ALICANTE. Coincidiendo con el 25 aniversario del ascenso a Primera División del Hércules en El Vivero de Badajoz, el lateral Raúl Ruiz contribuía a agitar un debate reabierto recientemente, al calor de los dos buenos resultados obtenidos por el equipo: el futbolista alicantino venía a equiparar la clasificación para la Segunda B-Pro con un ascenso.
Se trata de una opinión que ya había trasladado públicamente algún otro integrante del vestuario blanquiazul como Ismael Falcón la semana pasada y, especialmente, el director deportivo, Carmelo del Pozo... y que no comparten la inmensa mayoría de los aficionados.
No obstante las dos recientes victorias, la masa social del Hércules sigue de uñas por el decepcionante desarrollo del curso liguero que están firmando los suyos y aunque los hay que sí valoran como una mejora la posibilidad de jugar en la Segunda B-Pro con respecto a la actual Segunda B, básicamente por la reducción del número de participantes, la postura mayoritaria es que el Hércules juega por segundo curso consecutivo por la permanencia y que, en el mejor de los casos, en la temporada 2021/22 seguirá jugando en el tercer escalón del fútbol español. Que se ha vuelto a fracasar.
Cuesta creer que en el club blanquiazul se suspire por seguir en una categoría no profesional, pero es lo que hay y tanto si es equiparable a un ascenso como si no, la realidad es que más vale que el Hércules consiga clasificarse para la Segunda B-Pro el próximo curso. Su supervivencia no parece estar en riesgo en caso contrario, pero celebrar el Centenario todavía más abajo levantaría ampollas más allá del entorno del club, en círculos donde a Enrique Ortiz y a Juan Carlos Ramírez no les interesa.