ELCHE. Con un respiro ahora en los temas de patrimonio, y con la buena andanza del sector del ladrillo de la ciudad, aunque ahora con un parón tras el crecimiento progresivo, vuelven los avisos o intenciones de catas en lugares importantes, en este caso, en la calle Corredora, de la que han llovido ríos de tinta en los últimos meses por el proyecto de peatonalización. Sin embargo, la novedad no tiene nada que ver con esto, sino con el sector inmobiliario. Promociones Gavair, propiedad de los Borja, ha comprado tres edificios de la calle, justo al lado de su sede, para edificar viviendas de lujo.
La promotora, fundada por Francisco Borja, actual y flamante presidente ejecutivo del Misteri D’Elx, una de las novedades en la renovación de la Junta Rectora, así como presidente en funciones del Consejo Social de la UMH, se ha hecho con los tres edificios situados al lado de sus oficinas. Son los números 45, 47 y el edificio de la esquina, este último, un inmueble que tuvo hasta hace no mucho comercios en sus bajos, antes de que se instalara la relativa psicosis por el cierre de comercios o la fuga de grandes firmas a lugares como L’Aljub para hacer frente a su competencia o dejar paso al comercio online.
La intención de Promociones Gavair, ahora en manos de Francisco J. Borja Vázquez —que posee otras promotoras o empresas vinculadas al sector inmobiliario—, hijo del histórico empresario —que a su vez estuvo en la directiva del Elche CF durante bastantes años, vinculado a Caster o Reebok—, es construir viviendas de lujo y bajos comerciales tras la demolición de los inmuebles. Para ello, antes tendrán que realizar catas arqueológicas, al encontrarse el perímetro dentro del Núcleo Histórico Tradicional, lo que supone un Área de Vigilancia Arqueológica, según Conselleria de Cultura, ubicada en un entorno Bien de Relevancia Local (BRL), para ver si se puede acometer el proyecto y lograr el permiso de obra en el caso de no encontrar restos de valor. Unas excavaciones que Cultura exige ahora de facto y que debían, según sus planes, estar refrendadas en el nuevo Plan General, sin embargo la oposición se abstuvo pa la hora de aprobar la ampliación de protección arqueológica.
En definitiva, una situación que sin duda hoy ya no suena 'a chino', debido a la dicotomía entre protección del patrimonio municipal y nuevas construcciones que han salido a la luz en la ciudad en los últimos años y sobre todo meses, en relación a casos como el del Mercado Central, Nuevos Riegos El Progreso o la Casa de las Palomas. En cualquier caso, está por ver la celeridad con la que se desarrolla el proyecto. Asimismo, también está en el ambiente la cuestión del propio edificio del Progreso, que quizá podría hacer que la promotora se comportara de una forma más cautelosa, o a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos para no caer en una situación similar.
Así mismo, ese tercer inmueble, el de la esquina, tiene un grado de protección ambiental, por lo que en el caso de que se derribe el edificio, puede que se procediera a restaurar la fachada o mantener el estilo antiguo para que este no se pierda. De hecho, la propia oficina de la inmobiliaria de los Borja, en el número 43, ya se derrumbó en su día y se volvió a construir con una fisonomía similar a la que tenía, para no desentonar con los edificios típicos de principio de siglo XX que hay en toda la calle y aledaños.
Por otra parte, cabe destacar que todo el perímetro que rodea a este Núcleo Histórico Tradicional, así como el Conjunto Histórico Artístico; en total, gran parte del Centro y el Raval, está repleto de restos arqueológicos, como muestra el registro del técnico de patrimonio municipal —otro asunto es si estos tienen valor o no, sujeto a criterio del equipo arqueológico que excava—. De hecho, en la propia Corredora, en diferentes obras que se han hecho en el tiempo, por ejemplo en el número 14, y alrededores, en la oficina del Prop junto a la Calahorra, hay restos cubiertos de pilotaje —tapiados con cemento— o geotextil, con elementos como balsas o aljibes. Sin embargo, son datos que se suelen desconocer tanto por los intereses urbanísticos que hay detrás como por la propia desidia municipal a lo largo de los años en este asunto.