Foto: PEPE OLIVARESELCHE. Este jueves el despacho valenciano Almagra Arquitectura i Patrimoni, elegido por la comisión técnica de Santa María para la restauración de la primera fase de la basílica, ha presentado el proyecto. Esta etapa implica la consolidación estructural del templo, priorizando aquellos elementos más deteriorados a lo largo de siglos, para evitar que se siga "hundiendo" y que el edificio no se siga 'estirando' hacia los laterales. Para ello se intervendrá en tres zonas para el arriostramiento, una técnica para reforzar y estabilizar la estructura. Los mayores deterioros, desde hace siglos, han llegado por el impacto de sismos y la poca capacidad portante del suelo, sobre todo en episodios de lluvias.
La intervención, que será dirigida por Almagra, quien la ha diseñado, aborda las cuestiones que ya ponía de relieve el Plan Director de Lavila Arquitectos, en el que se establecían las prioridades y principales problemáticas. Ahora el despacho valenciano ha propuesto ese arriostramiento con vigas de acero, cuestión que ya planteaban arquitectos como Marceliano Coquillat hace un siglo, así como el recalce de contrafuertes. Aunque está por despejar la gran incógnita: la financiación de esta primera fase, valorada en más de 3,6 millones de euros. En cualquier caso, desde el despacho como de la comisión técnica enfatizan en que la basílica está estable.
Se actuará sobre tres ámbitos: la nave central por estar el centro, por lo que es el elemento ideal para 'atar' con esas vigas el lado sur con el lado norte; después se actuaría sobre las capillas laterales y finalmente en el subsuelo. La obra se estima en año y medio, pero ahora hay que sentarse con Obispado para cuadrar cómo encajar la intervención con las celebraciones de la basílica y el propio Misteri d'Elx, aunque el espíritu es el de poder compatibilizar todo.
En este sentido, el templo e está abriendo por el esfuerzo que están realizando los arcos y bóvedas, que empujan a las esquinas, algo agravado por vuelcos y hundimientos por la falta de capacidad del terreno, ya que ha estado sometido a varios sismos. Estos suelen oscilar entre los 80 y 100 años desde el siglo XVIII, y el último un temblor de 1903. Han pasado ya cien años.
La directora de Almagra, María Amparo Sebastiá La directora del grupo, María Amparo Sebastiá, destaca que Elche está en zona sísmica y presenta una velocidad "nada despreciable" que tener en cuenta. Algo que se refleja ya en el siglo XVII, como muestra el el libro de fábrica, "donde se habla de fuertes lluvias que han provocado el derrumbe de casas de alrededor." Esto influye en la capacidad portante del terreno, que normalmente aguanta bien, pero cuya resistencia se reduce por los episodios fuertes de lluvias.
A esto suma Sebastiá que la piedra de la basílica es calcárea, "bastante porosa". Y como ya presentó en el Plan Director de Lavila la Doctora Yolanda Spariani, no solo hay mortero de cal hidráulica, en muchas ocasiones está mezclado con yeso. "Y el yeso es material higroscópico, absorbe el agua, y se podría haber lavado la junta, la parte baja del talús, ese primer metro alrededor de los muros. Tiene un papel importante en por qué está pasando esto". Por ello se plantea en esta primera fase actuar en las grietas estructurales, más importantes, dejando para las próximas las menores. Todas aquellas relevantes que permita la financiación que se consiga.
Sebastiá apunta a que se han detectado "desplomes de unos 37 centímetros en un arco fajón", hacia uno de los contrafuertes y a la calle. También que se han encontrado deformidades en los arcos, con unos descensos de unos 15-17 centímetros, lo que se une a los desplomes extremos. De ahí que mencionara que "la iglesia se está abriendo". Una deformación de la propia iglesia, con una abertura "importante". Como muestran los estudios y la morfología del templo, estas grietas van en dos sentidos, y son los claros indicios de sismo, además de esa abertura.
El despacho ha visto las líneas de presión de los arcos fajones, torales y armeros, recomendando empezar por el arco toral que marca el inicio de la nave central. Así pues, esa nave central será uno de los elementos de intervención, instalando una serie de vigas metálicas arriostradas que permitan sostener la cubierta y evitar ese ensanchamiento. Esto responderá a un sismo normal, ya que el acero es más dúctil que la madera, una de las materias utilizadas en las partes superiores de la basílica. Ya en su día, Coquillat, que se carteaba con Pere Ibarra desde Barcelona para ir viendo el estado del templo, planteaba esta suerte de 'puentes' de acero entre ambas partes para fortalecer la parte superior de Santa María. En pleno auge de este material tras la construcción de la Torre Eiffel veinte años antes. También se van a arriostrar las capillas laterales con el mismo sistema de vigas de acero.
Foto: PEPE OLIVARESPor otra parte el tercer ámbito de trabajo será el subsuelo por falta de capacidad portante del terreno. A falta de más datos geotécnicos, el terreno es estable salvo cuando llueve. Sobre todo en la parte Suroeste del templo es donde podría ceder. Se harán cimentaciones y se recalzarán los contrafuertes por ese desplome, así como micropilotajes. Se empezará a trabajar por el arco toral Oeste junto a la cúpula.
En definitiva, se dividirán dos áreas de intervención, aérea con toda la nave central y con las capillas arriostradas desde fuera. Ya en el suelo, desde el arco toral se marcará el recorrido de las obras y de la gente para que pueda transitar. Asimismo, antes del pilotaje se realizarán catas arqueológicas porque el georradar ha detectado restos. Cabe resaltar que la actual Santa María es el tercer templo, que tardó 110 años en levantarse, y que previamente existió una mezquita. Junto a las excavaciones y radar se trabajará para ver qué hay bajo el suelo de la basílica, con su correspondiente salvaguarda. De cara a la obra, se establecerá una zona de acopio con los bienes muebles y en el resto del crucero se podrían celebrar las eucaristías.
Sebastiá destaca que se utilizará la tecnología de hoy "mirando al pasado". Ponía en valor en que ya los arquitectos antecesores como Coquillat pensaban en la estructura debía responder frente a sismos y estado normal de cargas, "que es lo que hemos analizado". Entrado el siglo XX, Serrano Peral y más tarde su hijo Serrano Bru, hace unas pocas décadas, advierten que sigue habiendo daños en arcos y bóvedas. En alguna de ellas aún se ve el refuerzo de hormigón. Un inmueble que ya desde sus inicios registró problemas de arriostramiento, en los primeros 60 años, con las primeras grietas en la parte alta de muros y contrafuertes. Pere Ibarra ya registrando la basílica detectó señales de el efecto de los sismos.
Ahora la basílica ya cuenta con su plan de actuación para reparar estos elementos deteriorados desde hace siglos. Pero queda lo más importante, los 3,6 millones de euros para ejecutar esta primera fase.
