ELCHE. Las malas costumbres son difíciles de extirpar en las administraciones, sobre todo cuando hay tendencia a gobiernos continuados o cuando esas formas de actuar se naturalizan. Es lo que lleva pasando bastante tiempo en el Ayuntamiento con cuestiones internas, como la falta de concursos en su Relación de Puestos de Trabajo (RPT), el instrumento técnico sobre el que las administraciones públicas diseñan su estructura de personal para adecuarla a sus necesidades. En el caso del consistorio ilicitano, para la mayoría de puestos de jefatura apenas se han convocado los concursos pertinentes y que vienen reglamentados en las RPT, por lo que se ha recurrido constantemente al dedazo, como si fueran las plazas de Jefatura de Servicios o de Coordinación de Personal, que son de libre designación, es decir, cargos de confianza. En ellas no es necesario, aunque según las fuentes consultadas por este medio, también se deberían hacer por concurso.
Cuando empezó esta legislatura, los sindicatos se reunieron con el tripartito —en la mesa están CCOO, UGT, Sindicato Independiente y SEP, aunque son los primeros quienes más han incidido— para sentar unas bases de cara a estas bases debido a la falta tanto de los concursos para esos puestos de jefatura como para posibles traslados internos, ya que tradicionalmente con los gobiernos socialistas no había habido concursos y había ceses y nombramientos a gusto; y con la entrada del PP echaron a toda la gente que estaba provisional, denuncian, aunque se pidiera que se realizasen concursos para las jefaturas y que no hubiera prisas con la gente nueva. En resumen, un cambio de color a dedazo que se ha podido producir gracias a ese incumplimiento normalizado de las RPT.
A pesar de la mencionada reunión, durante esta misma legislatura hubo reticencias de la concejalía para realizar ese concurso por ejemplo en Bienestar Social para las jefaturas de Gestión y de Sección, las únicas que se han podido arrancar con este método este año. Al fin y al cabo, estas fórmulas no son más que mecanismos de promoción interna: hay funcionarios que están como técnicos, y si cumplen los requisitos para ascender participan en ese concurso, que normalmente es una entrevista. Y es lo que recoge el reglamento de cada RPT, que rige cómo han de cubrirse esos cargos laborales: con oposiciones (jefaturas, administrativos, auxiliares…). Además, lo normal es que de tanto en tanto, antes de una oposición se convoque un concurso por si hay gente que se quiere trasladar. Sin embargo, sigue sin hacerse.
Pero hay muchos ejemplos de situaciones enquistadas. Según ha podido saber este medio, hay jefaturas de negociado —administrativos— o jefaturas superiores, que siguen como cargos provisionales desde 2006, aún a la espera del concurso. Ahora parece que en la administración se han planteado sacarlo, pero poco se sabe. “La tónica es no hacer concurso ni siquiera para que la gente se pueda ir cambiando”, especifican trabajadores del Ayuntamiento a Alicante Plaza. Aunque puntualizan que cuando el exconcejal Emilio Martínez, del PSOE, estaba al cargo de Recursos Humanos, “se hicieron algunos concursos, pero más que para jefatura para que se pudieran trasladar trabajadores de la plantilla municipal”.
En los concursos para jefaturas de negociado hay baremos, con unas bases; cuando son jefaturas de gestión, más altas, más técnicas; en las bases además de méritos, requiere entrevista y proyecto. En esta legislatura sólo se ha hecho en la mencionada jefatura de gestión y de sección de Bienestar Social —a pesar de la voluntad de la edil Tere Macià—. Fuentes sindicales señalan que la cosa “siempre ha ido así”, con colocaciones por arriba en las jefaturas de todas las áreas que se podía. Y que en la época del PP “era muy escandaloso”, como señalan fuentes conocedoras de los casos. Algunas de las jefaturas de distintas áreas correspondientes a las concejalías ya están definitivas, y otras provisionales, que son las que están más desprotegidas de cara a futuros cambios drásticos. Como señalan fuentes sindicales, “la gente es funcionaria y trabaja sea quien sea quien esté en el gobierno”, pero hay muchos prejuicios dependiendo de quién haya llegado a una plaza con qué corporación.
Eso sí, alguno de los casos más sonados en este aspecto es el de la plaza de director de Museos, que se pidió desde los sindicatos que fuera de alguien interno, ‘de la casa’. Propusieron que se hiciera una mejora de empleo porque había gente cualificada y con requisitos de sobra para que cuando saliera la plaza definitiva se convocaran las oposiciones. En ese sentido, una mejora de empleo es una forma de promocionar a la gente internamente y de incentivarla, además permite que se presente personal que está más abajo en la lista y que puede cumplir requisitos.
En un principio desde el seno del tripartito, o parte de él, se dio luz verde, pero se acabó paralizando desde la otra. Además, de ahí se hizo una bolsa interna, sin embargo, no se utilizó para una contratación ulterior, sino que se recurrió al Servef para contratar a una trabajadora para que cubriera un puesto de empleo que no estaba en la RPT, el de ayudante de director. Una persona cercana al director que según se denuncia, ha firmado documentación que no procedía al estar el director de baja, o que como se ha puesto en conocimiento de este medio, en alguna ocasión ha hecho de facto de arqueóloga revisando catas cuando no era su competencia, una situación que por otra parte no es nueva y que en el tiempo la ha ejercido el director de Museos de turno al no haber una plaza de arqueólogo municipal. A día de hoy, una plaza bloqueada de la que no se sabe nada, ya que hubo numerosas alegaciones al dejar fuera, paradójicamente, a arqueólogos de dilatada experiencia por ser de planes de estudios antiguos, fruto de una redacción o interpretación confusa de los requisitos de la convocatoria.