MADRID (EFE). Esta es la principal conclusión del estudio “El concesionario hacia la digitalización” que ha elaborado la consultora Everis en colaboración con la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto).
Para su realización se han hecho encuestas a más de 1.700 clientes y concesionarios adheridos a Faconauto.
De acuerdo con el estudio, las redes comerciales deberán de adaptarse al nuevo entorno tecnológico lo que supondrá que serán espacios más reducidos, donde la tecnología tendrá un “papel protagonista”.
En ellos los expertos “ofrecerán una experiencia única a cada cliente adaptada a sus necesidades de movilidad”, según el responsable del área de Automoción de Everis, Pablo Martín.
Al respecto, se indica que el 84 % de los encuestados respondió que prefiere recibir la información en formato digital antes que en papel y un 66 % consideró vital que los asesores se valgan de herramientas tecnológicas.
Atención digital
Sin embargo, a 5 de cada 10 clientes no se les ha atendido durante el proceso de venta y posventa de su vehículo con herramientas digitales.
“Más de la mitad de los clientes que configuran el vehículo desde su casa, observan que cuando llegan al concesionario los comerciales no usan esa configuración, principalmente porque no tienen las herramientas tecnológicas para recuperar la información», según Martín.
Por ello, en el estudio se apunta algunos cambios digitales que pueden ser fácilmente incorporados en el proceso de posventa y que facilitarían la relación entre concesionario y cliente: digitalizar procesos como la reserva de la cita, la recepción en el taller o el seguimiento de la reparación.
También se pronostica que la revolución de nuevos modelos como el coche eléctrico, el coche autónomo o el coche conectado consolidará un cambio sectorial “sin precedentes”.
Aunque se reconoce que existe una gran incertidumbre sobre cuál va a ser la velocidad a la que el cambio va a producirse, se asegura que hay “tres factores esenciales como catalizadores de este cambio”.
El primero de ellos es el marco regulatorio (“legislación sobre la dieselización del parque automovilístico, incentivos para promover modelos sostenibles, etc”), el segundo el impulso de infraestructuras que favorezcan la utilización de estos nuevos tipos de vehículos (“como el aumento de las ‘electrolineras) y, el último, el desarrollo tecnológico.