gobierno habló el año pasado de 3 o 4 como mínimo. Cifras difusas y demasiado diferentes que no arrojan luz sobre el asunto.

En lo que respecta al Mercado, si Conselleria va a tardar en hablar sobre Nuevos Riegos El Progreso, es de esperar que con este caso, mucho más farragoso, tarde más aún. Eso en el caso de que entre a valorarlo, cosa que tendría lógica, después de haber solicitado información diversa al Ayuntamiento sobre la zona y hallazgos como los Baños Árabes. De momento, silencio. Silencio que sólo han roto últimamente para la suspensión cautelar del derribo de Riegos El Progreso, una tesitura en la que actuaron tras obtener la información sobre el caso después de la Mesa de Patrimonio de diciembre, alegan, a pesar de que todo este asunto se hizo público dos meses antes, el 27 de octubre, cuando se informó de la concesión de la licencia de construcción en la Plaza de la Constitución a los propietarios. Cuesta creer que no haya habido tiempo para actuar antes y evitar que la cosa haya llegado hasta aquí.

La guinda del pastel; el Hotel de Arenales

Para culminar la semana fantástica del patrimonio local, Princesol, la propietaria del Hotel de Arenales, ya ha avisado de que no va a ejecutar el permiso de demolición que tiene sobre el inmueble —y que expira este mes— como deseaba el alcalde, hasta que la Audiencia Nacional no emita su sentencia sobre el recurso que la empresa presentó ante la orden de Costas de demoler. Otro caso que se ha venido utilizando como arma arrojadiza entre unos y otros y que seguramente siga igual. Un eterno déjà vu de despropósitos varios con el que no parece haber duda que llegaremos a las elecciones de 2019. Tripartito, sé fuerte.


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