ALICANTE. El proyecto para la implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Alicante contempla de forma específica la regulación de la Distribución Urbana de Mercancías (DUM) mediante la disposición de plazas de carga y descarga en el perímetro conformado en el conjunto de los tres anillos en los que se divide su funcionamiento con el objetivo de facilitar la labor de reparto de las empresas dedicadas a la distribución y, a su vez, limitar la generación de emisiones contaminantes a la atmósfera que pueda generar su actividad.
En esta línea, la propuesta trazada por la consultora TEVA (adjudicataria del contrato para la definición de la ZBE) en coordinación con los técnicos de la Concejalía de Medio Ambiente prevé establecer "un control de puntos de acceso y salida, tiempos de estancia en la ZBE, horarios de acceso, control de tiempos de estacionamiento y previsión de uso del espacio disponible", a partir de la red de sensores y cámaras posicionadas sobre el eje de esos tres anillos: los formados por el eje de la Gran Vía, el perímetro del Centro Tradicional y los límites del Casco Antiguo.
Con ese sistema, se pretende facilitar "que los vehículos de mercancías realicen rutas de entrega de manera más óptima, reduciendo los trayectos en busca de estacionamiento, y los desplazamientos repetitivos de entregas en una misma área", según detalla el proyecto técnico que concreta el funcionamiento de la ZBE, junto a la ordenanza específica que quedó aprobada de forma inicial este martes, en el transcurso del pleno correspondiente al mes de octubre (aplazado a noviembre tras la declaración de los días de luto oficial con motivo de la Dana que ha asolado varios municipios de la provincia de Valencia).
En esta línea, el proyecto concreta que "este control de tiempo de estacionamiento y reserva se podrá llevar a cabo mediante el uso de una aplicación móvil específica y/o el uso de parquímetros, pudiéndose hacer uso de los instalados en la actualidad en la ciudad". Esa aplicación ya está desarrollada y ha superado varios meses de prueba, con lo que debería ponerse en funcionamiento en cuanto se active el sistema de la ZBE. Es decir, salvo modificación de plazos de última hora, en enero de 2025.
En esta línea, el proyecto técnico de la ZBE apunta igualmente que "la generación de puntos de almacenaje y recogida" contemplada con su implantación "facilita la centralización de los desplazamientos a un punto, permitiendo a los usuarios disponer de puntos de recogida de proximidad (evitando desplazamientos) y posibilitando la entrega de mercancías con vehículos de última milla no contaminantes".
Además, añade que "la tecnología de control de accesos y tiempos de estacionamiento permite generar beneficios para los vehículos menos contaminantes o de emisión cero", lo que, a su vez, contribuye a fomentar "el cambio en la flota de vehículos de mercancías; así como restringir el uso de los puntos de almacenaje a vehículos de última milla no contaminantes".
Para el uso de esas plazas de carga y descarga se ordenará la concesión de permisos provisionales que se tramitarán "por anticipado con petición telemática", según se concretaba en la memoria inicial sobre la ZBE, mientras que "para desplazamientos recurrentes se seguirá un protocolo especial de permanencia y localización".
En esa misma memoria, dada a conocer en enero de 2023, se precisaba que "en los edificios de la administración pública ubicados en la ZBE (50 edificios previstos)" se habilitaría "un minihub de 20 metros cuadrados como centro de consolidación", en los que se podrá estacionar para llevar a cabo labores de reparto. "En total la superficie de los centros de consolidación será de 1.000 metros cuadrados", según detallaba la memoria.
En su conjunto, las medidas contempladas en el proyecto de la ZBE -ahora en exposición al público para la presentación de alegaciones- aspiran a mejorar la calidad del aire hasta el punto de evitar la emisión de cerca de 164.000 toneladas de dióxido de carbono. Y ello, sin provocar ningún perjuicio sobre la actividad de sectores como el del comercio o el de la hostelería, ya que, de hecho, el proyecto llega a augurar todo lo contrario: que ambos puedan aumentar sus volúmenes de facturación sobre la base de la experiencia de Madrid, en la que se habría constatado un incremento de ventas de hasta un 10% con la aplicación de las restricciones de acceso al tráfico y apuesta por la movilidad contempladas en su ZBE.