concentración de los residentes del casco antiguo

El conflicto del ruido vuelve a la calle en Alicante sin soluciones definitivas: ni ordenanza, ni ZAS... 

1/03/2023 - 

ALICANTE. El conflicto del ruido que los residentes de barrios como el Casco Antiguo y el Centro Tradicional vinculan a los desmanes del ocio y la hostelería regresa al centro del debate social en Alicante con una nueva protesta organizada por la Asociación de Vecinos Laderas del Benacantil. El colectivo ha convocado una concentración en la Plaza del Ayuntamiento a las 18:30 horas de este próximo jueves, día 2, con el objetivo de exigir soluciones que permitan atajar las molestias que los vecinos ya consideran cronificadas durante los siete días de la semana en algunos espacios del barrio en los que la actividad de determinados locales de ocio dificulta el descanso, además de generar otros problemas derivados como la suciedad y el vandalismo.

Así, volverán a reclamar la puesta en marcha de medidas que atajen ese problema de convivencia con la imposición de límites en cuanto a horarios de actividad o incremento de vigilancia policial, a pesar de que el equipo de gobierno, el bipartito compuesto por Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), persiste en defender que la Policía Local ya viene desarrollando un operativo especial durante los fines de semana, en coordinación con Policía Nacional, desde el pasado mes de noviembre.

Sea como fuere, las quejas de los residentes del Casco Antiguo se añaden a las manifestadas por los residentes del Centro Tradicional, igualmente, desde hace varios años, hasta el punto de haber tenido que iniciar dos procedimientos distintos en los juzgados (el primero de ellos, desestimado por la falta de legitimidad atribuida a la asociación vecinal para reclamar el respeto de derechos fundamentales que pertenecen a la esfera individual) con el propósito de que sea una sentencia la que fuerce la implantación de una Zona Acústica Saturada (ZAS) en el perímetro que rodea a la calle Castaños, como la que ya se implantó, a través del Plan Especial del Casco Antiguo (PECA) en 2003 para el área comprendida entre la Concatedral de San Nicolás y las plazas de Quijano y San Cristóbal.

Por el momento, ese segundo proceso sobre la ZAS del Centro Tradicional -ahora iniciado por vecinos a título particular- sigue a la espera de que se practique la prueba pericial solicitada por los residentes para que se certifique el funcionamiento de la red de sonómetros instalados por el Ayuntamiento, en cuyos registros se constataría la superación de los límites de decibelios contemplados en la Ley Valenciana de Prevención de la Contaminación Acústica.

Entre tanto, lo cierto es que no se ha arbitrado ninguna medida municipal o autonómica (como la modificación del marco general de horarios de actividad, que competen a la Generalitat) que pueda servir de alternativa a la declaración de esa ZAS que haya permitido atajar las quejas vecinales. Y tampoco han cesado las denuncias por ruido en el Casco Antiguo, pese a la implantación de la ZAS con medidas de hace 20 años. 

En principio, la Concejalía de Medio Ambiente continúa perfilando actuaciones específicas para actuar calle a calle, e incluso local por local, para implantar las correcciones o modificaciones que resulten necesarias en cada caso, sin necesidad de extender medidas que afecten por igual a los establecimientos que no generen molestias. 

Al tiempo, la Concejalía de Urbanismo acaba de retomar la revisión de la ordenanza de ruido que quedó sobre la mesa en 2019 con la intención de actualizarla y elevarla a aprobación definitiva. De hecho, en paralelo a ese proceso de evaluación técnica, ya se ha comenzado a concertar reuniones de trabajo con los representantes de los sectores afectados para actuar de forma coordinada.

Y, de igual modo, también se estaría completando la revisión de la ordenanza de ocupación de vía pública, en la que se auguran cambios en lo que respecta a la disposición de veladores o, incluso, en sus horarios de instalación. Con todo, ninguna de esas actuaciones tiene por ahora un calendario de implantación conocido y podrían volver a quedar aplazadas hasta el próximo mandato.

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