ELCHE. Dentro de las actividades por el aniversario en torno al 24 aniversario de la declaración Unesco del palmeral, cuya efeméride es este sábado 30, una de ellas fue una mesa de debate organizada por el Instituto Icie para abordar las singularidades de otras declaraciones Unesco con características similares a las de Elche como es el caso de la Sierra de Tramontana, en Mallorca o el municipio de Aranjuez, en Madrid. Este viernes, la plataforma organizaba su tradicional tertulia de final de mes en la Taula del Milenio, con unos cuarenta asistentes, con invitados y asociados, donde se habló de los posibles usos del palmeral, cuestión que genera debate por el enfoque, y el problema de la financiación, entre otros.
Desde esas otras declaraciones Unesco, Antoni Solivellas, director Insular de la Serra de Tramuntana en el Consejo Insular de Mallorca y Magdalena Merlos, directora del Área de Patrimonio Histórico del ayuntamiento de Aranjuez, explicaron el motivo de sendos patrimonios. Una tertulia moderada por el presidente de Icie, Manuel Romero, y a la que asistieron el concejal de Palmeral, José Antonio Román, así como representantes, entre otros, de colectivos de la ciudad como Aesec, Cedelco, la asociación de viveristas, de comerciantes del centro, de Elche Piensa, del Rotary Club, de la cátedra del Palmeral de la UMH, o de la comisión técnica del palmeral.
A través de sus exposiciones se pudo identificar algunas de las similitudes, y a su vez semejanzas con el palmeral, del que su situación, según explicaba Romero "preocupa" desde el Icie. Por parte de la Sierra de Solivellas destacaba cómo gracias a la declaración Unesco han logrado darle un futuro, porque tal y como estaba, con falta de protección, podía ser "foco de incendios". Ahora se ha adecuado "para agricultura y ganadería", además de la formalización de la Junta Rectora con implicación local con una mesa de alcaldes dentro del consorcio. Así, de una regulación mínima a la declaración de "paisaje mundial", ahora se está trabajando en el desarrollo de una ley propia. Como la tiene el palmeral.
En el caso de Aranjuez, Merlos relataba lo "dura" que fue la inscripción en 2001 de Aranjuez como Patrimonio de la Humanidad, ya que era "novedosa por la tipología del paisaje". Fue el primer paisaje cultural declarado así en España. Mucho más allá de sus cultivos, el palacio o sus jardines. Puso en valor que el Palacio de Aranjuez es de cien años antes que Versalles, y que cuentan con "40 kilómetros de calles arboladas, con 2.000 hectáreas de protección" —además del área de amortiguación, otro aspecto conocido de la ley del palmeral—, y que en el siglo XVIII, de todo un entorno orientado al disfrute para la elite, se abrió al resto de la población. Algo que genera raíces y sentimiento de pertenencia, como el palmeral, y como se aludía por el Misteri hace algunos años por esa comunidad portadora. Eso sí, como gran diferencia al palmeral, con una gestión que implica a Patrimonio Nacional; es decir al Estado, además de la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento.
Precisamente, o al menos por uno de esos motivos, ha sido Elche quien históricamente ha tenido que velar por el mantenimiento y gestión del palmeral, aun siendo Patrimonio de la Humanidad. Con ayudas autonómicas anuales que no son suficientes para su mantenimiento, y pequeñas partidas que suelen salir por concurrencia desde el Gobierno para todos los bienes Unesco del país.
Ambos ponentes destacaron lo poco que se puede hacer con esas pequeñas ayudas estatales. "Y la Unesco no da un euro, como haya un pequeño error te la juegas", exponía la directora de Patrimonio del Ayuntamiento de Aranjuez. Además de otros ejes que pueden ser comunes con el palmeral, en tanto que a veces se nota la lejanía del legislador con el bien sobre el terreno, si bien "la participación de la ciudadanía es clave para la declaración Unesco, con sus consensos, opiniones y procesos de consulta pública". Y aprovechó para sugerir que quizá para la basílica de Santa María se podría estudiar una ayuda Unesco teniendo en cuenta que es donde se celebra el Misteri d'Elx. Por parte del director Insular de la Serra de Tramuntana hizo hincapié en la necesidad de la cooperación entre administraciones y en el potencial del palmeral para vender experiencias turísticas, entre otras cuestiones.
Ahora bien, respecto a los usos, el tema sigue dando que hablar. Desde el Icie, como ya plantearon hace años en las enmiendas a la Ley del Palmeral, el bien tiene sentido al servicio de las actividades económicas, como lo fue en su día con la agricultura, y durante más de mil años desde que los musulmanes instauraron la red de acequias. El presidente de la plataforma, Manuel Romero planteaba que el palmeral está en "decadencia" y que han creado un grupo de trabajo desde hace meses para plantear posibles usos y que sea un ecosistema "vivo" y "rentable". Destacaba esa creación artificial para serle útil al ser humano, y que se "debería adaptar a necesidades nuevas". Plantean desde la asociación que la legislación se concibió de forma "errónea" al plantearlo como un parque natural.
Así, el subdirector del Icie, Jaime Javaloyes, desgranó los ejes que caracterizan al palmeral, planteando sus bondades primigenias como cultivo en el interior de los huertos por las condiciones de sombra, humedad, etc., que generaba. Destacó sus "1.100 años de competitividad, sin nada que lo superase", de cara al cultivo en la zona, hasta que fueron llegando nuevos usos como el cultivo de dátil o la palma blanca y la necesidad de maximizar su beneficio.
Antepuso el valor de la red de acequias y de cultivo antes que el valor como "paisaje", alabando precisamente esa actividad económica, que como desgranaba, empieza a decaer mucho antes que el desarrollo del urbanismo, sino con la llegada a finales del XIX y principios del siglo XX con el ferrocarril o la llegada de Riegos de Levante y la introducción de agua dulce, mejor para el riego. Después llegarían los desarrollos de la industria y barrios obreros a costa de terreno del palmeral, o lo que para Javaloyes es "definitivo", el trasvase Tajo-Segura en 1979. Valora la nueva línea de trabajo del Ejecutivo local en los huertos, dándoles más uso y rendimiento, aunque opina que "no es suficiente, hay que impulsar su viabilidad económica y expandir otros usos en la ciudad".
Una posición que generó debate entre los colectivos invitados y asistentes, con intervenciones que planteaban la necesidad de acercar el palmeral a la juventud, que en el momento en que se empezaron a expropiar huertos por parte del Ayuntamiento, este los ha ido dejando abandonados por falta de uso, y que ahora ya no estaban esos agricultores que tradicionalmente cuidaban de los huertos. También que hay mucho que explotar como el dátil, o que la mejor garantía de viabilidad es el cuidado privado de quienes tienen ejemplares en sus huertos.
Con todo, desde la parte municipal, mientras que el concejal destacaba la importancia de sacar estos debates a la calle en alusión a la plataforma, para que se genere masa crítica, por parte de otro técnico del Ayuntamiento se destacaba que el palmeral, actualmente vive un "momento crítico, pero positivo", poniendo en valor alternativas técnicas interesantes que se están planteando, como el caso del Hort de Pontos, poniendo de relieve que "para proteger el patrimonio tiene que ser público, y ahí la administración tiene un papel definitorio", sin entrar a valorar lo hecho en el pasado.
Sí destacaba que dejando de lado que el bien no ha de tener "rentabilidad per se, también aporta bienestar y calidad de vida", ensalzando su valor como sentido agrícola, "el único de Europa", y que en general se ha tendido en la ciudad a dejar esa trascendencia agrícola más 'oculta', y que el reto es "qué opciones hay para los huertos vírgenes y cómo dar pinceladas y reconocimiento de valor a los ya construidos". Una tertulia, en definitiva, que dio que hablar con distintas perspectivas de cara al futuro, aún sobre la mesa dependiendo del sector o colectivo las aborde. Y sobre la propia concepción de qué es el palmeral actual.