ALICANTE. La Policía tenía que intervenir este domingo para evitar que un grupo de aficionados del Hércules invadiera el palco del estadio Rico Pérez, en el transcurso del duelo de los blanquiazules con el Lleida y que finalizó con victoria visitante por 0-4.
Efectivos tanto de la Policía Nacional como de la Policía Local, además de la seguridad privada contratada por el club, tuvieron que emplearse a fondo para evitar que la zona noble del otrora coliseo blanquiazul fuera tomada por los aficionados, en señal de protesta por la situación de la entidad que hace poco más de un mes cumplía cien años.
Los ánimos se empezaron a caldear muy pronto, toda vez que en los prolegómenos del choque se llevó a cabo una concentración en la puerta cero para protestar contra Enrique Ortiz, quien controla el Hércules desde hace 23 años en los que el primer equipo blanquiazul ha estado más temporadas fuera del fútbol profesional que dentro, pero hace tiempo que no asiste a sus partidos. La asistencia a la misma no fue numerosa (se dieron cita unos 150 aficionados, si bien es cierto que la afluencia al estadio rozó la mañana del domingo los 2.500 espectadores) y no bastó para prender la mecha, a diferencia de la pobre imagen del equipo blanquiazul sobre el verde, pues en el minuto 29 ya perdía por 0-2 frente a un Lleida que había anotado solo cinco tantos en las once jornadas anteriores, llegaba a la cita tras tres derrotas consecutivas y se encontraba en la zona de descenso a Tercera Federación.
Si en la primera mitad ya hubo un rifirrafe con algunos aficionados situados en las localidades que rodean la zona de palco (las más caras del estadio), quienes dirigieron gritos hacia la primera línea del mismo, en la que se encontraban Carlos Parodi, Valentín Botella y José León (presidente del club, su homólogo en la Fundación y el apoderado de esta, respectivamente), en la segunda otros aficionados, en su mayoría desplazados desde ambos fondos (algunos con las caras tapadas y haciendo uso de pirotecnia), intentaron asaltar el palco, evitándolo dos férreos cordones policiales.
Una ver finalizó el duelo, unos 400 aficionados se concentraron en la puerta cero por espacio de media hora. La Policía, con abundante material antidisturbios, tomó posiciones en la calle Foguerer Romeu Zarandieta, pero el vaso no se desbordó. Más allá de los cánticos y la bronca monumental que se llevó Valentín Botella cuando abandonaba el estadio en coche, acompañado de su mujer y una nieta.