ALICANTE. La suerte está echada en la carrera electoral por la Alcaldía del Ayuntamiento de Alicante: puede que la más abierta del periodo democrático reciente, tras un mandato especialmente convulso en el que se han sucedido tres gobiernos distintos (tripartito, PSOE en solitario y PP en solitario).
Los seis partidos que, según todas las encuestas conocidas, parecen contar con mayores opciones de formar parte de la futura corporación municipal (PP, PSPV-PSOE, Unides Podem EU, Cs, Compromís y Vox) cerraron este viernes dos semanas de campaña (más o menos intensa, según la formación que se analice) con la intención de convencer al electorado mediante una variada batería de propuestas que, en teoría, deberían mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.
Todos han jugado sus bazas y han desplegado las estrategias que han creído oportunas para tratar de ganarse la confianza del mayor número de votantes posible. Pese a que pudiese parecer una obviedad, lo cierto es que esa es la clave relevante que está en juego en la jornada electoral de este domingo.
En un escenario en el que nadie atisba la posibilidad de que se alcance una mayoría absoluta (la cifra mágica de 15 concejales, en un Ayuntamiento conformado por 29), el objetivo determinante es sumar más papeletas que el resto de los partidos en competencia. Y hacerlo con la ventaja suficiente para evitar alianzas entre los de la acera de enfrente.
Con más o menos claridad (y con más o menos expectativas reales, según cada caso), todos los candidatos han reconocido que ambicionan esa meta, ya que quien reúna más papeletas al cierre de la noche electoral, se convertirá en alcalde o alcaldesa in pectore, siempre que al bloque del eje político opuesto no le lleguen los números para impedirlo. Ese es el reto. Y por eso los aspirantes de PP, PSPV-PSOE y Cs -a priori, los mejor situados para lograr la vara de mando- han ido a máximos, con llamadas al voto útil tanto en sus respectivos espacios ideológicos y caladeros electorales, como en los del prójimo.
En realidad, la posibilidad de pacto por la izquierda o por la derecha es solo un comodín al que puede que solo se recurra si resulta estrictamente necesario. A lo largo de los últimos quince días, a los seis alcaldables se les ha preguntado en reiteradas ocasiones por sus opciones preferentes para conformar pactos postelectorales. Pero sólo tres de ellos sí se han mojado abierta y claramente, sabedores de que (por grado de penetración social o por contaminación de la evolución de voto nacional) no ocupan las primeras plazas en la parrilla de salida.
Así, el candidato de Unides Podem EU, Xavier López, sí ha expresado su convencimiento de que con el alcaldable socialista, Paco Sanguino, sería fácil entenderse. El aspirante de Compromís, Natxo Bellido, también ha abogado por reproducir la alianza progresista a la manera del Botànic (hasta se ha postulado como garantía para evitar una posible pinza PSOE-Cs). Y el alcaldable de Vox, Mario Ortolá, también se ha mostrado abierto a prestar apoyo a PP y/o Cs.
Sin embargo, los otros tres contrincantes en liza han optado por dar respuestas evasivas o, incluso, han apostado directamente por gobernar en minoría. La cabeza de lista de Cs, Mari Carmen Sánchez, ha supeditado un posible pacto de gobierno con PP o PSOE a que ella fuese su líder y que se aceptase su propia hoja de ruta para la ciudad. Sanguino ha jugado alternativamente a la ambigüedad para no cerrarse puertas. Incluso ha insinuado la posibilidad de que, al final, no llame a ninguna. Y el alcalde y aspirante a la reelección por el PP, Luis Barcala, ha manifestado claramente cuál es su expectativa: revalidar su gobierno en minoría, pero con más representantes del PP en el pleno. Es más, ha ofrecido la que hasta ahora ha sido la posición más tajante al respecto: "Da mejor resultado un gobierno con las ideas claras y fuerte, aunque sea en minoría, que un tripartito que no hace otra cosa más que estar robándose el protagonismo unos a otros y estar pelándose entre ellos en lugar de preocuparse de los temas de Alicante", respondió, en la entrevista publicada por Alicante Plaza.
La referencia de Barcala se dirigía a la alianza gestada en 2015 entre PSOE, Guanyar y Compromís. Los tres sumaron 15 concejales y hasta contaron con el apoyo de los seis ediles de Cs para que el candidato socialista, Gabriel Echávarri, fuese investido alcalde tras 20 años de gobiernos consecutivos del PP.