ALICANTE. "Se me han quitado las ganas de ir al partido cuando me han dicho el once inicial", decía Juan Carlos Ramírez la noche del domingo, minutos después del empate a cero ante el Andorra.
Hace tiempo que la ausencia de Enrique Ortiz en los partidos del Hércules dejó de ser noticia, pero este domingo se unía al constructor su socio que también decía haber hablado con él después del partido. Seguro que muchos celebran lo anterior, que no acudan, pero como tampoco parece que tengan muchas ganas de vender, tal y como dijo en su día Quique Hernández... El presidente blanquiazul, por su parte, siguió desde la primera fila del palco y junto al presidente de la Fundación, Valentín Botella, el encuentro. En la zona noble del coliseo blanquiazul también se dejaron ver representantes e incluso algún entrenador sin equipo, además de consejeros como José León y Carlos Parodi, el exalcalde Gabriel Echávarri y los concejales de Seguridad y de Deportes del consistorio de la capital, José Ramón González y Luis Berenguer, entre otros.
Los cinco defensas y tres mediocentros (dos de ellos de claro corte defensivo) con que decidió Antonio Moreno iniciar el choque no solo le llamaron la atención a Ramírez, también a muchos aficionados, aunque lo que más les molestó a estos fue que hasta el minuto 82 el Hércules siguiera jugando con tres centrales y dos carrileros ante un Andorra que llevaba desde el 52 con un hombre menos, algo que no dudaron algunos en afearle al preparador pacense durante la segunda mitad.
Por cierto, la entrada fue mucho más discreta que en partidos anteriores y es que en esta ocasión no hubo invitaciones para los abonados. Según el club asistieron al choque 5.125 espectadores que una vez más se fueron a casa con el gesto torcido, si bien durante el encuentro, además de pitar en algunas fases el juego de su equipo, también lo aplaudieron. No hubo ni marchas de protesta desde Luceros antes del choque ni concentraciones en la puerta cero tras el mismo.
Y respecto a las opciones de salvación del equipo, lo de siempre: todos quieren creer, pero la realidad es que cada vez son menos los que lo hacen. El Hércules llegó al partido sabiendo que una victoria le permitía salir del descenso al haber perdido Valencia Mestalla y Ejea; arrancó el choque como colista (los blanquiazules empezaron a jugar más tarde) y lo terminó a dos puntos de la salvación cuando restan 33 por jugarse. Las matemáticas son su mejor aliado.