ALICANTE. El histórico edificio del Asilo de Benalúa de Alicante vuelve al mercado inmobiliario. El Obispado de Orihuela-Alicante lo ha vuelto a poner en venta con el objetivo de obtener el rédito necesario para poder financiar la construcción de una futura residencia. De esta manera, el inmueble vuelve a primera línea de la actualidad después del fallido intento protagonizado entre 2016 y 2017 por el grupo Imed por adquirirlo (a través de un controvertido acuerdo de alquiler con opción a compra concertado con el Obispado) para rehabilitarlo y transformarlo en uno de sus hospitales.
No obstante, tras varias adaptaciones de proyecto, con las que se pretendía ampliar la protección y recuperación de su configuración arquitectónica original, Imed acabó desistiendo de su propuesta, ante las dificultades urbanísticas que entrañaba la operación, y optó por contruir un hospital de nueva creación, en la zona de expansión de Vistahermosa, que ahora se encuentra en plena ejecución, con la previsión de que pueda entrar en funcionamiento en torno al tercer trimestre de este año.
En cualquier caso, lo cierto es que el Asilo de Benalúa sigue siendo un activo atractivo para cualquier inversor. Bien sea público, como reclaman los vecinos del barrio para disponer de un centro social; bien sea privado para otro uso. El solar en el que se ubica cuenta con una superficie total de 12.931 metros cuadrados y con una ubicación inmejorable al disponer de buenos accesos y situarse cerca del Centro, junto a uno de los principales núcleos administrativos de la ciudad: las dependencias de la Ciudad de la Justicia, que ahora se encuentran en plena ampliación, tras el proyecto adjudicado durante la pasada legislatura a la UTE compuesta por Ferrovial y Servicios Servitria, con un desembolso de 72 millones.
El Obispado de Orihuela-Alicante se hizo con los derechos del edificio después de que la congregación de las Hermanas de los Pobres Desamparados abandonase la gestión de la antigua residencia de ancianos que albergaba hasta el 2010. De algún modo, ese fue su uso prácticamente desde su apertura, en torno al año 1885.
Su construcción se inició en 1880, tras la puesta en marcha de una campaña de recopilación de donativos y de que, en una iniciativa promovida por el Marqués de Benalúa, se cediese el solar sobre el que se asienta, en el momento en el que se estaba desarrollando el conjunto del barrio.
Eso sí, ese acuerdo sobre la entrega de la parcela quedaba supeditado a que el inmueble se mantuviese como centro asistencial de interés social, según se recogía en la ficha identificativa del inmueble incorporada en la versión del catálogo de protecciones elaborada bajo el mandato del extinto tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís), que quedó frustrado con el voto en contra de la oposición (PP, Cs y dos ediles no adscritos), en 2017.
La función original del inmueble en el momento de su apertura fue la de "dar cobijo a transeúntes, ancianos y enfermos, así como a personas en situación de desamparo". Esa función se fue ajustando hasta convertirse en un asilo, primero, y en una residencia para la tercera edad, después. Ahora permanece sin uso desde su cierre, en 2010, pese a que los residentes del barrio de Benalúa vienen planteando que se impulse su rehabilitación para que pase a convertirse en un centro social comunitario comprometido en el barrio desde hace más de 20 años.
En todo caso, cualquier comprador interesado deberá ajustarse a la necesidad de contemplar la protección de sus elementos principales, toda vez que el catálogo de protecciones que sí se acabó aprobando de forma inicial en septiembre de 2020, bajo el mandato del bipartito (Partido Popular y Ciudadanos), considera el edificio como inmueble a conservar por su singularidad arquitectónica, aunque no bajo la condición de Bien de Relevancia Local (BRL) -como sucede con todas las iglesias de la ciudad-, ya que en su redacción se concluyó que se trataba de un edificio que albergó un uso asistencial, que no tendría la consideración de edificio religioso por el mero hecho de albergar una capilla en su interior.
Hasta ahora, no ha trascendido cuál podría ser el precio mínimo por el que se ofrecería la venta del conjunto del espacio, en el que, al margen de su edificio central diseñado por el arquitecto José Guardiola, y de sus naves anexas, también se incluye un amplio patio ajardinado utilizado como zona de esparcimiento del antiguo asilo.