La Dirección General de Costas ordena a Princesol el derribo del hotel de Arenales del Sol en un mes 

ELCHE. La Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, ha notificado a la mercantil Princesol, adjudicataria del nuevo hotel de Arenales del Sol que en el plazo de un mes comience con las obras del derribo de la parte nueva. Esta parte es la construcción que se declaró como ilegal y que llevó a cabo la concesionaria Princesol, aumentando el volumen del inmueble —algo para lo que no tenía permiso—. El derribo deberá concluir en tres meses y, en el caso de no ejecutar la operación, el servicio provincial de Costas lo haría de forma subsidiaria con cargo a la empresa. 

Desde el Ayuntamiento de Elche recuerdan que la firma Princesol tiene permiso para derrumbar la parte vieja del edificio. La mercantil tiene permiso concedido porque creía que había riesgo de colapso y se le permitió. Por este motivo, desde el Consistorio piden que derriben ambas partes del hotel en ruinas. 

Este parece ser el principio del final de una situación que lleva muchos años anquilosada. En el año 1997 se declaró en ruinas el hotel y en 2016 unos particulares pusieron una denuncia al percatarse de que la empresa Princesol habría aprovechado para aumentar el volumen del edificio, algo para lo que carecían de permiso. 

Precisamente, en febrero de 2020, la Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, accedió a forzar jurídicamente la demolición del esqueleto de cemento y amianto que supone el hotel de Arenales del Sol. Algo que se buscaba desde el equipo de gobierno en una reunión, como adelantó este medio. Tras el varapalo primero del Tribunal Supremo (TS) y del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) después, al respaldar la sentencia de la Audiencia Nacional, que declaró ilegales las obras llevadas a cabo por la concesionaria Princesol, el bipartito ha conseguido lo que buscaba: que Costas acceda a actuar contra la mercantil. Estas dos sentencias han sido claves para desatascar la maraña judicial sobre la que se cernía el decadente inmueble.