ELCHE. Tras la negativa de los propietarios de Nuevos Riegos El Progreso a hacerse cargo de la modificación del apuntalamiento que ordenó el Ayuntamiento, y tras conocer que será este quien lo ejecute de forma subsidiaria, la administración ya tiene acotado el asunto de los plazos para poder reabrir el tráfico. Estima que el lunes mismo empezarán las obras para este nuevo sustento de la fachada, que estará formado por vigas horizontales y verticales a lo largo de la misma tras un estudio técnico sobre las distintas opciones viables. El coste de dicha intervención será de unos 35.000 euros aproximadamente.
Con la pronta respuesta de los dueños del inmueble, al no agotar los diez días que tenían de plazo para responder a la orden de ejecución municipal, el Ayuntamiento podrá maniobrar con mayor celeridad para reabrir el tráfico de una arteria céntrica tan importante. Además, al estar paralelamente sondeando empresas y costes del nuevo apuntalamiento a la vez que estudiando cuáles podían ser menos invasivos, el asunto parece ya resuelto. Según indica el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, aún queda de plazo 48 horas para la ejecución de la obra por parte de los propietarios, algo que no se contempla, así que dado que está en medio el fin de semana, el lunes se empezará a trabajar con el nuevo apuntalamiento.
Los informes técnicos municipales señalan que el apuntalamiento actual, además de su carácter invasivo e influencia sobre la movilidad, sólo cubre dos tercios de la fachada, por lo que no queda estabilizada la parte superior, la más en riesgo en caso de colapso por el empuje de las cerchas. La nueva sujeción que se va a hacer consta de vigas y pilares de perfiles aligerados de acero galvanizado que abarcarían la altura y anchura de la fachada, quedando totalmente estabilizada. Además se complementaría con una red perimetral por posibles desprendimientos de elementos de la cubierta.
El coste de este nuevo apuntalamiento es de alrededor de 35.000 euros, una cantidad que luego se repercutirá a la empresa —que justifica la actual sujeción por la urgencia de la suspensión cautelar—. Asimismo, la intervención que empezará la semana que viene no tiene especial complejidad, por lo que se trataría de una actuación bastante rápida. Por su parte, el edil también aprovecha para indicar que la Conselleria podría haber instado a los propietarios a apuntalar de otra forma “sin que la ciudad de Elche se viera perjudicada durante tanto tiempo por el corte de una calle”. Se hará por la parte exterior porque la administración valenciana desestimó la posibilidad de desmontar la cubierta y apuntalar desde el interior del inmueble.
Por otra parte, Sánchez también especifica con respecto a la protección de la sala de venta de aguas, uno de los temas que generó su polémica por la desprotección de la fachada en 1998, que el edificio como tal, el inmueble, ni estaba protegido ahora ni en 1986. Únicamente la fachada actual, de la que se preveía desmontar la fachada, retranquear y volver a reconstruirla y que finalmente acabó desprotegida en 1998.