VALÈNCIA. El mundo de la noche se vive, se celebra y ahora también se homenajea, Nocturnas hace un repaso por el ocio nocturno español de los años 1900 a 1960. La exposición, que se podrá visitar hasta el 27 de febrero en la primera planta del claustro de la Nau, ha sido organizada y producida por Acción Cultural Española junto a la Universitat de València y es una recopilación que captura la noche española desde los principios del fotoperiodismo en el 1900 hasta la fotografía más artística de los años 50. Cuenta con grandes nombres de maestros del fotoperiodismo: Alfonso, Cortés y Santos Yubero capturando Madrid, Brangulí, Gaspar, Sagarra y Torrents en Barcelona, la saga de los Vidal que establecieron un recorrido clave por València, Pacheco en Vigo… o el fotógrafo y editor Lucien Roisin.
Haciendo alusión a su acercamiento a la calle y los espacios abiertos es la primera vez que se utiliza la zona externa del claustro de la Nau para hacer una exposición de este tipo. Si se contempla hacia arriba, desde la planta baja de la Nau, se puede observar una serie de imágenes seleccionadas de los años 40 y 50 en València que invitan al visitante a subir a descubrir más sobre la vida nocturna de las ciudades españolas. Una vez se llega a la primera planta el claustro se transforma en una calle, con un recorrido iluminado por pequeñas farolas avanza desde las primeras horas de la medianoche del 1900 hasta el amanecer de 1960. En el recorrido se puede ver cómo los ciudadanos noctámbulos pasan de los cafés y las limonadas a los cines y teatros de forma progresiva. Como el mundo del espectáculo comienza a incluir el travestismo y la danza, la figura del sereno a lo largo de la historia y la historia de cómo las mujeres adquieren independencia y protagonismo en la sociedad con el paso de los años.
Ester Alba, vicerrectora de Cultura y Deporte de la Universidad de València, aclara la importancia de esta exposición gracias a su recorrido a través de tres líneas clave: política, histórica y social: “La exposición resulta crucial para comprender los espacios que nos rodean, es una trayectoria cultural clave a través del fotoperiodismo, para ello se hace una lectura a través de la historia, el contexto social y el político que se vivían en el momento”. Para Lucía Laín, comisaria de la exposición, guionista y documentalista, una de las lecturas clave que se realizan durante la exposición es la de las anécdotas de la noche que se esconden bajo las farolas de cada ciudad, desde mujeres que dan el salto de vedettes a poder disfrutar la noche de forma autónoma hasta amantes que se resguardan en los callejones oscuros de las periferias, figuras que no han podido huir de la fotografía y se muestran retratadas en blanco y negro.
Isabel Izquierdo, directora de programación de Acción Cultural Española aclara que este homenaje a la vida nocturna era más que necesario: “Es una forma de valorar la fotografía como instrumento histórico, político y social a través de las historias de la noche. Este recorrido está tejido desde el anochecer hasta el amanecer, mostrando la evolución de la fotografía nocturna y la historia española”. Para ella es una exposición que hay que ver con calma y curiosidad, que se introduce en el interior de los hogares y los callejones más inhóspitos de las ciudades españolas más importantes. Pero este trabajo no ha sido nada sencillo, Laín aclara que la clave para retratar la noche ha sido la búsqueda constante: “Por cada 80 fotografías de día aparecía una de noche, de ahí la originalidad de la muestra. También cabe recalcar cómo a través del paso de los años se trasluce la realidad con los fotogramas y a través de la visión de diversos autores".
El reflejo de la vida nocturna no ha cambiado tanto en 120 años. Los neones siguen resultando fascinantes, las estelas siguen siendo un recurso fotográfico clave y los fotógrafos siguen trabajando mientras la ciudad duerme. El relato nocturno avanza hacia una menor cohibición y las figuras autoritarias se retratan junto a los viandantes como parte de la escena. Para la comisaria de la exposición esta visión de los espacios permite rescatar la memoria del momento, y logra que el visitante encuentre un reflejo en la noche que nunca vivió, haciendo que forme parte de la escena. Además también se recogen relatos intimistas como puede ser el de los enamorados que se esconden en los callejones con la voluntad de escapar de los núcleos urbanos, y sin embargo ahora se exponen al total descubierto.
Y sin duda todas estas escenas ocurren en calles y plazas conocidas por todos. Lugares que siguen acogiendo historias y relatos nuevos aunque tras nuevas lentes. Laín insiste en que la fascinación del ser humano por representar la noche perdura, aunque adaptándose a nuevos formatos: "Hemos pasado de los largos tiempos de exposición y la luz eléctrica a la iluminación artificial y la captura instanánea". A día de hoy las noches se capturan a través de historias de redes sociales o en aplicaciones de mensajería, pero que siguen respondiendo a esa necesidad de poner luz en la oscuridad y contar los relatos de la nocturnidad, aunque sea móvil en mano. Fotografías que en unos años contarán historias de los noctámbulos, que deambulan por las calles y plazas de las ciudades con el peligro inconsciente de ser capturados.