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Viñetas que se sienten

Hacer más con menos: el reto de la poesía gráfica

El próximo martes 27 de junio La Nau organiza la jornada ‘Poesía gráfica en el cómic ibérico’ en la que se analiza el fenómeno a través de fanzines y de sus influencias creativas que crean esta forma de cómics que están en auge

25/06/2023 - 

VALÈNCIA.  Una brisa, una gota de agua, un murmuro y un destello. Todos estos elementos caben en una sola viñeta de cómic, y a su vez pueden componer una historia. En un momento en el que el mundo va a un ritmo desmesurado la calma se encuentra en la cultura… Que dando un paso más allá se transforma para los que buscan el descanso en su imaginario. Dentro del universo del cómic aflora el concepto de “poesía gráfica”, que se analiza el próximo martes 27 de junio en La Nau. La conferencia se realiza de la mano de expertos como Álvaro Pons y creadoras como Marta Cartu. Ambos se unen a un extenso programa a través del que se analiza la adaptación de este género, los ejemplos reales y la representación de este tipo de viñetas dentro del cómic ibérico y el contemporáneo. Con motivo de ahondar en esta forma de crear Culturplaza conversa con el ponente Álvaro Pons, para comprender el término y sus capacidades, y con las creadoras Marta Cartu y Luna Pan, ambas parte del movimiento al que ceden su trazo para crear un oasis de calma en sus trabajos.

Antes de sentir, y por mucho que cueste en algunas situaciones, toca definir. Para Pons, la poesía gráfica, se ha convertido en una de las formas de cómics más interesantes que hay en el momento. Esta viene de una derivación del cómic experimental, donde el cómic en sí obtiene toda su esencia: “Lo que busca la poesía gráfica es reproducir los conceptos de la poesía, tanto en rítmica como en lo visual. Con esta nueva forma de entender el cómic se hace un híbrido de palabra e imagen que desaparece”. 

Lo que parece de primeras “no tener mucho sentido” refleja la expresión visual con la que la poesía gráfica busca evocar sensaciones, sentimientos y emociones  a través de la rítmica visual. Dentro de esto se contempla la mirada “ibérica” dentro de este estilo, es por ello que Marta Cartu participa en la jornada para explicar su trazo desde cero. Ella, a modo de arranque, le cuesta encuadrarse en el concepto que considera tan “romántico”; pero comprende las características que lo engloba y se deja abrazar por ello: “Subjetivamente me da la sensación de que son cómics que tienen muy en cuenta la pausa, el tiempo y la forma de narrar”, y con ello comprende que quién cree y lea con calma puede formar parte de este movimiento.

“En la poesía gráfica no necesitamos grandes cambios de plano o escenas trepidantes, basta con la experimentación gráfica y las formas y los colores”, explica Cartu sobre sus ilustraciones. Igual que hay lectores de todo tipo tienen que existir los creadores, y muchos optan por seguir un camino en el que se persigue la pausa para contar “lo que se quiere contar”. Esto para las artistas va más allá del volumen de la necesidad de crear algo “vendible”: “Diría que se trata de un cómic más alternativo, no solo está el gusto por contar algo sino que también está el placer en disfrutar de las pequeñas formas que rodean a las historias, estirar los límites del lenguaje y darle la vuelta un poco a todo”, puntualiza Cartu sobre las características de esta tendencia artística. 

De vuelta al análisis, de la mano de Pons, al final cabe resaltar la lectura como un momento de experiencia, calma y pausa. En este la poesía tiene su ritmo propio, por el que dejarse llevar: “Hay puntos en los que se ve como el color genera rítmicas o adquiere un punto sinestésico sobre música y sonido. El cómic es sinestéstico por naturaleza, tiene esa capacidad, y es algo que tanto para lectores como creadores es fundamental”. 

Algunas páginas de Luna Pan

Pons define también a los lectores y creadores como seres “visuales” a quienes le entra todo por los ojos y que deben conectar a través de las “otras sensaciones con gran facilidad”, ahí está el reto. Para la artista valenciana Luna Pan el relato se compone de una “representación visual abierta a subjetividades”, aunque en ningún caso respondiendo a fórmulas concretas. Considera que trabaja según el “lenguaje que se tenga en ese momento”, desde una labor más inconsciente: “Me gusta que exista la apertura a la hora de formular lenguajes e historias, y disfruto descubriendo narrativas diferentes en otras personas”, explica, sin delimitar el género: “Si hubiese unas claves específicas sentiría el género como algo rígido y creo que no se acerca para nada a ese término”.

En cuanto a la manera de leerlo o identificarlo tanto Pons como Luna Pan y Cartu coinciden en que las paletas de colores suaves y las gamas reducidas son claves para crear atmósferas determinadas, que ayudan a que el lector se relaje. Sin embargo, para Pan la manera no es siempre ir al minimalismo, no siempre es necesario contar más con menos: “Se puede contar menos con menos también. Lo minimalista y maximalista es igual de válido, porque cada persona experimenta las sensaciones en más o menos sintonía a lo representado”, explica sobre las maneras de crear y leer poesía gráfica. “A mí me llama cada vez más la representación del almacenamiento visual y del desorden. Tanto lo máximo como lo mínimo obedecen a pulsiones que es interesante poder explorar sin pensar en qué está mejor o peor, simplemente viendo cuáles son nuestros recursos y cómo los queremos utilizar”, concluye la artista. 

Ilustraciones de Marta Cartu

Cartu lee que “la imagen siempre tiene que sumar lo que diría la palabra”, y a su vez dejar que el lector se pierda en el texto. Su objetivo tiene que ser el de encontrar el por qué de este gran todo: “Hay que saber perderse en el dibujo y mirar, disfrutar de lo que evoca la imagen. Separar la literalidad de la palabra puede ayudar a que la imagen signifique algo más sin a necesidad constante de la palabra”. ¿Y un consejo de lectura? Para Pons, en momento en el que la cultura se convierte como escape y descanso, hay que comprender la lectura como algo “un poco marginal”. Hay que parar para leer y disfrutar de lo que hay, hay que detenerse para pensar: “En el ámbito poético, y en particular en el de la poesía gráfica, se genera una especie de oasis en el que todo es visual. Se pierde el tiempo y la necesidad de contarlo… En la poesía gráfica la rítmica es espacial, el tiempo desaparece y la lectura permite dar un escape del momento de locura en el que vivimos”. Un oasis, mental y visual se mire por dónde se mire (o se sienta).

Un cómic que se huele

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