Tribuna libre / OPINIÓN

Por mis compañeros de viaje

2/04/2020 - 

Recuerdo cuando de niño jugábamos al escondite, y en ocasiones, tras una dura carrera, decíamos: “¡Por mí y por todos mis compañeros!". Eso, por mis compañeros, trabajadores de asesorías y gestorías de empresa, despachos de abogados, economistas, graduados sociales, gestores administrativos, tituladores mercantiles y empresariales, y demás profesionales a quienes el Gobierno les ha impuesto una carga moral y de tareas increíble, debiendo trabajar a contrarreloj, y sin ayuda de la Administración.

Los autónomos y microempresas representan más del 90% de las empresas de nuestro país, el verdadero motor de nuestra economía. Tras ellos, los asesores de empresa son sus compañeros de viaje, con su apoyo, consejos y ayuda a quienes realmente debieran ser admirados, esas pequeñas empresas que arriesgan su patrimonio, crean empleo, riqueza… Algunos dirán que tan buenos no son, que también hay malos, seguro, como en todo, pero una manzana podrida no tendría que desperdiciar todo el cesto.

Para paliar el impacto económico del COVID-19 el Gobierno, antes de prohibir los despidos objetivos y establecer el permiso retribuido recuperable, aconsejó no despedir trabajadores, animando a las empresas a realizar ERTE. Presentar suspensiones de contratos para que después amenacen con la revisión de oficio de todos los ERTE y, si fuera el caso, teniendo que devolver hasta el último céntimo. A golpe de BOE y comparecencia diaria, se indicó que los trabajadores acogidos a esta medida cobrarían directamente la prestación por desempleo, la cual, para facilitar el confinamiento de los empleados, la tendría que tramitar directamente la empresa. 

¿Y para los autónomos? Pues que soliciten la prestación extraordinaria por cese de la actividad a las diferentes Mutuas. Si, diferentes, y cada una a lo suyo. Esta solicita unos formularios y trámites, la otra otros. Bueno, pero prestaciones para quienes tuvieron que suspender su actividad y también para los que sufran una reducción del 75% de la facturación. ¡Ay, magnífica ayuda! Para los del cierre, los segundos veremos…, no será fácil demostrar que trabajando de forma habitual la primera quincena de marzo, los ingresos totales del mes son inferiores a “250€”, en el supuesto que el promedio de la facturación de septiembre a febrero sea “1.000€”.

¿Y las medidas en materia de impuestos? Aplazamientos, y ya está. ¡Es lo que hay! Bueno, y avales para préstamos a cascoporro. Préstamos que las entidades bancarias, para iniciar su tramitación, solicitarán una cantidad de documentación que: “dile al asesor que me envíe…”.  

No será necesario indicar quién preparó la documentación y tramitó los ERTE ante la Administración, así como ahora está recopilando datos para remitirlos al SEPE y gestionar las prestaciones por desempleo de los trabajadores. Y quién solicitará ante las mutuas la prestación extraordinaria por cese de actividad para los autónomos, a lo mejor, de las actividades incluidas en el anexo del RD, a lo peor, debiendo justificar la reducción del 75% de la facturación. ¡Ah, y lo quiero todo tramitado antes de un mes!    

Pero atienda usted amable lector, ¿Y quién deberá preparar y presentar las declaraciones trimestrales de impuestos antes del día 20 de abril? El Gobierno no ha tenido la delicadeza de prorrogar su plazo de presentación. Quizás los asesores somos inmunes al “coronavirus”, pues no quiero pensar la cantidad de documentación que pasará por nuestras manos durante estos días y, ¡sabe Dios qué virus tendrá! Y los aplazamientos, todos los trámites necesarios para aplazar el pago del IVA, las retenciones, los pagos a cuenta… Además, llegan las ayudas “directas e inmediatas” de la Generalitat Valenciana, prepara más documentación y espera sentado, que todavía no me han contestado a varias que solicité el año pasado…

Anoche estaba un poco decaído, y pues eso: ¡Por mí y por todos mis compañeros!     

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