Elche

Elche vuelve al derribo (por seguridad) de edificios protegidos: en dos semanas, final de la Banca Peral

El Ayuntamiento decreta la ruina para que la propiedad derribe en dos semanas, tras el desmoronamiento de parte del techo. Lo que retrotrae a situaciones pasadas, a pesar de que es por necesidad

  • El edificio de Banca Peral vallado -
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ELCHE. Tras el derrumbe de parte del techo el martes, este miércoles el Ayuntamiento ha decretado la situación de ruina inminente para un inmueble con historia de la ciudad, la antigua Banca Peral, un edificio con protección estructural que por su situación será derribado. Tras la inspección de los técnicos municipales, y el desalojo temporal de una veintena de vecinos adyacentes, la decisión se ha tomado de forma rápida y sin miramientos: demolición para evitar males mayores. Sin embargo, supone la vuelta a tiempos pasados de la gestión del patrimonio local, con elementos incluidos en el catálogo de protecciones que acaban en el suelo.

En retrospectiva, el Ayuntamiento mencionaba este miércoles que en 2021 se requirió a los propietarios una serie de medidas de mantenimiento de la fachada ante desprendimientos, a lo que la propiedad (del grupo Quiles, de ahí el antiguo local de la inmobiliaria Las Gaviotas en los bajos) respondió con la colocación de redes en los balcones de este edificio. Además, señalan desde el Consistorio, el pasado 8 de abril desde el Ayuntamiento se envió notificación a los propietarios para que se realizara una inspección y presentaran un informe sobre el estado de conservación del edificio.

Con licencia de derribo parcial desde 2020

Ahora, con la situación de deterioro desde hace años, al estar abandonado y con falta de mantenimiento, ha llegado el desprendimiento. Un hecho que finalmente llega de manera 'natural', por necesidad y no buscada, como ya se intentó. Hay que recordar que en un ya lejano octubre de 2020, el Ayuntamiento aprobó la licencia de demolición de ambos inmuebles ubicados en la calle Desamparados 4 y 5. Un asunto que ya había venido dando que hablar, por el estado por ejemplo de las escaleras, uno de los elementos a proteger del edificio. A priori, el acuerdo del Ayuntamiento con la propiedad era su protección, así como de la fachada. Como confirmaron más tarde los dueños, la idea era materializar un edificio de viviendas con una propuesta que suponía el cambio de ubicación de las escaleras, algo que la Comisión de Urbanismo aceptaba.

Sin embargo, como apuntaban a este diario en 2021 desde la propiedad, la demolición parcial de la futura reforma no se realizaría a corto plazo ni había una actuación prevista en el calendario. Tampoco estaba totalmente decidido a qué se destinaría el edificio, cuya morfología limitaba las viviendas, de una a tres por planta. Estaban centrados en otros residenciales de la ciudad. Asimismo, se empezaron a realizar excavaciones en el interior del edificio, al estar en zona de tutela arqueológica, a cargo de Alebus. No obstante, desde la empresa señalaban que eran unas pequeñas catas para ver qué había bajo el suelo, afirmando entonces que por el momento nada relevante.

  • Derrumbe interior en el edificio de la antigua Banca Peral de Elche - -

Una situación que no es nueva

Finalmente, sin novedades que se conozcan, esta semana sucedía el derrumbe, junto al desalojo temporal de los vecinos del inmueble anexo y la consiguiente declaración de ruina del Ayuntamiento. Con ello, a pesar de su estado, la realidad es que se vuelve al derribo de edificios protegidos, como ya ocurriera en anteriores etapas con edificios a priori de valor y protegidos, como la famosa Casa Gómez o la de los Roca de Togores, por citar algunos. Están entre las decenas que se derruyeron del Plan General de 1982 al de 1998. El edificio actual tiene una protección estructural según el catálogo, lo que implicaba que se debían preservar los elementos de mayor valor, en este caso, la fachada y la escalera interior. Precisamente con la reforma que no llegó a tener lugar se planteaba sanear la fachada entera al estar hecha de materiales endebles, y sobre todo, problemas de humedad.

Un contexto que recuerda a otros capítulos recientes en los últimos años, como el derribo parcial de Almacenes Parreño, cercano y con la misma tipología arquitectónica e incluso colores. En aquél caso la propiedad derrumbó el edificio porque quería ponerlo a la venta, manteniendo medidas de ornato como estableció el Ayuntamiento. Tampoco el Ejecutivo de entonces quiso intervenir para una posible adquisición. Hoy, cuatro años después, es otro cadáver inmobiliario en el Núcleo Histórico Tradicional (NHT), es decir, el casco histórico de la ciudad. Aunque no estaba protegido por el catálogo, tenía un valor también histórico para mucha gente por ser la primera juguetería de la ciudad, aparte de los elementos arquitectónicos de interés.

Queda por conocer cuándo se podrá proceder al derribo, que llega, caprichosamente, tan solo unas semanas detrás de hacer lo mismo con el famoso bloque 8 de San Antón.

La cuestión de la gestión del patrimonio

Con todo, lo que subyace con este derribo por necesidad es que vuelve a poner de relieve la cuestión no solo del patrimonio, sino de su gestión. Especialmente también en aquellos casos más complejos en los que requiere de mantenimiento para su conservación, pero está en manos privadas. Cabe recordar que el pasado año, por ejemplo, el Ejecutivo local intervino para evitar la demolición de otro edificio para construir uno nuevo, en Carrer Ample. Finalmente con la intermediación del Consistorio, se acordó el mantenimiento de su fachada, a pesar de no estar protegido, para preservar ese valor singular que da personalidad a los centros históricos.

Una banca histórica

En cuanto a la Banca Peral, con una arquitectura muy similar a la de Almacenes Parreño, fue fundada en 1870 por Manuel Peral López, y fue el segundo banco más antiguo de la ciudad. Su valor patrimonial se sigue apreciando en la calle Desamparados, una de las que accede a la Plaça de Baix, con muchos de los detalles que caracterizan los edificios importantes de finales del siglo XIX y principios del XX. Actualmente, el edificio cuenta con protección estructural, reservada para edificios singulares, y cuya protección ha de tener en cuenta “la envolvente del susodicho, conservando los elementos básicos que definen la articulación interna, el uso y el modo especial de ocupación del espacio”. Para este caso concreto, el catálogo de edificios protegibles destaca como elementos principales la fachada con su composición, elementos y materiales y la ubicación en planta de la escalera.

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