ALICANTE. El segundo proceso de subasta impulsado por el Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de la Edificación de Alicante (COAATIEA) sobre el palacete de la calle Rafael Altamira parece concluir con éxito. Y, además, con un rédito económico mayor del esperado. La convocatoria se cerró a las 23:00 horas de este lunes con una puja máxima definitiva de 1.721.000 euros a cargo de un inversor que hasta el momento no ha sido desvelado.
La suya fue la oferta más alta en un proceso que debía concluir a las 18:00 horas pero que fue alargándose ante la competencia declarada entre hasta otros cuatro licitadores interesados en la compra del inmueble. Y lo cierto es que tres de ellos superaron con creces el importe mínimo de 1.100.000 euros que se había establecido como precio de salida. Así, la segunda mejor oferta ascendió a 1.705.000 euros y la tercera, a 1.700.000. El cuarto interesado ofreció 1.350.000 como precio de compra. Y el quinto y último se ajustó al 1.100.000 acordado como límite válido para participar en la subasta.
El resultado: el colegio profesional venderá el edificio situado en pleno centro de Alicante al mejor postor, por 600.000 euros más respecto al precio que se esperaba obtener. Como mínimo, ese fue el acuerdo aprobado por unanimidad en la asamblea de colegiados celebrada este mismo martes. Con todo, la convocatoria contempla un plazo de diez días para que pueda producirse la posible retirada de licitadores, sometida a la incautación de los 11.000 euros depositados como fianza para participar en la subasta. En todo caso, en el supuesto de que el vencedor diese un paso atrás, el edificio pasaría a manos de la segunda oferta, también por encima de los 1.700.000 euros.
El proceso contó con hasta cinco licitadores interesados que alargaron la puja hasta las 23:00 horas
Como contó Alicante Plaza, la primera convocatoria de subasta tuvo que declararse desierta el pasado mes de octubre, después de que no se registrase ninguna puja válida. Hubo un interesado que solo ofreció 650.000 euros, pero su propuesta quedaba descartada de manera automática al no alcanzar el precio mínimo que se había establecido entonces, de 1.610.000 euros.
El inmueble, que data de principios del siglo pasado y se compone de dos edificios, se emplaza entre las calles Rafael Altamira y Mayor, a escasos metros del edificio histórico del Ayuntamiento. En la actualidad, tiene uso residencial, cuenta con 1.435 metros cuadrados sobre una parcela de 506 metros cuadrados conectadas a dos de las calles más emblemáticas de la ciudad.
En la parte del edificio que linda con la calle Rafael Altamira, consta de una planta baja y dos plantas altas. La primera de ella de 467 metros cuadrados, un primer piso que ocupa 465 metros cuadrados; y un segundo de 444 metros cuadrados. Por otra parte, la zona que linda con la calle Mayor consta de una planta baja de casi 40 metros, dos alturas más de 42 metros cuadrados cada uno. Se trata de un edificio emblemático que se encuentra catalogado como Bien Inmueble de Relevancia Local (BRL).
El colegio profesional se hizo con su propiedad hace cerca de 16 años con la intención de rehabilitarlo y transformarlo en su sede institucional. Sin embargo, acabó desistiendo de ese proyecto tras certificar que sus instalaciones actuales, situadas junto al Palacio de la Diputación Provincial, cubren sus necesidades de espacio para prestar los servicios necesarios a sus colegiados.