ALICANTE. El proyecto de ampliación del cementerio de Alicante, arrastrado desde el mandato 2015-2019, llega a la fase de contratación con una intensa competencia de licitadores interesados en asumir su ejecución. Tanto es así que el concurso ha suscitado el registro de hasta 20 propuestas a cargo de otras tantas compañías especializadas en el sector de la obra pública y la construcción, atraídas por el desembolso previsto para su ejecución: 5,1 millones (impuestos incluidos).
Así pudo concretarse este miércoles en el transcurso de la reunión de la Mesa de Contratación, en la que se produjo la apertura de los sobres con las ofertas económicas de las compañías concurrentes. La lista está compuesta por firmas como Pavasal, Edifesa, Gestaser, Alcudia, CHM, Becsa, Torrescamara, Doalco, Aitana, Cadersa, Avante, Vías y Servicios, Abala Infraestructuras, Guerola Transer, Urcotex, Ocide Construcción y Urbamed Projects. A ellas se unen otras tres uniones temporales de empresas: la formada por Cesyr y Urdecón, la compuesta por Acsa, Promed y González Soto; y la integrada por Moa y Continental.
El concurso queda pendiente ahora de la valoración de las propuestas, lo que incluye la evaluación de posibles bajas en los precios propuestos. Por lo pronto, los importes planteados por esas 20 compañías oscilan entre los 3,3 y los 4,6 millones, por lo que podría acordarse la desclasificación de los licitadores que no justificasen de forma adecuada los presupuestos que se consideren anormalmente desproporcionados por su reducida cuantía.
El proyecto comprende la ampliación de la superficie actual del camposanto en su zona sureste con el objetivo de ganar otros 16.549 metros cuadrados. En ese nuevo ámbito, se pretende dar cabida a la construcción de 2.550 nichos y tumbas con los que se pretende cubrir las necesidades de enterramientos de varias décadas.
Por lo pronto, los cálculos que se barajaron en 2017, cuando se aprobó la cuarta modificación del Plan Especial de la Operación Integrada nº1 (OI/1) sobre la ampliación del cementerio, contemplaban que el conjunto de la intervención propuesta en esa planificación permitiese dar cobertura a las necesidades que se generasen en 70 años. Eso sí, esa estimación se refería al desarrollo global amparado en esa planificación, sobre una superficie total de 350.000 metros.
En ese momento, ya se contemplaba que el proyecto de ampliación generaría recintos específicos para los enterramientos adaptados a los ritos islámico y judío, así como para un parque de cenizas en el sector sureste de la ampliación junto a un cementerio de mascotas en el sector norte. Es más, incluso se daba cabida a la construcción de un tanatorio crematorio en el sector norte de esa nueva bolsa de suelo destinada al camposanto, que quedaría aplazada a la ejecución de la segunda fase. Como mínimo, la ejecución de las obras de esta primera fase conllevará la creación de dos nuevos accesos para facilitar las visitas.
El diseño definitivo de la zona de ampliación quedó aprobado a finales del pasado mandato (de hecho, a días de que se celebrasen las elecciones municipales de mayo), con lo que la convocatoria del concurso quedó demorada hasta el mandato actual. A priori, podría cerrarse una propuesta de adjudicación entre los meses de diciembre y enero, lo que permitiría despejar el inicio de las obras en los primeros compases de 2024. A partir de entonces, los trabajos deberán quedar terminados en el plazo de un año.