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Gobierno y administración del poder real en territorio alicantino durante la época foral

El poder territorial en el territorio 'dellà' Xixona

3/04/2022 - 

ALICANTE. La provincia existe como división territorial del Estado español desde 1833. Es decir, desde esa fecha el Estado, para el ejercicio de algunas de sus funciones y cumplimiento de sus obligaciones, se sirve de unas demarcaciones territoriales al frente de las cuales sitúa a un representante, actualmente denominado subdelegado del Gobierno. Antes de su creación, la administración borbónica empleó también otras divisiones (gobernaciones, provincias) al frente de las cuales una autoridad ejercía determinadas atribuciones en nombre del poder central.

¿Y antes de la llegada al trono de los borbones en 1707? ¿Qué autoridades que representaban al rey en nuestro territorio en época foral?

Hoy prestaremos atención a los oficiales que ejercían la jurisdicción real en esta porción del territorio valenciano denominada en época foral terres d’enllà o ultra Sexonam (Xixona), procuración o gobernación de Orihuela y actualmente conocida también como comarques del sud.

Recordemos que desde la firma del Tratado de Almizra, en 1244, entre el rey Jaume I de Aragón y el infante Alfonso de Castilla, el territorio actualmente integrado en la provincia de Alicante estuvo dividido en dos mitades (lo explicamos aquí). La divisoria, trazada desde Biar a Busot, desembocaba en el mar Mediterráneo a la altura del barranco de Aigües. Sus límites estuvieron vigentes hasta mediados del siglo XX como explicamos semanas atrás en este mismo medio.

Tras la conquista cristiana de la villa de Alicante a mediados del siglo XIII, el territorio situado al sur de la frontera Biar - Busot, quedó integrado en el Reino de Murcia, al frente del cual Fernando III situó a un merino mayor, sustituido en 1258, siendo ya rey Alfonso X, por un adelantado mayor. Merino y adelantado, ambos con residencia en Murcia y al servicio de la corona de Castilla, fueron los primeros altos oficiales reales con jurisdicción en territorio alicantino, después de la época andalusí.

A partir de 1296, tras la conquista de Alicante y del reino de Murcia por Jaume II, nuestro territorio, todavía integrado en el reino de Murcia, pasó a estar bajo soberanía de la corona aragonesa. Desde entonces y hasta 1304, fecha en que fue incorporado formalmente al reino de València, el procurador general en el Reino de Murcia fue el máximo oficial real en el territorio situado al sur de la frontera Biar - Busot.

Tras la partición de Torrellas de 1304 y hasta 1313, Jaume II, desde una perspectiva gubernativa, se mostró partidario de unir el territorio ultra Sexonam a la procuración de València: “que un sol home governara el territorio valencià i l’espai enllà Xixona” (Cabezuelo Pliego). Sin embargo, en el aspecto fiscal o hacendístico no se dio esa uniformidad, de forma que la bailía general del Reino de Murcia, creada tras la conquista aragonesa de dicho reino, pasó a tener la consideración, a partir del 3 de diciembre de 1304, de bailía del territorio enllà Xixona (Ferrer i Mallol). El baile será un oficial real presente en nuestro territorio hasta 1707.

En 1309, Jaume II instauró el cargo de procurador general en la Corona de Aragón, vinculado al infante primogénito del rey. En el territorio del Reino de València el gerens vices del procurador general pasó a ser el oficial real de más alto rango, al que seguía en importancia el portantveus de procurador. La planta gubernativa real en el territorio enllà Xixona quedaría perfilada el 2 de mayo de 1313, fecha en la que Jaume II instituyó la procuración ultra Sexonamdellà Xixona. Con esta decisión del rey, el territorio al sur de la línea Biar - Busot pasó a convertirse, dentro del Reino de València, en una demarcación gubernativa independiente de la procuración general de València y con capital en Orihuela. Al frente de ella estaba el portantveus de general procurador (o simplemente procurador), de igual rango al de València y que solo cedía el primer puesto a este, por cuestiones protocolarias, cuando el rey se encontraba presente. El territorio situado entre la frontera Biar - Busot y la frontera con el reino castellano de Murcia, adquirió, así, una personalidad y denominación propia dentro del Reino de València: la procuración de Orihuela (Cabezuelo Pliego). Al frente de la misma quedaron dos altos oficiales reales: el procurador y el baile general, ambos con sede y residencia en Orihuela.

¿De qué se encargaba el baile general? Era el máximo responsable del patrimonio real en la procuración y, como tal, ostentaba competencias sobre el dominio público, los monopolios reales, la recaudación de las rentas, los impuestos reales y la población mudéjar y judía (Ferrer i Mallol). También le correspondía abonar los gastos de la Corona en su territorio, entre ellos el salario de los oficiales reales y la reparación de edificios e infraestructuras públicas. Del baile general dependían, a su vez, los bailes locales de las poblaciones de realengo (Canet Aparisi).

La constitución por el rey Alfonso IV, el 28 de diciembre de 1329, del señorío de Orihuela en favor de su segundo hijo, el infante Fernando, conllevó la suspensión del ejercicio de la jurisdicción real en todo el territorio del señorío, desde Orihuela a Alicante y la sustitución de los oficiales reales, por los del propio infante, que gobernaban siguiendo las instrucciones de la reina Leonor, madre del infante. El señorío del infante Fernando se prolongó desde 1329 a 1363, en que fue asesinado por orden de Pedro IV, el Ceremonioso. Al morir sin descendencia y por estar así previsto en el privilegio de concesión del propio señorío, las tierras que lo integraban fueron reintegradas a la corona aragonesa. Alicante y Orihuela pasaban de nuevo a estar bajo jurisdicción real.

En 1366, tras finalizar la Guerra de los Dos Pedros, Pedro IV mediante un privilegio otorgado en Barcelona el 10 de septiembre de 1366, creó la gobernación general ultra Sexonam, con sede en Orihuela y heredera de la antigua procuración general. Su titular, el portantveus de general governador dellá Sexona, con rango inmediatamente inferior al rey, ejercía su jurisdicción desde la antigua línea trazada en Almizra al confín sur del reino de València, en la frontera con el de Murcia. Junto al gobernador, fue restaurado también el cargo de baile general, que, entre otras funciones, asumió la tarea de reconstruir las infraestructuras y bienes que habían resultado dañados tras la guerra con Castilla. Ambos oficiales, disponían también de casa también en Alicante. De hecho, dada la importancia de la actividad comercial de Alicante por su condición de ciudad portuaria, el baile, solía tener su residencia efectiva en esta ciudad, en la que posteriormente, a mediados del siglo XVII, pasó a residir con carácter permanente (Alberola Romá).

En los primeros años de la Monarquía Hispánica, hicieron aparición dos nuevas instituciones en la administración foral valenciana: la Real Audiencia (1505-1507) y el Virrey (1520). La primera con funciones gubernativas, de asesoramiento y supremas en materia de justicia; el segundo pasó a ser la máxima magistratura en el Reino de València y “alter ego” del monarca. Aunque inicialmente el nombramiento recayó en descendientes de los reyes de Aragón, finalmente el cargo quedó vinculado a la nobleza, lo que en la práctica supuso la entrada de nobles castellanos en la organización foral valenciana. Al Virrey le serán atribuidas funciones propias del soberano (Salvador Esteban).

Todos estos cambios, sin embargo, no afectaron a la autonomía de la gobernación de Orihuela, en la que sus máximos oficiales, el gobernador y el baile general, siguieron manteniendo hilo directo con los sucesivos reyes de la Monarquía Hispánica. No en vano, el gobernador de Orihuela, al que Felipe II denominaba “Consejero y Portantvezes de general gobernador en el reyno de Valençia de allà Xixona”, era el máximo representante del rey en el territorio d’enllà Xixona, únicamente superado en rango por el Virrey. Buena prueba de ello es la correspondencia mantenida entre Felipe II y estos oficiales, a finales del siglo XVI, con ocasión de la construcción del pantano de Alicante en término de Tibi. El rey se carteó intensamente con ambos, sin intermediarios valencianos, salvo alguna actuación puntual del Virrey o la Real Audiencia. Curiosamente ya en ese momento, en torno a 1590, la intervención de los oficiales de la monarquía establecidos en València, era vista con desconfianza por las autoridades alicantinas, que preferían someterse a los dictados de las autoridades de Madrid. Estas palabras, expresadas por el síndico de la ciudad de Alicante, son buena prueba de ello: “Advierto que salga del Consejo [de Aragón] qualquier orden y no de Valènçia pues en Madrid están más enterados”. La cosa viene de lejos.

Todo este entramado institucional pervivirá hasta el 29 de junio de 1707, en el que Felipe V decretó la abolición de los Furs y de las instituciones propias del Reino de València, entre ellas la histórica gobernación de Orihuela para el territorio d’enllà Xixona, una demarcación territorial que pervivió desde 1313 a 1707.

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