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el sur del sur / OPINIÓN

¿Por qué con Alemania, y no con Gran Bretaña?

21/06/2020 - 

Las barreras están ya levantadas. Este domingo, el aeropuerto de Alicante-Elche comienza a recuperar la normalidad y recibirá a los primeros turistas que visitan la Costa Blanca, con estrictas medidas de seguridad, pero sin necesidad de tener que guardar la cuarentena. Aunque como todos sabemos no será un verano como el de antes, poco a poco los destinos turísticos irán recuperando la nueva normalidad. De todos los mercados emisores, el británico se incorporara de manera tardía. Estos lo asumen todos: políticos, empresarios, etc. Hay una razón fundamental: su desescalada no va a acompasada a la del resto de la Unión Europea y por lo tanto, la maquinaria empezará a arrancar más tarde. Como publicara Alicante Plaza, por ejemplo, uno de los touroperadores más importante, Jet2 no comenzará a recuperar las conexiones con el aeropuerto de El Altet hasta el 15 de julio. Es posible que lleguen turistas británicos antes, con los vuelos programados, pero lo harán de manera individual o en familia y todo hace indicar que si adelantan su llegada más bien será porque disponen de segundas residencias en el litoral de la Comunitat. Todos han aceptado este status quo como algo normal y nadie ha puesto el grito en el cielo.

En cambio, en otras comunidades autónomas, sus dirigentes sí que han sido más exigentes y desde principio de mayo vienen reclamando la apertura de esos pasillos turísticos con determinados destinos para acelerar el empuje de la economía. Es el caso de Baleares. Lo reclamaban los empresarios y la presidenta del Gobierno balear, Francina Armengol, lo planteó con insistencia en las conferencias de presidentes dominicales hasta que el Gobierno tuvo que admitir el desafío y ponerlo en marcha. Bien es verdad que hay un elemento que diferencia la situación de Baleares con la de la Comunitat Valenciana. El archipiélago es más dependiente del turismo alemán y además, hay touroperadores, como TUI, que controlan todo el proceso de la experiencia turística -comercialización, vuelo y estancia- y, por tanto, su negocio, que también pusieron de su parte para acelerar la puesta en marcha del denominado pasillo turístico. A ello se une un Gobierno, como el alemán, y la Unión Europea, que en esta crisis sí que ha sido más proactivo a la hora de establecer esos salvoconductos que permitieran la conexión aérea entre Baleares y determinadas regiones alemanas. 


Aunque no se puede comparar la situación de la Comunitat y Baleares, sí que hay similitudes y diferencias con el turismo británico y el alemán, lo que pasa es que en estas tierras se ha tolerado una especie de nebulosa colectiva sobre la necesidad de reclamar la inmediata puesta en marcha de pasillos turísticos sino con toda en el Reino Unido en general, sí con algunas zonas que posiblemente tenían una situación epimideológica similar a la Comunitat Valenciana y que podrían haber anticipado la puesta en marcha de toda la operativa al menos unas semanas. Está claro que desde Gran Bretaña se ha hecho poco -bastante han tenido con sufrir los vaivenes de Boris Jonhson-, pero desde el Gobierno central poco se ha intentado. En todo caso, hemos tenido la amenaza de la cuarentena, despejada este sábado. Pero, ¿y en la Comunitat? ¿Alguien ha oído poner en un aprieto a Ximo Puig sobre la necesidad de acelerar esos corredores con determinadas zonas del Reino Unido, si es que existía esa posibilidad? ¿Hosbec? ¿la CEV? 

El único movimiento coral fue el de mantenerlos los aeropuertos de València y Alicante abiertos durante la última fase del Estado de Alarma. Finalmente, el ministro Ábalos rectificó. Ese día, la presión empresarial sí que dio sus resultados. 

Con anterioridad y posterioridad, el clamor empresarial había sido desigual. Algunos habían verbalizado sus quejas ante el aislamiento con el exterior, pero con más incidencia que otros. Los que más inquietud mostraron y así lo trasladaron al Palau fueron los promotores de viviendas residenciales. Exigieron esa opción de que al menos se dejara a los futuros residentes la posibilidad de permitirles la visita a España sin cuarentena para poder adquirir la vivienda, o que al menos se hiciera de manera telemática con el fin de evitar los 15 días de encierro sanitario. 

En el caso hotelero, las reivindicaciones ha reconectar con el turismo exterior han sido, permítanme la palabra, difusas, ténues, carentes de convecimiento, faltas de una contundencia que sí hemos visto otras veces: algo se ha oído esta semana, más por el temor de que esa hipotética cuarentena que quería imponer España a los ingleses se hiciera realidad que por el hecho de que se acelerarán determinadas dinámicas de negocio. Ni del propio sector, ni de la propia administración. Nadie ha puesto en aprietos a Ximo Puig para que en las últimas conferencias de presidentes, cuando la Comunitat asumía el cambio de fase con más solvencia, exigiera a Pedro Sánchez la apertura de algún canal de comunicación con el Reino Unido -como sí se ha hecho en el seno de la UE- que permitiera acelerar la puesta en marcha de ese verdadero puente aéreo que es la Costa Blanca con determinados puntos de Gran Bretaña. Y es extraño porque si una cosa hace bien la patronal hotelera de esta Comunitat es ejercer de lobby: lo consiguieron con el PP, lo siguen demostrando, incluso, con el Botànic. Reclamar la prolongación de los ERTE o un mejor plan de estímulos sí que lo han hecho con más ahínco, pero en lo de turismo británico a lo mejor es que nos estamos perdiendo alguna clave que con el tiempo consigamos vislumbrar.  

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