ALICANTE. Todo está ya a punto para que el nuevo obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, tome posesión el próximo mes de febrero. El propio prelado estuvo a finales de diciembre en Alicante, alojado en la Casa Sacerdotal junto a la sede del Obispado en la capital, para cerrar los últimos detalles y presentarse a las principales autoridades eclesiásticas y laicas de la provincia. Pero Munilla, en realidad, llega con seis meses de retraso a un puesto para el que ha sido específicamente escogido con el objetivo de hacer limpieza y poner orden, de forma discreta, a la 'herencia' que deja Jesús Murgui.
La elección de Munilla, con fama de ultraortodoxo en lo moral, pero también de mano dura y rectitud en la gestión, se había decidido en junio, tal como adelantó en exclusiva Alicante Plaza y recogieron luego varios medios religiosos, y debería haberse llevado a cabo el pasado verano. Sin embargo, Roma decidió esperar a que se dictase la sentencia del primer juicio contra el anterior ecónomo de la Diócesis, Francisco Martínez, para que fuese Murgui quien asumiese el desgaste del fallo, y preservar al nuevo obispo.
Como quiera que la sentencia del citado caso, la presunta estafa a una consultora inmobiliaria en la venta del asilo de Benalúa para construir un hospital privado, se retrasa (aún no se ha dictado, más de nueve meses después de la vista), Roma decidió finalmente llevar a cabo el relevo, consciente de que pueden saltar más sorpresas relacionadas con el ecónomo. Como mínimo, el desenlace de la investigación realizada por la Guardia Civil sobre el presunto cobro de comisiones en dinero negro por vender patrimonio de la Iglesia, desvelada también por este diario.
Aunque el Nuncio decidió esperar a la publicación de la citada sentencia para que asumiera su responsabilidad Jesús Murgui y no ensombrecer el inicio del Pontificado del nuevo obispo, la sentencia se ha retrasado mucho y aún se retrasará varios meses, pues se siguen investigando otros presuntos hechos delictivos del ecónomo cesado. La situación no permitía esperar mucho más, y a principios de noviembre el Nuncio Apostólico del Papa Francisco, monseñor Bernardito Auza, acudió a Alicante y se reunió con Murgui para comunicarle la decisión. En ese encuentro se acordó que tras la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal -que tuvo lugar en Madrid del 15 al 19 de noviembre de 2021- se oficializaría el nombramiento de Munilla.
El nombramiento, adelantado por este diario en mayo, no ha sido precisamente bien recibido en la curia de Alicante-Orihuela, que no lo esperaba y restó veracidad a las informaciones de Alicante Plaza en este sentido desde el primer momento. Algunos párrocos 'históricos' de pequeñas poblaciones de la provincia aguardan con preocupación la llegada del nuevo obispo, pues a algunos de ellos les acechan también escándalos de distinta magnitud que hasta ahora han merecido la vista gorda del obispo.
El nuevo obispo de la Diócesis, que tomará posesión en febrero, tiene por delante el reto de 'limpiar' una gestión económica bajo sospecha, desde que salieron a la luz las presuntas prácticas del anterior ecónomo. Nacido en Zumárraga (Gipuzkoa) en 1961, José Ignacio Munilla fue ordenado sacerdote en la diócesis de San Sebastián en 1986, tras lo que fue coadjutor en la iglesia de La Asunción, en su localidad natal, para ser nombrado posteriormente párroco de El Salvador, en esta misma ciudad. En 2006, fue nombrado obispo de Palencia por Benedicto XVI, que tres años más tarde, lo designó obispo de San Sebastián.