ALICANTE. El Spring Festival comienza a planificar su próxima edición, todavía sobre los rescoldos de los dos días de conciertos registrados durante el pasado fin de semana, con la intención de crecer tanto en público como en bandas. Al menos, en términos de alcance, con el propósito de llegar a captar la presencia de grupos internacionales que permitan que la cita se consolide como uno de los principales eventos musicales ineludibles en el panorama nacional.
A esa aspiración se llega después de haber cerrado una edición con registros de récord. El festival agotó los abonos de dos días tres semanas antes de su desarrollo; rozó los 25.000 asistentes el viernes y los alcanzó el sábado. Y todo con la particularidad de que el 79% del público procedía de fuera de la ciudad de Alicante, lo que confirmaría el tirón de la convocatoria desde la perspectiva turística y su consiguiente rédito económico. Por lo pronto, a la espera de recopilar datos de las últimas encuestas realizadas por los asistentes, la promotora Producciones Baltimore responsable de la organización del festival estima que prácticamente se habrían cumplido las estimaciones de partida con un impacto directo de cerca de 12,5 millones en hospedaje, consumos en hostelería y otros gastos indirectos como en repostaje de combustible, por ejemplo, a razón de una media de 500 euros por cada asistente al ciclo completo.
A esas cifras se sumaría la generación de puestos de trabajo que habría conllevado el montaje y desarrollo del festival. Sin contabilizar los equipos de cada banda (en algunos casos, formados por hasta 200 personas), el Spring supuso la contratación de cerca de un millar de empleados entre las 350 personas a cargo de los servicios de hostelería, los montadores, los responsables del nuevo sistema de pago cashless o las 250 personas que se encargaron de la seguridad, según precisaron fuentes de la productora consultadas por Alicante Plaza.
Ese balance es el que alienta la apuesta por la expansión a la hora de afrontar el diseño de la edición de 2025. Tras las últimas cinco citas organizadas bajo la órbita de Baltimore -una en el Puerto de Alicante, otra en IFA y tres más en Multiespacio Rabasa-, el reto es dar el salto en espectadores y en la confección de un cartel de mayor calidad, abierto a grandes grupos internacionales como los que ya se dan cita en el Low Festival de Benidorm. Sobre todo, después de haber constatado que Madrid es la tercera ciudad que más tickets ha vendido en esta última edición. El reto es mantener esa tendencia conseguida gracias al esfuerzo realizado en los últimos años para seguir captando a un público nuevo que antes no se desplazaba hasta Alicante.
No obstante, la decisión clave por concretar sería el lugar en el que podría producirse ese salto. Al contrario de lo que sucede en otros eventos musicales consolidados como el Low Festival en Benidorm, la Mar de Músicas en Cartagena, el Primavera Sound en Barcelona, o el Brilla Torrevieja, el Spring Festival no queda vinculado necesariamente a Alicante, ya que, por el momento, no existe ningún convenio de colaboración con ninguna administración que establezca de forma específica que su desarrollo debe ser en la ciudad.
De hecho, lo cierto es que, precisamente por ello, ya se celebró una edición en IFA en 2013 y, debía haberse celebrado en Elche en 2020 (aunque quedó cancelado con motivo de la pandemia). No es ningún secreto que la organización ha recibido propuestas de otras ciudades interesadas en acoger el evento. Y, según fuentes consultadas, las sigue recibiendo, sin que se contemple la posibilidad de duplicar el evento en dos localizaciones distintas.
De ahí que no se descarte la posibilidad de que pueda producirse un traslado como el que también tuvo lugar en el caso del Low Festival, originariamente afincado en Alicante, en el supuesto de que se plantee un acuerdo que proporcione cobertura a varios años, con la garantía de contar con cierto respaldo económico que permitiese mejorar el cartel y los servicios ofertados (el Spring recibió en 2023 una subvención municipal de 25.000 euros, como parte de un paquete de 100.000 euros en ayudas para la organización de "eventos musicales con repercusión turística").
Y, sobre todo, que procure facilidades en cuestiones organizativas que ayuden a digerir el flujo de asistentes. No se trata de una cuestión menor, toda vez que la organización de los desplazamientos quedaría más que complicada en un evento capaz de superar los 25.000 espectadores diarios, si no se cuenta con los medios que se habilitan en otras citas de gran afluencia en lo que respecta al refuerzo de los servicios públicos de transporte o la ampliación de su horario de funcionamiento.