ALICANTE. El Hércules quiere que tanto el entrenador del primer equipo 'Lolo' Escobar como el secretario técnico Francisco Peña y el responsable de fútbol formativo Dani Barroso continúen el próximo curso.
No obstante el fracaso que ha representado la temporada 2022/23 a todos los niveles (el primer equipo no va a jugar ni el 'play-off' de ascenso a Primera Federación y los que le siguen han perdido la categoría), la confianza de Enrique Ortiz en los anteriores se mantiene, hasta el punto de que el empresario aboga por construir a partir de ellos, reforzar el área deportiva en lugar de someterla a un cambio profundo que afecte a sus actuales protagonistas.
Es verdad que estamos hablando del Hércules, donde los giros de guion forman parte del día a día, rara vez las cosas son lo que parecen, hay múltiples intereses en juego y en este momento, además, un período electoral abierto (con lo que eso supone si continúan las movilizaciones en la calle), pero a falta de dos jornadas para que finalice la temporada (y el equipo de Escobar cierre matemáticamente la permanencia en Segunda Federación, que se dice pronto), la anterior es la idea sobre la que Ortiz va a trabajar a lo largo de los próximos días, con reuniones para tomar el pulso a los protagonistas y clarificar posturas.
De todos los culpables del enésimo naufragio, el entrenador 'Lolo' Escobar es el que tiene menos responsabilidad, pero eso no le impidió tener que salir escoltado del estadio Rico Pérez este domingo, tras la derrota con el Alzira: hubo aplausos para él, pero sobre todo reproches... aunque sin alcanzar el nivel de aquellos que se le profirieron a los pesos pesados del vestuario, a Peña o al presidente, Carlos Parodi. El preparador dombenitense dejó el otrora coliseo blanquiazul tras protagonizar la enésima rueda de prensa presidida por las emociones más que por las razones. Escobar no echó balones fuera, pidió disculpas en primera persona y volvió a dejar en el aire su continuidad (su contrato no se extingue con la finalización de la temporada), esta vez no solo ligándola a una decisión de la entidad, también a su propio sentir (para él estos seis meses han sido como seis años, su desgaste ha sido notable).
En cuanto a Peña y Barroso, los dos tienen la consideración de 'hombres de club' para Ortiz y su intención es que sigan ejerciendo las mismas funciones, pero arropados: son varias las personas que se han postulado para integrarse en la estructura del área deportiva y, al parecer, se estaría cerca de concretar alguna incorporación.
Lo anterior puede representar un problema si no se clarifican bien competencias, jerarquías y, como se ha visto esta temporada, se repite el error de que haya responsables de algunas decisiones que no lo sean de cara a la opinión pública por ejercer un rol oficioso y no oficial: el que durante las ventanas de fichajes de verano e invierno hubiera muchas voces opinando en materia de planificación no se puede decir que ayudase precisamente a evitar el ya tradicional desenlace de "choque más incendio".
"Los mismos alfileres de vudú, el mismo cuento que termina mal", canta Joaquín Sabina, quien sabe de la vida bastante, pero Ortiz parece tenerlo igual de claro... por eso también deberá desligar el día a día de negociaciones como la que mantuvo con Mariano Rodríguez Barutell 'Nanín' y sus socios que, para empezar, condicionó el inicio de la planificación deportiva del curso que ahora muere y que, después de extenderse por meses, no terminó conduciendo a la inyección de dinero pretendida por las partes. En línea con esto último, hay no pocos cabos sueltos (los citados giros de guion) que también se deben amarrar con un fin u otro: como ya contó Alicante Plaza, el Hércules y el Intercity, Enrique Ortiz y Salvador Martí, han vuelto a abordar en los últimos meses una integración de ambas sociedades. El destino deportivo del primer equipo de ambas entidades era (y seguiría siendo) fundamental para el reparto de papeles y los términos de 'la oferta'.
La afición no solo sigue de uñas, es que los sucedido a lo largo de la presente temporada con el intento de asalto al palco de noviembre o la invasión del terreno de juego de este domingo (que le puede costar cara al club si el Comité de Competición se pone firme: no es la primera vez que ocurre, pero sí en la presente campaña, lo cual afecta a la no concurrencia de la reincidencia) suponen un salto cualitativo en la beligerancia de las protestas, por lo que cuesta creer que los citados planes de Ortiz sean bien recibidos por la mayoría de una masa social que, por otro lado, nadie puede obviar que mengua en lo que a su activismo herculano se refiere (son muchos los que declinan acudir a los partidos, algunos incluso tras haberse abonado). Una hipotética integración con el Intercity que permitiese al Hércules como tal, con Ortiz, jugar en Primera Federación representaría un paso al frente coherente para muchos, pero también sería rechazado por otros.