ELCHE. El 19 de octubre de 2005 las autoridades municipales y eclesiásticas asistían a la colocación de la primera piedra del nuevo convento de las Clarisas, a la postre monasterio de Santa Clara, ubicado en la ladera del río, junto a las casas de Ferrández y el puente del Bimil·lenari. Todo gracias a una permuta (en 2004) entre Obispado, Orden de las Clarisas y Ayuntamiento de Elche, en la que se cedía el convento de les Eres de Santa Llúcia —Convento de la Merced— al Consistorio y este último le cedía una parcela para construir el nuevo inmueble. La administración local pagó el edificio y los honorarios del proyecto: en total, una cifra aproximada de 2,7 millones de euros. Un diseño y dirección de obras que realizó el despacho Serrano y Valderrama Arquitectos, a quienes en 2010, bajo encargo municipal, se pidió un proyecto de reforma del inmueble para uso cultural en el que como adelantó Alicante Plaza, ahora la iniciativa privada ha propuesto implantar un hotel. Una memoria que redactaron Antonio Serrano Bru y Fernando Valderrama. Una obra que presupuestaron en 2,2 millones; 3,3 como precio máximo para licitación.
Dejando de lado la propia propuesta de ceder a la iniciativa privada durante 50 años el inmueble, cuestión que apoya el alcalde y que ya ha suscitado un debate que seguirá dando que hablar entre ciudadanía, sector empresarial y grupos políticos, el otro asunto mollar es el del coste de restaurar el Convento de la Merced; el quid, dado que González defiende que la del hotel es la mejor alternativa para rehabilitar y mantener el inmueble porque requiere una actuación "millonaria". Empezando por la nueva obra en la ladera del río, el presupuesto de ejecución material era de 2,6 millones de euros, lo que sumado a gastos generales, beneficio industrial y otros apartados, suponía un presupuesto de ejecución para contrata de 3,2 millones de euros. Finalmente costó 2.719.000 euros, ya que la constructora CYES —ya cerrada, lo que causó problemas posteriores para hacer alguna mejora, recuerda el arquitecto Antonio Serrano Bru— ofreció una rebaja de 15,15%. En cualquier caso, el precio subió algo más por la inclusión de nuevas partidas.
Un gasto de 2,7 millones de euros aproximadamente que el Ayuntamiento del entonces alcalde Diego Macià asumió para que las monjas clarisas abandonaran el edificio en 2007, con vistas a utilizar el mismo para uso cultural, como se anunció en su momento. Ya entonces tenía graves problemas con termitas, humedades y grietas que siguen visibles, así como con el ruido por la zona de ocio. Sin embargo, lo que vino después ya es conocido, Paradores rechazó su reconversión en uno de sus hoteles por el coste en plena crisis, en 2009 se planteó como propuesta para el Museo de la Festa de Elche con una ayuda del Plan E (de 3,3 millones, perdida en 2011) o el Centro de Gestión del Conocimiento, de donde se obtuvieron de Industria casi 3 millones de euros que se acabaron devolviendo en 2014 por no ejecutarse. En ese mismo mandato, del Partido Popular, se abrió también después para exposiciones, actos y conferencias en una de sus capillas. Así pues, se han propuesto todo tipo de ideas u ocurrencias, como museo del agua, dependencias de Urbanismo o sede del MAHE y de la UMH. Eso sí, lo que tampoco se hizo fue un Plan Director al ser un Bien de Relevancia Local.
Pero fue la propuesta del museo de la Festa y centro documental la más avanzada al contar con una memoria y proyecto básico para la rehabilitación del mencionado uso cultural, realizada por Serrano y Valderrama en 2010. Tenía cifrado el Presupuesto de Ejecución Material (PEM) en 2.206.305 euros, que ascendía con los honorarios, impuestos y demás de la época a 3.312.360,22 euros. Suponía una intervención en las tres plantas y en el sótano con usos subsidiarios para oficinas, recuperando el claustro renacentista con su jardín interior, el recinto de los Baños Árabes y la capilla de transición gótico-renacentista, en un buen estado de conservación gracias a haber estado tapada por un falso techo de escayola. Esos 3,3 millones provenían del segundo Plan E e incluso la Diputación de Ripoll se comprometió a consignar un millón para el proyecto museográfico. Sin embargo, jamás se inició la licitación, tan solo se quedó en buenas intenciones.
Quienes conocen la operación y la intervención arquitectónica apuntan que era un "proceso complejo"; otros que la propuesta que había hecho Serrano Bru era muy cara. La idea planteaba, entre otras cuestiones, como explica el veterano profesional, 'arquitecto protector' de la basílica de Santa María, "darle un poco más de elevación a la torre para significar la esquina". Nunca se hizo nada y Mercedes Alonso acusó al gobierno de Soler de no haber adjudicado las obras a 31 de diciembre de 2010, cosa que rechazaron los socialistas, acusándola a ella de negligente por perder la subvención. En cualquier caso, la idea nuclear era del nuevo museo de La Festa proponía una biblioteca y hemeroteca de fondos locales directamente relacionados con ella y su historia, recuperando el espacio para distintas instalaciones museísticas o cualquier otro uso relacionado con la actividad pública o cultural. "El hecho de que los Baños Árabes, que son parte integrante de este inmueble, sean ya un hito del cinturón museístico de la Ciudad, acompañando al MAHE, a la Calahorra y a la Basílica de Santa María, hacen del Convento de la Merced el último edificio de valor histórico que, por calidad y proximidad, debe incorporarse a ese cinturón, con un uso principal tan significativo como ser museo de la más importante manifestación histórico-artística de Elche", reflejaba la memoria.
La propuesta se vertebraba en mantener como elementos básicos para la ordenación del conjunto el Claustro barroco, el Jardín interior, el recinto de los Baños Árabes y la iglesia de transición gótico-renacentista. El primero funcionaría como distribuidor primario, articulando la circulación interior y confiando, a su calidad formal y a su carácter, "la nobleza que debe tener un edificio de esas características". El patio situado sobre los baños árabes se preveía reestructurar y ampliar "para liberar las cubiertas de las tres naves que lo constituyen, y que hoy están ocultas. De ese modo recobrarán su primitivo aspecto, al dejar a la vista todos los lucernarios estrellados por los que en otro tiempo recibieron las salas la ventilación y la luz". En la planta baja estaba el programa de biblioteca, sala de conferencias y cafetería; en planta piso se iba a localizar el museo de la Festa, así como el archivo de la biblioteca; y planta piso segunda, donde se plantea la zona administrativa de despachos, pero también salas de investigación y restauración.
Para el jardín interior del convento se mantendría en su actual situación, "pero se cierra su contorno con galerías perimetrales de modo que, al tiempo que se ocultan las feas medianeras vecinas, se obtienen nuevos espacios alrededor del jardín y se completan las circulaciones interiores, permitiendo una circulación flexible". De la Iglesia, hoy recuperada en parte para los mencionados actos o conferencias, "recobrará su antigua disposición, con la cabecera gótica como elemento característico y se reconstruirá su primitivo eje longitudinal al abrir la puerta claustral de los pies".
Como con el proyecto planteado por WEL Hoteles, la propuesta de Serrano Bru quería eliminar todo lo espurio y construcciones superficiales del siglo XX, que además son un peligro para las partes más importantes. "Las restantes dependencias del convento tienen escaso valor, aunque es destacable la articulación de los espacios y los recorridos internos. Se propone la demolición de todo aquello que está en mal estado o que no teniendo un valor remarcable, no tiene tampoco la resistencia necesaria para cumplir las exigencias de la normativa vigente para edificios públicos". Con ese criterio se derribarían tabiquerías y elementos secundarios para mantener todos los lienzos murarios que en su función de muros de carga configuran la estructura del inmueble y le confieren la disposición conventual, la antigüedad y el carácter.
De la mencionada torre, se proponía una solución conservadora para reintegrar el cuerpo incompleto de la misma, reponiendo las hiladas de sillería que le faltan. "Propuesta que se apoya no solo en el hecho de restaurar su papel de elemento significativo del convento si no, sobre todo, en valorar su posición en el entorno de las plazas a las que recae como polo articulador de ambas; lo que desde el punto de vista de su escala urbanística sería de una gran importancia".
Durante el pasado siglo XX se hicieron tres reformas importantes, una en 1948 bajo proyecto del arquitecto Antonio Serrano Peral (padre de Antonio Serrano Bru) que supuso la reestructuración de las celdas y el jardín, ampliando el solar y acondicionando la iglesia por dentro y por fuera para el culto católico; la que llevaron a cabo Gaspar Jaen y Marius Beviá restaurando la portada renacentista que recae a Capitán Lagier y la efectuada por Serrano Bru en 1995 para ordenar y restaurar ambas fachadas y la portada del convento. Este último ya advertía en 2010 que podían encontrarse alguna 'sorpresa' en el subsuelo y en la antigua edificación. Y así fue. En 2018 se realizaron distintas catas, encontrando una cripta, el Altar Mayor, varios arcos con esculturas de querubines y un escudo de los Cárdenas.
Y de cara a su reapertura en 2015, con financiación de la Diputación, se invirtieron 200.000 euros a través de Hidraqua para acondicionar el claustro, la iglesia y otros espacios de cara a la reapertura cultural con algunas exposiciones, conciertos y actos, así como trabajos de impermeabilización. Unas obras que realizó Eurolosa, una de las tres mercantiles que impulsan la propuesta del hotel. También se limpió y saneó la torre con un taller de empleo municipal.
En definitiva, una serie de gobiernos que no lograron aprovechar el espacio ni impulsar los proyectos del monumento más complejo y de mayor interés de la ciudad por su eclecticismo y fases históricas. Una propiedad que se adquirió tras invertir al menos 2,7 millones de euros para levantar el nuevo convento de las clarisas y dos líneas de ayudas estatales perdidas. Primero el segundo Plan E para el Museo de La Festa, y la segunda año y medio después del Ministerio de Industria para el Centro del Conocimiento tras el fracaso del primer intento museístico. Ambos hechos en la parte final de la legislatura de Alejandro Soler y el principio de la de Mercedes Alonso. A día de hoy, no está claro por qué no se adjudicaron o licitaron a tiempo las obras para no perder sendas líneas. La pérdida de la segunda también dio al traste con el plan del PP de centro cultural.
Ahora, una vez más, se debate sobre el futuro del inmueble al calor de la propuesta encima de la mesa de la iniciativa privada para explotarlo como hotel, planteando una inversión total de más de 7 millones de euros para que esté operativo. Algo que Carlos González ve con buenos ojos, así como otros colectivos y asociaciones empresariales o el sector turístico como Aete. Por contra, el PP sigue abogando por el uso cultural, recuperando el espíritu de propuestas pasadas, y fuera de la corporación, también se ha mostrado en contra de la privatización Podemos y ciudadanía que ha empezado a recoger firmas en contra del proyecto.
Por lo pronto, el primer escollo de González lo tiene con Compromís, socios de gobierno, algo similar a cuando se planteó el museo del Misteri, ya que entonces Àngels Candela prefería un centro cultural y social para los vecinos de la zona. Ahora, Esther Díez contempla que el proyecto actual "no se puede aceptar" tal y como está planteado, aunque circunscribiéndose a la capilla gótica-renacentista, que ocuparía el restaurante según han visto en los planos presentados por los promotores. En cualquier caso, estos plantean que no está decidido, se dividiría en dos y parte se destinaría a uso cultural. En Compromís precisamente abogan por dejar esa parte para uso municipal o cultural, pero tampoco se desmarcan de la idea del hotel, ya que entienden que es una tendencia que se ha hecho en otros lugares. "Estamos estudiándolo", sentencia. En cualquier caso, el acuerdo del bipartito en 2019 hablaba de "promover la rehabilitación del convento de Las Clarisas". Por parte del PSOE en su programa electoral se planteaba la rehabilitación también del mismo, así como su capilla, para albergar el Mahe.
Dos años después, ahora para el primer edil la única alternativa viable para evitar el deterioro tras 14 años de propiedad municipal. Apunta a que han tenido que escoger entre otras prioridades y señala que la rehabilitación de este monumento supondría una "inversión millonaria". No obstante en los presupuestos de 2022 se prevén otras cifras relevantes en actuaciones del ámbito, 1,2 millones de euros para la reforma del Mahe de cara a la hipotética cesión de la Dama de Elche. En cuanto a las cifras de rehabilitación, los promotores han fijado la restauración estricta del inmueble, teniendo en cuenta su adecuación o distribución de cara al hotel, en 4,8 millones de euros; 5,7 tras los impuestos, honorarios, etc. La planteada por Serrano y Valderrama para uso cultural hace una década, 2,2 millones; 3,3 aplicando los otros apartados para una futura contrata.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el deterioro sigue avanzando y que las materias primas hoy se han encarecido. En cualquier caso, como en el convento nuevo de la ladera, en los concursos públicos se suelen ofrecer rebajas para lograr la adjudicación. Y como advirtieron los promotores, lo más costoso a largo plazo es el propio mantenimiento de este tipo de inmuebles, para lo que la mayor garantía de viabilidad es que tenga uso. Un uso que ahora de nuevo vuelve a estar en la palestra. Tendrá que decidir el equipo gobierno y la propia Conselleria, quien se tiene que pronunciar al ser un inmueble del BIC del casco histórico. El debate está encima de la mesa. Una vez más.