ELCHE. Durante los últimos días ha habido cierto runrún con el tema —parece que viene al menos desde finales de 2019— entre los foros o colectivos patrimoniales, pero está confirmado: el Ayuntamiento de Elche tiene en Urbanismo un expediente de demolición del emblemático edificio Almacenes Parreño de la calle Salvador —y que da a la calle San Isidro, donde también se vende el solar—, la que fue primera y de las más importantes jugueterías de la ciudad. Una noticia que poco tardó en correr en cuanto se conoció, ya que se trata de un inmueble importante por la historia que tiene detrás, aunque también por los elementos arquitectónicos que lo componen. Sin embargo, se trata de un edificio que no está protegido en el catálogo municipal.
Un punto histórico en el imaginario colectivo
De hecho, el caso recuerda al de la Banca Peral, cuyo proyecto sigue parado, pero que es otro inmueble similar del mismo estilo. Ambos evidencian una época coetánea. De hecho, el catastro señala que el edificio es de 1900. Sin embargo, la sillería, sin duda uno de los elementos de valor, pueden indicar que el inmueble se levantó sobre una edificación existente. Durante aquellos años, tan solo había sillería en edificios de la nobleza local. Esa sillería de piedra no abunda a día de hoy y no hay muchos restos así en la ciudad. Podría retrotraerse al siglo XVII o XVIII, ya que es cuando la zona se empezó a desarrollar hacia el Arrabal de San Juan. En cualquier caso, para salir de dudas se debería hacer un estudio.
Lo que sí se conoce es que la calle del Salvador fue la principal arteria comercial del siglo XX y Almacenes Parreño fue la primera juguetería. Había dos plantas dedicadas a ellos, aunque antes de nada se creó una mercería en la planta baja. Estuvo abierto como mínimo desde 1940 y al menos hasta los 70. Arriba del todo vivía la familia, es decir, Ricardo Parreño Fernández y Gertrudis Campello Sempere, y después lo heredó su hijo Ricardo Parreño Campello. En aquella época, las familias de comerciantes podían vivir bien, y de hecho, en Reyes se reforzaban con familiares para ayudar con las ventas.