ELCHE. Si todo sale según lo previsto, en unos meses entrará la maquinaria en la parcela en la que se ubica el decadente esqueleto del Hotel de Arenales del Sol para derribarlo. Tras los fallos del Tribunal Superior de Justicia y del Tribunal Supremo después durante los últimos tiempos, que supusieron un duro revés para la concesionaria para rehabilitar el inmueble, Princesol, ha pasado lo previsible. Como contó este medio, el Ayuntamiento estaba buscando que Costas forzara a la mercantil para que derruyera el viejo edificio. Este mes la Dirección General de Costas dictaba una notificación que el equipo de gobierno ha hecho oficial ahora: el órgano integrado en el Ministerio de Transición Ecológica ha dado a la concesionaria un mes para que inicie las obras de demolición y tres meses para que finalice la mismo. Pero de la parte 'nueva'.
De lo contrario, será la administración quien ejecute de forma subsidiaria esta actuación, pasando luego la factura a la compañía. Así que podría ser durante el verano cuando se resuelva este entuerto, una de las cuestiones que lleva enquistadas durante años en la pedanía, y que ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza del equipo de gobierno, así como de los vecinos, hartos de ver el adefesio en primera línea de playa, declarado en ruinas en 1997. Eso sí, aunque en un momento u otro, es previsible que se acabe de derribar durante el año, hay que tener en cuenta que la resolución habla de la parte nueva, las obras "no autorizadas", especifica el alcalde, según los fallos judiciales que arroparon los informes que elaboró la Dirección General de Costas. Según ellos, se contravino el permiso que tenían concedido para rehabilitar el inmueble, ya que aumentaron el volumen del edificio.
¿Y la parte vieja?
Quedaría por ver qué ocurre con la parte vieja del edificio. Desde el Consistorio también piden que además de esa parte nueva que se tiene que derruir, se aproveche para demoler todo lo que queda, escudándose en que en marzo de 2017 se le concedió licencia de demolición a Princesol tras su solicitud por peligro de colapso. González argumenta que "no tiene sentido dejar la parte vieja porque es inviable jurídicamente según los tribunales, no puede haber proyecto de hotel porque ha sido denegado por la Audiencia Nacional y no es una decisión política de Costas o el Ayuntamiento". En el supuesto de que la compañía no demoliera todo el edificio, el Ayuntamiento tendría que valorar el escenario, si vuelve a tocar a la puerta de Costas, o si podría demoler subsidiariamente, o si procede alguna vía judicial.