ELCHE. Este jueves tenía lugar en el Centro de Congresos una jornada sobre las ciudades 'verdes' como eje de futuro y transformación urbana de cara a retos como el que presenta el cambio climático. Mientras que durante la mañana se presentaron experiencias sobre el uso de la bici en otras ciudades o los ejes que se valoran para obtención de la Capital Verde Europea. Durante la tarde, se analizaron las posibilidades del espacio público por parte del urbanista Ramón Marrades y las políticas de movilidad sostenible de San Sebastián (de tamaño muy similar a la ciudad ilicitana), Palma de Mallorca, València o Elche.
A este respecto, Marrades, especializado entre otros en políticas de urbanismo como eje de transformación y participación, incidió en la importancia de que cada ciudad busque su elemento diferenciador, dado que "muchas sufren un trastorno de despersonalización", al utilizar de forma mecánica fórmulas exitosas de otras, lo que no tiene por qué funcionar. En este sentido incidió en que las "ciudades del futuro" no pasan por esas macrourbes de imponente skyline sino por "sitios como Elche", del que destacó la presencia del palmeral nada más adentrarse en el casco urbano. No obstante, señalaba que es importante mirar más allá de lo verde 'evidente' como el palmeral, y analizar otros elementos singulares a explotar como eje de transformación urbana.
Ello podría pasar por ejemplos de otras ciudades como la 'apertura' de espacios como los colegios para otros usos, a modo de actuaciones que se han realizado en algunas capitales europeas con el replanteamiento de espacios urbanos. Eso sí, no todo tiene por qué venir desde la acción pública, destacó en su ponencia, en la que propuso su receta a modo de recomendaciones para ciudades más sostenibles que apuesten por un planteamiento urbanístico menos rígido y tradicional. Entre ellas, implicar a la iniciativa privada en estas políticas, apostar por infraestructuras sostenibles, que esas actuaciones sean muy visibles para que se vean sus mejores (por ejemplo espacios peatonales, reducción de tráfico, renaturaliaciones, etc.,), alianzas amplias con entidades y colectivos, mecanismos de compensación por la intervención en el ámbito rural o actuar a "escala metropolitana".
En cuanto a la segunda mesa, con las experiencias de otras ciudades, además de la edil de Movilidad, Esther Díez, participaron su homóloga en San Sebastián (Pilar Arana) y Palma (Francesc Dalmau) y el coordinador de Valencia Green Capital 2024, Natxo Lacomba. Se puso de relieve la dificultad de impulsar proyectos de calado por la lentitud y trámites de la administración y se expusieron resistencias muy similares a los diferentes proyectos planteados, en general muchos parecidos: peatonalizaciones, reducción de tráfico o implantación de carriles ciclistas o ciclopeatonales.
En San Sebastián se está preparando la implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), y una aumento de la presencia del ferrocarril en la ciudad con hasta 17 paradas, redefiniendo también el uso del bus, priorizando peatonalizaciones y el uso de la bici. En Palma también también han optado por eliminar el tráfico desde 2015 tras los cambios hechos y deshechos en la alternancia de poder, lo que les ha permitido apostar por el transporte público, con más frecuencias, ahora en proceso de contratación de eléctricos y con previsión de vehículos de hidrógeno, proyecto que en España solo está en Barcelona. Mientras tanto en la ciudad ilicitana sigue habiendo carencias en transporte a pedanías o Parque Empresarial, y una percepción mejorable del bus urbano. Y en València los cambios son más conocidos en general, como la apuesta por la bici, peatonalizaciones y espacios públicos, después de haber hecho una diagnosis de cara a luchar por la Capital Verde. "Una ciudad enfocada a la gente", destacaba Lacomba.
Unas medidas en general que en mayor o menor medida se han intentado impulsar o se están impulsando en Elche, aunque en menor envergadura, destacaba Díez, porque se ha empezado relativamente de cero, como ha hecho València en tiempo récord con la Capital Verde. Aunque ya tenía apuestas previas conocidas como el Jardín del Turia o la recuperación del Saler. Los nuevos kilómetros de Elche contrastan con los 170 de bici de la capital valenciana, obviamente mucho más grande, y los 30 de ciclovías. No obstante, Díez ponía énfasis en actuaciones emblemáticas como la Corredora, que suponen esa "visibilización" que recomienda Marrades, y volvía a apostar por la renaturalización del río, motivo de discrepancia con sus socios de gobierno.
Con todo, en Palma, València o Donosti hay mucha más presencia aún de otras administraciones públicas a nivel de conexiones, en comparación con Elche. Y también han seguido la opción de los Next Generation europeos, como a nivel local. En cualquier caso, la portavoz ponía en valor la nueva infraestructura ciclista, la mayor protección del Clot de Galvany, la conexión futura con El Hondo o El Pinet, la protección del palmeral y el concepto de "oasis" como subsistencia en un clima históricamente adverso por las sequías. A pesar de las polémicas por el tráfico y la afección con los carriles bici, la concejal destacaba que "apenas se han quitado aparcamientos y la mayor parte del tiempo no hay problemas con el tráfico", y lamentaba que se argumente que Elche no es el caso de otras grandes ciudades, porque de lo contrario nunca habría grandes avances. "Elche no es Amsterdam, pero seguramente antes de su transformación también se podía decir lo mismo respecto a los futuros cambios". En cualquier caso, un soplo de aire, reflexionaba la edil, al compartir experiencias con otras ciudades que están impulsando proyectos similares, cuando no idénticos.