ELCHE. Este martes 18 de mayo se cumplían veinte años de la declaración del Misteri d'Elx como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, la primera proclamación mundial de las Obras Maestras de este tipo de bienes por parte de la Unesco. A lo largo de la jornada, además de los actos protocolarios de celebración, se organizaron distintas charlas con expertos y estudiosos de la obra o del funcionamiento de la Unesco, que incidieron en la raíz popular de La Festa durante sus 500 años de vida. La conocida como 'comunidad portadora' es la que ha hecho que el drama asuncionista, el único medieval que se conserva hoy en el mundo, haya llegado hasta nuestros días.
Aunque es algo de sobra conocido, la implicación del pueblo ilicitano en el drama sacrolírico desde hace cientos de años, fuera por parte del Ayuntamiento o de los actores que tomaron el papel de cantores en la desamortización de Mendizábal, tras quedarse la Festa sin fondos para contratar a cantores de prestigio, el primero que ponía de relieve esta idea el martes era Juan Andrés Perelló, embajador permanente por España ante la Unesco. En ese sentido, el Misteri d'Elx, no solo tiene valor por ser "excepcional y universal" ni por ser una representación única en el mundo, también porque "representa una forma de ser del patrimonio inmaterial", ligada a cómo se vive y se transmite de generación en generación; cómo la sociedad ilicitana, el pueblo, ha pasado a formar parte de él y ayuda a impulsarlo. Más allá de los actores, están los tramoyistas, la escolanía, las sastresas y peluqueros, la parte administrativa en la Casa de la Festa, las camareras de la Virgen, azafatas, la parte eclesiástica... Por eso se incidió en la jornada en evitar que en algún momento tome un aire, elitista; pertenece al pueblo y ha de ser suyo.
Gracias a este engranaje actual, y a su predecesor, la Festa ha ido sorteando sus obstáculos. A veces incluso de la propia Iglesia, como destacó también Perelló —que no fue el único—, con el Concilio de Trento que prohibió las representaciones teatrales en las iglesias. Bajo el papado de Urbano VIII, en 1632, concedió el permiso a la ciudad ilicitana para seguir las representaciones, ya que se había opuesto a la decisión del obispado de Orihuela de hacer efectiva la decisión del Concilio. De hecho, muchos años después, la II República, a pesar de su carácter laico, reconoció en 1931 al Misteri d'Elx como un símbolo perteneciente a un pueblo, haciéndolo también partícipe de la nación, una suerte de "precursión", según Perelló, de la cual varias décadas después la Unesco reconocería que no solo pertenece a Elche, "es del mundo". Pocos años después, en cualquier caso, sí dejó de celebrarse tras el estallido de la guerra, recuperándose en 1942, después de haber sido incendiada y utilizada como taller del ejército republicano.
Así pues, una proyección de Elche al mundo con la Unesco, como explica Perelló; un compromiso para la sociedad ilicitana y que "será un acto de fe para los que vayan con ella a la representación, pero es un acto de fuerza del patronato y del pueblo para mantenerlo; hay una obligación", explica Perelló, quien añade que sin esa "comunidad portadora", es decir, el pueblo ilicitano, no podría haber seguido representándose. Sin esta comunidad, un patrimonio inmaterial no puede existir: "Las administraciones de después no son nada sin la comunidad portadora que soporte e impulse ese patrimonio cultural con convicciones y con voluntad de perpetuidad. Es la esencia por la que se mantiene. Por eso visión poliédrica. La Iglesia pone el lugar y el contenido de la fe, pero es el pueblo de Elche el que hace el Misteri y lo ha mantenido a lo largo de centenares de años", zanja el embajador ante la Unesco.
Sobre esta cuestión también coincide el exalcalde Manuel Rodríguez Macià, quien apunta que "el apoyo popular es su mayor grado de protección". Recordaba en la jornada de debates que aunque la primera subvención municipal data de 1609, el Ayuntamiento venía aportando dinero desde 1530, "cuando la Cofradía que se encargaba de la representación, estaba sin fondos y se dirige al Ayuntamiento", que coge el testigo. Asimismo, según explica y por lo que se conoce de la época, había un vínculo claro con los ilicitanos, ya que desde el Consistorio se asumía la financiación porque el drama está dedicado a la patrona, y les tenía que proteger. Habría por tanto otro ejemplo de esa ligazón por las creencias religiosas; a la Mare de Déu de l'Assumpció se le otorga la responsabilidad de barrera frente a las epidemias de la época. Tenía que proteger "als germans infecciosos", señala Rodríguez.
Por tanto se tenía que celebrar todos los años, incluso a pesar del ulterior Concilio de Trento, "una reforma de la Iglesia a la modalidad de luterana", observaba el exalcalde. En su opinión, también es muy destacable el decreto del reconocimiento como Monumento Nacional de la II República, que fue el primero y único que no era de piedra. Un decreto en el que participó Oscar Esplá artífice de las nuevas partituras, y que a pesar del laicismo de aquél Gobierno, consideraba que la liturgia es parte del patrimonio nacional, de la cultura del país. “La religión es parte de la cultura, el fenómeno religioso existe, independientemente del dogma que uno quiera creer. Y así lo reconoció la República”, destacó Rodríguez.
Por su parte, el exalcalde también destacó el sentimiento de identidad —como hicieron por vídeo Enric Morera y Ximo Puig enfatizando en el papel vertebrador del valenciano—: "El Misteri nace de una tradición universal, de la fiesta de la asunción que se empezaba a celebrar en el siglo IV en Palestina y las primeras comunidades cristianas, y aprovecho estos foros como siempre para pedir la protección de toda esta cultura, la identidad no es diferencia, es semejanza", culminó.
Asimismo, en la misma mesa redonda sobre la protección del patrimonio inmaterial, Mónica Luengo Añón, vicepresidenta de Icomos España, destacó también la implicación de los ilicitanos para la salvaguarda del Misteri, así como el vínculo de identidad que mantiene la Festa con el palmeral, el primer Patrimonio de la Humanidad, un año antes. Lo comentaba en referencia a la palma blanca, "símbolo milenario de pureza que confiere al Misteri un carácter especial, con ese símbolo místico a María sobre lo terrenal". Considera que es por tanto otro elemento de vertebración de la sociedad ilicitana y que ambos patrimonios forman parte de ese acervo popular que culmina en las representaciones, donde ambos se unen. "Forma parte de ese paisaje religioso y cultural de mitos que han marcado una realidad indisoluble, sin unos no existen los otros".
Para cerrar la mesa, Carmen Pérez García, delegada autonómica de Hispania Nostra y exvicepresidenta de Icomos, explicaba también cómo defendía disociar Palmeral y Misteri para obtener la declaración, ya que se intentó conseguir la declaración de La Festa con ese nexo antes mencionado ante la Unesco, cosa que no aceptó, pero cuando se anunció la creación de la lista para Patrimonios Inmateriales, el panorama cambió, ya que se abría la posibilidad de lograr la acreditación, entonces sí, de La Festa. En cualquier caso, no fue una tarea fácil. Como explicó durante la tarde el artífice de la declaración, el Inspector de patrimonio mueble de la Dirección Territorial de Alicante, Luis Pablo Martínez Sanmartín, la propuesta 'conjunta' para que el drama asuncionista fuera reconocido por la Unesco a través del palmeral era que sirviera como refuerzo del bien natural, ligando los huertos con el Misteri por la Palma Blanca.
Curiosamente, en 1999, el ahora tan recordado por otros temas, Icomos, rechazó la declaración de La Festa porque no se aceptaban los patrimonios inmateriales. También Carmen Pérez recordó la dificultad de tener que explicarles a embajadores de otras culturas como la egipcia el hablarles de la Inmaculada. En cualquier caso, como también destacó, "el Misteri d'Elx es ese auto sacramental que se salta el Concilio de Trento y las normas rígidas de entonces. Y lo que queda de esto, de este drama asuncionista medieval, lo tenemos en España". Desde hace más de 500 años.