ALICANTE. El proyecto de peatonalización del Centro promovido por el Ayuntamiento de Alicante con las aportaciones del conjunto de los grupos políticos municipales no solo se limitará a aplicar restricciones al tráfico rodado o a implantar nuevos recorridos de plataforma compartida, transitables únicamente para residentes y servicios públicos. También conllevará la reestructuración de varios de los espacios urbanos que ya son peatonales o semipeatonales vinculados a esa trama viaria.
Hasta ahora, el bipartito compuesto por PP y Cs y los grupos de la oposición coinciden en que, en una primera fase, los cambios deberían afectar al perímetro comprendido entre el eje Constitución-Bailén-Explanada, hasta la Rambla y, previsiblemente, la calle Rafael Altamira. Así, esa actuación afectaría a tres primeras plazas conectadas con esos viales: Gabriel Miró, Ruperto Chapí y la Plaza Nueva. En las tres, según fuentes municipales, se pretende llevar a cabo una profunda remodelación que permita potenciar su uso público y favorecer su disfrute mediante la instalación de nuevo mobiliario urbano, zonas ajardinadas e incluso juegos infantiles a la manera de la intervención que se llevó a cabo en la plaza de Séneca.
Así se ha planteado ya en las primeras sesiones de trabajo de la comisión constituida por técnicos de las concejalías de Movilidad, Tráfico, Urbanismo, Ocupación de Vía Pública, Infraestructuras y Medio Ambiente para ampliar y mejorar la propuesta de peatonalización que se expuso al público en junio, con motivo de la apertura del proceso de participación pública en su elaboración.
La comisión técnica sobre la peatonalización debe concretar objetivos y necesidades de cada espacio; se baraja incluso la retirada del edificio del antiguo acuario
Lo cierto es que en ese primer planteamiento ya se contemplaba la necesidad de intervenir en las plazas de Gabriel Miró y Ruperto Chapí para que ambas pudiesen resultar atractivas y generar un mayor tránsito de personas, en la línea de la recuperación que se llevó a cabo con la calle San Francisco hace una década. Además, en el caso de Gabriel Miró, la reestructuración sigue pendiente desde que, en septiembre de 2018, se acordó reordenar la instalación de veladores a la vista de un informe del departamento de Medio Ambiente en el que se alertaba del riesgo de caída de ramas bajo las copas de los árboles. La pretensión es finalizar esa reordenación para tratar de revitalizar la plaza.
Otro tanto sucede por lo que respecta a la plaza de Ruperto Chapí, con la particularidad de que, en ese caso, se trata de potenciar su vinculación con el Teatro Principal con un posible uso cultural todavía por definir. Sea como fuere, también se trata de favorecer su disfrute por parte de la ciudadanía en la medida de lo posible, frente medidas que dificultarían su accesibilidad como la disposición actual de sus jardineras.
Y, por último, también se piensa en remodelar la Plaza Nueva con idéntico objetivo: convertirla en un espacio que vuelva a resultar atractivo. Para ello, según fuentes consultadas, se sopesa incluso la posibilidad de retirar el edificio habilitado como acuario municipal hasta su cierre definitivo, en 2018, al considerar que su presencia afecta a los bajos de los edificios más próximos. Por lo pronto, según las mismas fuentes, se da por descartado el planteamiento inicial que se había llegado a anunciar a finales del pasado mandato, por el que la instalación se pretendía reconvertir en un centro de educación medioambiental interactivo, con el apoyo de grandes pantallas en su parte exterior donde se pretendía proyectar documentales sobre el medio marino. En todo caso, podría mantenerse ese posible uso en otro emplazamiento distinto.
No obstante, la concreción de las tres propuestas de remodelación todavía debe plasmarse en los respectivos proyectos, en cuanto la comisión técnica multidisciplinar perfile las necesidades de cada espacio. El equipo de Gobierno también debe concretar, además, el departamento que asume la responsabilidad de su diseño y redacción.