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MC5, el grupo cuya proclama era "armas, drogas y follar en la calle"

12/01/2025 - 

VALÈNCIA. Detroit ardía de coraje a finales de los sesenta. El mayor centro de producción de automóviles del país era también una urbe donde la clase trabajadora –muchos de sus componentes eran de raza negra- reclamaba respeto con más enjundia que en otras ciudades. En 1968 el pacifismo hippie ya había demostrado su esterilidad, pero la carnicería de la Guerra del Vietnam iba en aumento y las protestas reclamando los derechos civiles se habían convertido ya en un movimiento. En Detroit más que en ninguna otra parte, el espíritu de la revuelta estaba en la calle. 

La industria musical tenía mucho peso –Motown se fundó allí-, así que a Detroit solamente le faltaba una banda de rock & roll que canalizara esa energía. MC5 (siglas de Motor City Five) asumieron de manera natural ese papel. La banda había nacido unos años atrás cuando los guitarristas Wayne Kramer y Fred “Sonic” Smith unieron fuerzas al descubrir que compartían el gusto por el rock & roll, el soul, las banas de garaje y el free jazz. Mientras buscaban un mánager se toparon con un activista de izquierdas llamado Rob Derminer. Enseguida se dieron cuenta de que les haría mejor papel cantando que gestionando su carrera. Derminer se puso el apellido artístico Tyner, en honor al pianista de jazz McCoy Tyner, y el embrión de lo que serían MC5 comenzó a crecer. En 1968, sin tener siquiera un álbum publicado, eran la banda más popular de Detroit. 

El rock & roll se transformó en un elemento políticamente revolucionario gracias a MC5. Mientras el movimiento hippie se asfixiaba en sus propias contradicciones y la música soul aún no se atrevía a clamar a voz en grito por los derechos de la población negra, MC5 tuvieron un efecto incendiario en su ciudad natal. La formación definitiva, la que se completó con Dennis Thompson a la batería y Michael Davis al bajo, envió una maqueta a Londres, a la oficina de la recién inaugurada Apple Records. La respuesta no pudo ser más tajante: “Lo que hacéis no tiene absolutamente ninguna cabida en nuestro catálogo”. 

En cuestión de meses la música del quinteto había ido retroalimentándose de la energía que emanaba la ciudad. Actuaban constantemente y sus seguidores eran cada vez más numerosos. Alborotadores iluminados por el poeta y agitador político John Sinclair –que ofició como du mánager y gurú espiritual-, pusieron su música al servicio de todas las revoluciones sociales posibles: el fin de la guerra, los derechos civiles de los negros, la legalización de la marihuana, el sexo libre. Su manifiesto, escrito por Sinclair se titulaba Dope, guns and fucking in the streets: drogas, armas y follar en la calle. Su música era un rock meteórico que entraba en combustión con las proclamas revolucionarias de su maestro de ceremonias, J. C. Crawford. Una de sus populares arengas, kick out the jams, motherfuckers (tocad la música, cabrones) acabo dando título al primer álbum del grupo. 

John Sinclair y parte de los MC5

Kick Out The Jams se grabó en directo durante las noches del 30 y el 31 de octubre de 1968 en el Grande Ballroom Auditorium de Detroit. Lo publicó Elektra, que después de haber vendido miles de discos de The Doors, dejó de ser un sello especializado en folk para empezar a tomarle el pulso a los nuevos tiempos musicales. MC5 atufaban a contracultura y desorden. El publicista Danny Fields, que había trabajado con The Doors, fue quien se los vendió al presidente de la compañía, Jac Holzman. También le colocó a la banda hermana de los Five, que entonces aún se llamaban The Psychedelic Stooges. Ambos grupos compartían entorno creativo, pero como dijo Fields, “los Stooges estaban al borde de un precipicio musical y para mí, eso era arte. MC5 eran una máquina muy bien engrasada, pero los Stooges manejaban algo mucho más poderoso”. En aquel momento, MC5 eran sobre todo un fenómeno.  El grupo era muy bueno pero demasiado crudo para llegar a las listas de venta y a las radios comerciales. Eran más famosos por su condición de sediciosos que por sus canciones. La cadena de tiendas Hudson’s se negó a vender el álbum por el lenguaje ofensivo (“tocad la música, cabrones”) y la respuesta de la banda fue publicar un anuncio donde se leía: “Fuck Hudson’s”. La cadena retiró de sus establecimientos todos los discos de Elektra y Elektra no tuvo más remedio que despedir a MC5.

El siempre providencial Fields les puso en contacto con el que sería su siguiente productor. Cinco años antes de que trabajara con Bruce Springsteen en el apoteósico Born To Run, Jon Landau se metió en el estudio con MC5 y les grabó el que sería su primer disco para Atlantic. Back In The USA, publicado el 15 de enero de 1970 cambió la música del grupo. Su sonido se aligeró, las canciones se hicieron más elementales y también más asequibles. La nebulosa eléctrica que los rodeaba se esfumó y la carga política quedó reducida a las letras. Kramer y Smith regresaron a sus raíces, al rock primigenio que les hizo desear formar un grupo. 

El álbum se abría con una versión de Little Richard y se cerraba con una de Chuck Berry, un “Back In The USA” que podía ser leído con ironía. Como escribió el crítico Dave Marsh, MC5 habían pasado de la revolución a la subversión. Esta vez, la lucha contra el sistema se libraba a través de la diversión y la reivindicación del placer. Pero a sus fans no les hizo ninguna gracia aquel cambio. Los días junto a John Sinclair habían acabado. MC5 querían ser valorados por su música, pero la música que contenía su segundo álbum despertó muy poco entusiasmo. A pesar de todo, el cambio les permitió girar por Europa. En Inglaterra iluminaron a toda una nueva generación de artistas que se preparaba para tomar el relevo. Kick Out The Jams fue imprescindible para que Sex Pistols pudieran escribir “God Save The Queen”. No obstante, la influencia de Back In The USA se puede detectar en los primeros discos de The Clash, Nick Lowe y Elvis Costello.


MC5 se separaron a finales de 1972, después de que su tercer disco tampoco les concediera la popularidad que les habría gustado obtener. High Times los llevó de vuelta a las canciones largas y los desarrollos instrumentales más ambiciosos. La influencia del free jazz reapareció en temas como “Sister Anne” y “Skunk”. Habían aprendido al fin a ser creativos en el estudio, hacer singles de éxito no era su prioridad y al final, Atlantic los despidió también. La frustración y las drogas duras terminaron por deshacer al grupo. Como ocurrió con sus coetáneos y compatriotas The Velvet Underground y The Stooges, tan sólo cuatro años después de desaparecer ya estaban siendo invocados por una nueva generación, la del punk. Denis Thompson y Wayne Kramer murieron el pasado año. Eran los dos únicos supervivientes de la banda. Antes de fallecer, Kramer pudo terminar un álbum que firmó con el nombre de MC5, Heavy Lifting, en el que también llegó a participar Thompson y donde concurrían invitados como Tom Morello (Rage Against The Machine fue otra de las bandas que aprendieron mucho de los Five) y Slash. Hablando de la huella que dejó Kick Out The Jams, su disco más influyente, Kramer dijo que es la pureza de su honestidad la que hace que mantenga su relevancia: “Éramos una banda trabajando en base a unos principios, y esos principios estaban por encima de cualquier de nuestros planteamientos particulares. Es una poderosa declaración de principios que define un momento muy concreto”. 

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