ALICANTE. Decía Juan Carlos Ramírez el pasado viernes, en el transcurso de la presentación de la campaña de abonos del Hércules, que no está pendiente de la subasta del club.
Visto lo visto hace bien y es que ahora sabemos que su socio, Enrique Ortiz no está dispuesto a perdonar un euro a la otrora empresa de su propiedad, Aligestión Integral, bloqueando su liquidación y por extensión la citada subasta.
Si Ortiz está en su derecho de no perdonar un euro (no es ninguna novedad, recordemos como peleó judicialmente la calificación como crédito subordinado de la deuda que le reclamaba al Hércules), Ramírez también lo está en no querer avalar el aplazamiento del pago de la deuda con el fisco hasta que no sepa que (junto al constructor) es el nuevo dueño de la entidad de Foguerer Romeu Zarandieta, es decir, hasta que se resuelva una subasta que todavía hoy sigue sin convocarse...
Pero los problemas no desaparecen por el mero hecho de ignorarlos; las muchas amenazas que se ciernen sobre el club blanquiazul, en especial la deuda millonaria con la Agencia Tributaria, siguen ahí. Hay derechos pero también obligaciones... Sin aplazamiento con Hacienda no hay posibilidad de modificar el convenio con los acreedores ordinarios (se presentó el incidente hace dos meses), a los que no olvidemos que el pasado 30 de junio había que haberles pagado 1,3 millones de euros... Pero algunos que hace no mucho cometían el atrevimiento de asegurar que Hacienda ponía en riesgo el futuro del Hércules, ahora harán lo propio culpando al IVF y, al paso que van, seguro que mañana le harán el reproche al Negre Lloma, el del escudo.